Supositorios: Cuándo sí y cuándo no

Poco a poco han caído en desuso ya que es imposible saber cuánta medicación pasa al organismo

¿Supositorios sí o no? Si antes eran un remedio que se consideraba “infalible” por su rapidez y efectividad, poco a poco han ido dejando paso a otras formas de tomar determinados medicamentos, lo que no quiere decir, que sí sean útiles en algunos casos concretos. Pero, ¿en cuáles?

Los supositorios son un medicamento disuelto en una sustancia sólida que se administra por vía rectal y, una vez dentro del organismo, se disuelve o se derrite, liberando por tanto la medicación para su absorción y su paso a la sangre, haciendo efecto. Pero para ello, deben entrar en juego varios factores que no siempre se dan y, lo que es peor, es imposible saber cuánta medicación ha pasado al organismo

¿Por qué ya no se usan supositorios?

Aunque hace años los supositorios eran un gran recurso para muchos padres por pensar que hacían efecto mucho más rápido que cualquier otra medicación por vía oral, la realidad es que poco a poco van cayendo más en desuso. ¿El motivo? Cada vez los pediatras recetan menos supositorios porque, además de resultar incómodos y molestos de aplicar, no garantizan la cantidad de medicamento que llega finalmente al organismo, según explica la Asociación Española de Pediatría.

 

 

Los supositorios en niños: Todo lo que hay que saber

 

Pero hay más. La pediatra del equipo de Criar con Sentido Común, Gloria Colli explica que el efecto de los supositorios depende de otros factores como “la cantidad de heces que haya en el recto, si hay diarrea, la profundidad de inserción del mismo, el tipo de presentación (sólido o líquido) o el tiempo que el niño es capaz de retener el supositorio”. Este último factor es clave, ya que cuanto más tiempo permanezca dentro, mayor absorción del medicamento habrá por parte del organismo. 

Tampoco son más rápidos o, al menos, no siempre. Sí pueden serlo en caso de estreñimiento, ya que actúan más rápido que el jarabe, por ejemplo. Pero para aliviar un dolor, va a depender siempre de la combinación de factores anteriores. Además, hay que tener en cuenta que no todos los medicamentos tienen su versión correspondiente en supositorios. Así, se pueden encontrar analgésicos, antitérmicos y antiinflamatorios en forma de supositorios, pero no antibióticos para administrar por vía rectal debido a la absorción variable que se produce por esta vía.

¿Cuándo son aconsejables los supositorios?

Sin embargo, que los supositorios estén cada vez más en desuso, no significa que, en determinadas ocasiones sí sean aconsejables. Ocurre por ejemplo con el estreñimiento, para el que se pueden usar supositorios o microenemas de glicerina, así como laxantes suaves

 

 

El estreñimiento puede aparecer especialmente en los bebés alimentados con leche de fórmula (aunque también puede ocurrir con lactancia materna exclusiva) o al iniciar la alimentación complementaria. En caso de estreñimiento ocasional sí se podrían usar supositorios de glicerina incluso en bebés lactantes, aunque siempre deben ser prescritos por el pediatra.

De hecho, hay que tener en cuenta que los recién nacidos pueden pasar muchos días sin hacer caca, lo que no significa que estén estreñidos. Por ello, su administración en bebés debe ser siempre el último recurso y, como decimos, bajo supervisión médica. De hecho, mantenerlo de forma rutinaria podría provocar una dependencia al supositorio para poder hacer caca, lo que provocaría un problema real de estreñimiento. 

También están recomendados cuando se usan como alternativa a la vía oral cuando esta es imposible. Así, si el niño está con vómitos frecuentes y le cuesta mucho trabajo tragar, el supositorio sería una opción a tener en cuenta. También cuando hay falta de colaboración y los más peques se niegan por todos los medios a su alcance a tomar la medicación por vía oral podemos recurrir a los supositorios. De hecho, estos suelen ser los motivos más frecuentes del uso de supositorios en la actualidad, según la AEP. 

 

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Además, tal y como explica la pediatra de CSC, con la que puedes contactar gratis si eres miembro de la Tribu CSC, también se usan en caso de emergencias como las convulsiones o para tratar trastornos locales como las hemorroides. 

¿Cómo poner un supositorio?

Una de las principales dudas a la hora de poner un supositorio a un peque es cómo hacerlo. ¿Por la parte plana o por la parte puntiaguda? La realidad es que hay diversidad de opiniones al respecto. Esta surge después de la publicación en 1991 en la prestigiosa revista Lancet de un pequeño estudio en el que se solicitaba a 100 pacientes que se colocaran un supositorio de una u otra forma. En el 98% de los casos en que se introdujo por el extremo romo, el supositorio se retuvo mejor y no hubo necesidad de empujar el supositorio con el dedo.

Así, a partir de este estudio muchos profesionales empezaron a recomendar esta forma de inserción, pero lo cierto es que tampoco parece haber ningún problema en insertarlo por el extremo puntiagudo que además suele ser más cómodo y es lo que recomiendan los fabricantes. Por ello, lo ideal sería realizar una investigación adecuada para ver cuál es la mejor manera, pero parece que a día de hoy nadie se decide a abordar este campo de investigación.

¿Qué dicen los expertos? La AEP aconseja hacerlo por la parte plana ya que, según dice, “esto facilita que el supositorio quede alojado en el recto, porque así, cuando el ano se contrae, lo que se consigue es impulsar al supositorio hacia adentro y no al contrario”.

 

 

La pediatra de CSC Gloria Colli aconseja que, en caso de ser necesario el uso de supositorios, deberíamos aplicarlo como nos resulte más cómodo y fácil teniendo en cuenta que los niños no suelen colaborar en su aplicación.

Para colocarlo y tras lavarnos muy bien las manos, es necesario acostar al bebé sobre su espalda y levantar ambas piernas sobre su abdomen, introduciendo el supositorio por completo. Tras ello, debemos sujetar las nalgas durante al menos 10 minutos para evitar que lo expulse. En caso de ser un niño algo más mayor, debemos explicarle qué vamos a hacer. Lo ideal es que se coloque de lado, con las piernas flexionadas sobre el abdomen. 

 

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