Pocas investigaciones se centran en los posibles beneficios de los videojuegos. Según revela un amplio estudio, los niños y niñas que juegan durante tres o más horas al día a videojuegos podrían tener mejores resultados…
Jugar videojuegos es una de las actividades de ocio más populares de niños y jóvenes. En Navidad, especialmente, se disparan sus ventas, pero con todo el debate existente en torno a los aspectos más negativos de los videojuegos, ¿deberíamos los padres regalar videojuegos a los niños en Navidad? ¿O deberíamos estar preocuparse por comprar estos juegos para nuestros hijos?
¿Los videojuegos son positivos o negativos para los niños?
La docente, logopeda y psicóloga infantil de Criar con Sentido Común, Elena Mesonero, opina en esta entrevista que los videojuegos no son ni buenos ni malos en sí mismos, sino que “depende”.
“¿Las lentejas son buenas o malas? Son buenas en su justa medida. Si solo comes lentejas, estás dejando de lado otros nutrientes y además te estás perdiendo alimentos riquísimos. Con los videojuegos pasa un poco lo mismo, por supuesto salvando las distancias. En su justa medida puede ser un entretenimiento adecuado, pero tiene que ir acompañado de deportes, actividades creativas, etc.“.
La experta sostiene que si los videojuegos se eligen bien pueden fomentar algunas funciones cognitivas como “la planificación, la resolución de problemas, las habilidades visoespaciales y la creatividad”.
Eso sí, la especialista incide en que los progenitores debemos seleccionar los videojuegos adecuados a la edad de nuestros hijos e hijas.
“Uno de los aspectos negativos tiene más que ver con nosotros, padres y madres: es la exposición a contenidos no adecuados por edad. Debemos estar muy pendientes cuando van creciendo de los juegos que compran o descargan porque pueden tener contenido sexual o violento“.
Por otra parte, el uso excesivo de videojuegos puede causar adicción (no olvidemos que muchos de los videojuegos están creados para ser adictivos), disminución de la vida social y aislamiento y sedentarismo. Además, pueden provocar afecciones físicas como molestias en los ojos y dolores de cabeza y de espalda debido a las malas posturas.
Asimismo, también pueden afectar al comportamiento, conducta y actitud de los niños. “Algunos niños desarrollan conductas disruptivas cuando se les dice que es hora de dejar ya la consola o que hoy no toca jugar” y manifiestan “explosiones de ira que no son capaces de controlar”, incide Mesonero.
“Existen algunos indicadores de la adicción a tener en cuenta como los cambios de comportamiento, cambios en el rendimiento académico, aislamiento, no ser capaz de dejar de jugar o mostrar comportamientos disruptivos al dejarlo o incluso síndrome de abstinencia“.
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¿Deberían los padres comprar videojuegos para sus hijos en Navidad?
El distinguido profesor Mark Griffiths, psicólogo, investigador y experto en adicciones, presentó un artículo sobre la adicción a los videojuegos en adolescentes en la Conferencia de la Sociedad Británica de Psicología, en diciembre de 1993, que recibió “más publicidad que la que jamás haya recibido por cualquier otra investigación que haya llevado a cabo”, según explica el propio investigador.
“Recibió una cobertura general en todos los periódicos sensacionalistas y de gran formato, así como una cobertura interminable de radio y televisión, incluidos los principales boletines de noticias nacionales”, explica el autor.
Como consecuencia del impacto de su investigación, en enero de 1994, su autor recibió una carta de una importante empresa de videojuegos quejándose de que la publicación de su informe podría haber afectado sus ventas navideñas de videojuegos. “También se puso en duda la validez de mi investigación”, añade Griffiths.
“Desde 1993, podría decirse que he publicado más artículos de investigación sobre la adicción a los videojuegos que cualquier otro académico del mundo. Sin embargo, el hecho de que mi investigación haya identificado consistentemente a un pequeño número de personas que parecen ser adictas a los videojuegos no significa que sea de ninguna manera “anti-videojuegos”.
Tengo tres hijos y todos ellos son “protectores” arquetípicos que pasan mucho tiempo jugando videojuegos. Ciertamente tengo la opinión de que los aspectos positivos de jugar videojuegos superan con creces los negativos. He escrito muchos artículos señalando los beneficios de los videojuegos, incluidos los beneficios educativos, los beneficios para la salud , los beneficios terapéuticos y los beneficios psicomotores (p. ej., coordinación ojo-mano y mayores tiempos de reacción)”.
Entonces, cuando se trata de videojuegos, ¿qué deben hacer los padres?
El experto en adicciones es de la opinión de que “para empezar, los padres deberían averiguar a qué videojuegos juegan realmente sus hijos“.
“Todos los videojuegos ahora cuentan con el sistema de clasificación PEGI (Pan European Game Information), que no solo contiene una clasificación por edad específica sino también contenido específico del juego (por ejemplo, si el videojuego incluye sexo, violencia, miedo, malas palabras, juegos de azar, discriminación, etc.). Los padres pueden descubrir que algunos videojuegos contienen material al que preferirían que sus hijos no estuvieran expuestos”.
Griffiths recomienda que, si los padres tienen objeciones al contenido de los juegos, deben facilitar el debate con sus hijos al respecto y, si corresponde, establecer algunas reglas:
- Ayudar a elegir juegos adecuados que sigan siendo divertidos para sus hijos.
- Hablar sobre el contenido de los juegos para que los niños comprendan la diferencia entre fantasía y realidad.
- Evitar que los niños jueguen en solitario durante largos períodos.
- Seguir las recomendaciones sobre los posibles riesgos descritos por los fabricantes de videojuegos.
- Garantizar que los niños tengan muchas otras actividades que realizar en su tiempo libre además de jugar videojuegos.
Según el psicólogo, hay que recordar que “jugar videojuegos es sólo una de las muchas actividades que un niño puede realizar” junto con las actividades deportivas, las extraescolares, la lectura, mirar la televisión y socializar con sus amigos. “Todos estos pueden contribuir a una dieta recreativa equilibrada“.
¿Pero cuándo se convierte en un problema?
Según el investigador, la pregunta más frecuente de los progenitores es “¿Cuánto jugar a videojuegos es demasiado?”. Para ayudar a responderla, Griffiths ideó “una lista de verificación simple”, diseñada para comprobar si el juego de videojuegos de un niño se está yendo de control. Para ello, el experto recomienda que nos hagamos las siguientes sencillas preguntas:
- ¿Nuestro hijo juega videojuegos casi todos los días?
- ¿Nuestro hijo juega a menudo videojuegos durante períodos prolongados (más de 3 ó 4 horas seguidas)?
- ¿Nuestro hijo se pone inquieto, irritable y de mal humor si no puede jugar videojuegos?
- ¿Nuestro hijo sacrifica actividades sociales y deportivas para jugar videojuegos?
- ¿Nuestro hijo juega videojuegos en lugar de hacer los deberes?
- ¿Nuestro hijo intenta dejar de jugar videojuegos pero no puede?
Según Griffiths, si la respuesta es “sí” a más de 4 de estas preguntas, entonces puede estar jugando demasiado y es necesario fomentar otras actividades para reemplazar el videojuego.
“Afortunadamente, muy pocos niños son realmente adictos a los videojuegos, pero como padres responsables es nuestro trabajo monitorear su juego y ahora hay muchos juegos con los que también podemos jugar. Estoy seguro de que muchos de ellos estarán en los calcetines navideños de este año”, añade el experto en adicciones.
Si elegimos regalar videojuegos a nuestros hijos hay que tener cuidado con la elección de los adecuados, ejercer control parental y supervisión
Según la docente y psicóloga infantil Elena Mesonero no todos los videojuegos son iguales y hay que tener cuidado en la selección de los más adecuados. “Sobre todo, cuando comienzan la preadolescencia y empiezan a mirarse en el grupo”, incide la especialista.
“La opinión de los amigos pesa mucho y, por tanto, querrán jugar a lo que jueguen ellos. Personalmente, me ha costado algún que otro enfado de mis hijos haber tenido que decirles que no a algún videojuego después de escuchar la frase ‘venga, mamá, que juegan todos’.”
Por otra parte, la experta recuerda que “la recomendación por edades no es más que eso, una recomendación”.
“Yo recomiendo siempre tomarla como guía, pero también buscar información sobre el videojuego e incluso ver algún vídeo con alguna demo. Hoy en día esto es muy fácil porque hay cientos de youtubers subiendo vídeos mientras juegan partidas.
Mi recomendación es que padres y madres se interesen por los videojuegos de moda, que busquen referencias, edad recomendada y toda la información necesaria antes de decir que sí. Y, si el dispositivo permite descargar juegos, utilizar herramientas de control parental“.
La especialista recuerda que es importante conocer el grado de madurez de nuestros hijos e hijas porque “los videojuegos tienen una edad recomendada, pero somos nosotros los que podemos saber si es adecuado o no para ellos”.
Regalar videojuegos a los niños: Límites y precauciones
Mesonero insiste en que, como progenitores, debemos asumir la responsabilidad de supervisar siempre a qué juegan nuestros hijos y que es necesario utilizar herramientas de control parental.
“La tecnología, a veces, nos atropella. Al menos a mí me pasa. Cuando consigo entender algo, llegan mis hijos con lo siguiente. Si esto ocurre, es importante buscar profesionales que nos puedan guiar.
Y, en cuestiones domésticas, poner algún límite de uso. Esto va a depender mucho de la edad, pero sobre todo de la madurez y la personalidad de nuestros hijos. No debemos esperar a que interfieran en su descanso, a que se muestren irritables o a que dejen de lado su vida social, los deberes o cualquier otra actividad“.
La especialista también aconseja realizar una supervisión de nuestros hijos durante el juego, pero evitando la confrontación y el enfrentamiento.
“No se trata de actuar como un tribunal. Se trata más bien de crear un clima de confianza en el que sepan que pueden jugar, pero que los juegos debemos probarlos nosotros antes“.
En cuanto al tiempo de uso, la experta aconseja a las familias tener la misma actitud frente a los videojuegos que con cualquier otro tipo de estímulo: “No hay que tenerles miedo, no hay que rechazarlos, pero tampoco abusar de ellos“, explica. La clave está en buscar el equilibrio. “Y, también como en todo, tener una actitud activa de responsabilidad para proteger la infancia de nuestros niños y niñas”.
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