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Un estudio realizado en la Universidad de California en Davis (UC Davis) muestra que las princesas Disney pueden ayudar a niños y niñas a sentirse bien con sus cuerpos. También ayudan a diversificar las formas de juego, alejándolo de los estereotipos de género.
Las princesas Disney y su influencia en niñas y niños
Los niños y niñas necesitan referentes en los que mirarse para su desarrollo como personas. Los progenitores somos los primeros referentes pero, a medida que crecen, llegan nuevos espejos donde mirarse. En el colegio, entre sus amigos y amigas, etc. Pero la literatura, el cine, la televisión también son fuentes donde mirarse. Por ejemplo, sus ídolos o personajes favoritos.
Lamentablemente, muchos de los modelos que ven nuestros hijos e hijas reflejados en películas o cuentos se corresponden con modelos estereotipados. Es decir, a ideales que son supuestamente perfectos y que, en muchas ocasiones, siembran dudas e incertidumbre sobre la propia persona. En otras palabras, que mina la autoestima de los peques.
El universo Disney es precisamente una de esas fuentes. Las adultas de hoy fueron niñas cuyos personajes preferidos de Disney eran chicas perfectas, bellas pero, a la vez, desvalidas, acosadas por otras mujeres y, en definitiva, féminas que necesitaban a un príncipe para que las salvara.
Pero la evolución de las princesas Disney ha conseguido en cierto modo que ese ejemplo haya cambiado para las niñas de hoy. Al menos, esa es la tesis del estudio realizado en California. Este estudio viene a demostrar que un simple cambio en el cuerpo de una princesa ideal puede ayudar a romper los roles de género y ahondar en la diversidad.
Princesas Disney actuales vs Princesas Clásicas
Antes de analizar esta investigación, hay que tener en cuenta que las películas Disney han ido cambiando a lo largo de su historia. Desde el año 2000 la mayoría de princesas Disney han cambiado su leiv motive con princesas como Vaiana o Mérida, de la película Brave.
Las princesas Disney clásicas, como Cenicienta, Blancanieves o la Sirenita, eran delgadas, bellas, con ojos grandes, pecho voluminoso y cintura muy delgada. Además, iban siempre perfectas: bien vestidas y maquilladas. Una imagen que no se corresponde ni con niñas ni con adolescentes normales. Eran personajes que perpetuaban determinados roles de género.
Eran, además, princesas desvalidas cuya belleza hacía que un príncipe quisiera ayudarlas o salvarlas. Las canciones, el lenguaje, etc. era muy sexista.
Pero en 2012 con el estreno de Brave la tendencia cambió. A partir de entonces, las princesas Disney pasaron a ser protagonistas de sus propias historias, que no giraban sobre el amor romántico (en esta película se explora el amor madre-hija, por ejemplo).
Además, no siempre están perfectas y su físico y estética son mucho más “normales” y diversos. De hecho, Mérida o Vaiana (Moana en otros países) tienen un cuerpo similar al de una adolescente.
Estudio sobre la influencia de las princesas Disney modernas
Jane Shawcroft, estudiante de doctorado del Departamento de Comunicación de la UC Davis y autora principal del estudio, reconoce que “la gente es crítica con las princesas Disney”. Pero, tras realizar esta investigación, anima a los progenitores y cuidadores a cambiar su mirada sobre ellas.
El estudio se titula “¿Ariel, Aurora o Anna? El tamaño del cuerpo de las princesas de Disney como predictor de la estima corporal y el juego de género en la primera infancia” y se publicó en agosto en la revista Psychology of Popular Media de la Asociación Estadounidense de Psicología. Shawcroft ha contado, además, con otros investigadores de la Universidad de Brigham Young.
El objetivo del estudio era en conocer cómo afectaba el tipo de cuerpo de las princesas en la autoestima corporal de cada participante. También se investigó sobre si la princesas tenían influencia o no en la diversidad de los juegos elegidos por los participantes.
El estudio contó con la participación de 340 niños de Denver y sus cuidadores. Se llevó a cabo entre 2020 y 2021. Algo más de la mitad de menores era niña y alrededor del 84% blancos. Se realizaron encuestas cuando los niños y niñas tenían 3 años y, posteriormente, cuando cumplieron 4 años. Alargando el estudio en el tiempo quisieron comprobar si se producía algún cambio en la estima corporal y el juego de género.
La confianza corporal y el juego libre
Para realizar el estudio clasificaron a las princesas Disney en 3 categorías corporales: delgadas, promedio y por encima del promedio/gruesas. Por ejemplo, Vaiana (o Moana) fue incluida en el grupo de promedio mientras que Jasmine, de Aladdin, fue calificada como delgada.
Los investigadores querían saber si el tipo de cuerpo de las princesas Disney afectaba a la estima corporal de los niños y niñas. Es decir, si se sentían seguros sobre sus propios cuerpos y sobre el tipo de juego (“de niños” o “de niñas”).
Por un lado, se recopilaron datos de los cuidadores sobre cuánto les gustaba o cómo se sentían con sus propios cuerpos sus hijos/as. Y para cuantificar la diversidad del juego, esta se midió en base a la elección de juguetes. Jugar con armas, por ejemplo, se considera un estereotipo masculino; mientras que las muñecas o las cosas bonitas se consideran “cosas de niñas”.
El cuerpo promedio mejoraba la estima y el juego diverso
Los resultados del estudio muestran que los peques cuyas princesas Disney favoritas tenían un cuerpo promedio, como el de Vaiana, tenían mayor estima por sus propios cuerpos un año después. Además, estaban más abiertos a explorar juegos más diversos. Y esto se dio independientemente de si se trataba de un niño o de una niña.
A ellos se suma que, cuanto más jugaba un niño o niña a ser su princesa favorita, más autoestima corporal tenía y más abierto se mostraba a jugar a distintos tipos de juegos, sin importar el género.
Para Jane Shawcroft esto puede estar relacionado con el hecho de que las princesas Disney actuales son más activas físicamente en sus historias.
“Están corriendo y escalando montañas enormes y luchando contra cosas. Para estas princesas, sus historias tratan más de lo que pueden hacer con sus cuerpos que de cómo se ven sus cuerpos“, explica la experta.
La delgadez de las princesas Disney no tiene efecto en los menores
Otro de los aspectos llamativos de este estudio es que el hecho de que la princesa Disney favorita fuera delgada no tenía efecto en los menores. Es decir, que no cambiaba la imagen corporal ni el juego de género en los participantes.
Sin embargo, si la princesa favorita tenía un cuerpo promedio este hecho se convertía en un efecto protector para los niños y niñas. Según la autora principal, este tipo de personajes “fortalece la confianza” de los peques en sus propios cuerpos y los “libera” a la hora de jugar a cualquier cosa.
Por último, los autores de este estudio subrayan que las princesas Disney modernas tienen mayor impacto de lo que la mayoría de personas piensa. Y ese efecto se produce tanto en niñas como en niños.
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