Cada vez queda menos para que llegue la Navidad y los niños están cada vez más expectantes. Muchos de ellos están haciendo los últimos ensayos del concierto que darán en el cole o en la…
Ya es 5 de enero y, un año más, miles de familias se disponen a ver la cabalgata de sus majestades los Reyes Magos de Oriente. Unos días antes, son muchas también las familias que acuden al encuentro con el Cartero Real para que niñas y niños hagan entrega de sus cartas. Lo mismo sucede en el caso de Papá Noel o Santa Claus, tradición de origen nórdico cada vez más extendida por todo el mundo. Pero, ¿qué pasa cuando los niños tienen miedo a los Reyes Magos?
Son frecuentes las escenas de familias que llevan a sus peques a entregar la carta y quieren inmortalizar el momento con una fotografía. Y no son pocas las veces en las que el niño o la niña en cuestión llora desconsoladamente o, como mínimo, sale en la foto con expresión compungida más que disfrutar del momento.
Pero, ¿por qué tienen miedo a los Reyes Magos? ¿Qué podemos hacer en estos casos?
Miedo a los Reyes Magos
El miedo es una emoción muy útil para el ser humano, siempre que no caigamos en dejarnos llevar por el temor y nos paralice ante situaciones que no entrañen un peligro real. Es una emoción que nos alerta de posibles situaciones de peligro: un coche que se acerca a gran velocidad, un animal salvaje que pudiera atacarnos, un desastre natural… y desata en nuestro cuerpo un torrente de hormonas que nos predisponen para responder ante tal peligro, si llega la ocasión, con las respuestas de parálisis, ataque o huida. El miedo nos ha protegido durante siglos de los peligros que nos acechaban y nos ha mantenido a salvo como especie.
Durante la infancia, los miedos también son normales y es frecuente que niños y niñas tengan miedo a cosas o situaciones que las personas adultas sabemos que no entrañan ningún peligro. Hoy en día, por ejemplo, dormir a oscuras en nuestra habitación es una situación de mínimo riesgo. Sin embargo, durante siglos, dormir a oscuras en la naturaleza suponía el riesgo de sufrir el ataque de algún depredador. Nuestra hijas e hijos no tienen la capacidad de discernir entre ambas situaciones, el miedo que les produce la oscuridad es natural.
También es normal que sientan miedo de las personas desconocidas, especialmente si su aspecto les resulta extraño; y, seamos realistas, no solemos ver por la calle a señores con largas barbas, coronas sobre sus cabezas y largas túnicas y capas de colores brillantes. Es lógico que sientan miedo, sobre todo, en la más tierna infancia, cuando aún no han tenido tiempo de familiarizarse con esta tradición y con los personajes que forman parte de la misma.
Por otro lado, en muchas ocasiones, son las mismas personas que les dicen que no se acerquen ni hablen con extraños quienes ahora les insisten en que se sienten sobre las rodillas de ese señor tan raro que les infunde miedo. Parece lógico que se sientan, como mínimo, desconcertados/as.
Cómo debemos actuar en estos casos
En la Tribu CSC, siempre apostamos por acompañar y validar las emociones. No es conveniente forzar la situación. Si nuestro hijo o nuestra hija muestra simplemente una actitud de desconfianza ante estos personajes, podemos intentar transmitirles confianza siendo nosotros/as quienes nos acerquemos a ellos para mostrarles que la situación no entraña ningún peligro. Por lo general, nuestra actitud les ofrece una información muy valiosa sobre el mundo que les rodea y que les resulta aún desconocido. Si en nuestra presencia, aceptan acercarse a sus majestades, aunque sea con cierto recelo, confiando en nuestra presencia, está bien así.
Pero si, a pesar de nuestra demostración de confianza, dan muestras claras de no querer acercarse o de seguir teniendo miedo de estos personajes, es mejor no forzar la situación. No vale de nada explicarles que no tienen por qué temerles, el miedo no es algo racional. Y lo que, para nosotros/as no entraña ningún riesgo, a ellos/as les hace saltar todas las alarmas. En este caso, será mejor validar sus emociones, decirles que es normal sentir miedo de aquellas cosas que no conocemos y que entendemos que no quieran acercarse. Lo más probable es que, el año que viene, o como mucho el siguiente, este miedo haya desaparecido al ir familiarizándose con todas estas tradiciones y personajes mágicos asociados a la Navidad.
Por el momento, no tiene sentido hacer que lo pasen mal para tener una foto de recuerdo en la que, además, lo único que conseguiremos es una imagen de un niño asustado o una niña llorando en brazos de alguien. Será mejor que los recuerdos de su infancia sean los de una familia que acompañaba sus emociones y las respetaba, sin forzar las situaciones y permitiéndoles evolucionar a su propio ritmo.
0 comentarios en "Cuando los niños tienen miedo a los Reyes Magos"