A mis hijos no les gusta leer. Quizá podáis pensar que la frase obedece a un recurso literario para comenzar este post. Nada más lejos. Es literal. A mis hijos no les gusta leer. A…

Se acerca el final del trimestre y con él, antes de las vacaciones de Navidad, llegan las notas de la primera evaluación. En muchas casas, este es un día de celebración de los logros conseguidos; sin embargo, en otras muchas, es un día temido… Hoy hablamos sobre cómo actuar y qué es más conveniente hacer cuando los niños suspenden.
Las calificaciones escolares son una valoración cuantitativa de lo que han aprendido los niños y las niñas durante este periodo en base a los objetivos que se supone que deberían alcanzar en esta etapa evolutiva de su desarrollo.
En primer lugar, debemos tener en cuenta que cada niño/a tiene su propio ritmo de aprendizaje y el hecho de que no obtenga unas calificaciones excelentes no va a condicionar de manera irreversible su desarrollo. Es importante que, si sacan malas notas, no asociemos su valía a estas calificaciones para no mermar su autoestima.
Es normal que nos preocupe si los niños suspenden, y que nos inquiete no saber qué hacer cuando los hijos sacan malas notas, por eso puede sernos útil poner el foco de atención en analizar cuál es el motivo por el que esto sucede para poder centrarnos en buscar soluciones.
Qué hacer cuando los hijos suspenden
En primer lugar, cuando los niños suspenden es importante averiguar cuál es la causa de estas malas calificaciones para poder realizar un plan de acción que se adecúe a la situación.
Dificultades de aprendizaje
Algunos niños y niñas pueden tener dificultades para adquirir los aprendizajes reglados de la escuela. En ocasiones, pueden existir necesidades específicas de apoyo educativo que no hayan sido diagnosticadas o, simplemente, una dificultad leve derivada de un ritmo de aprendizaje más lento de lo que el sistema educativo establece.
Si observamos que nuestro/a hijo/a se esfuerza y aún así tiene dificultades para entender los conceptos o adquirir las destrezas básicas que les plantean en la escuela, debemos hablar con sus maestros/as para expresarles esta preocupación y asegurarnos de que se realicen las pruebas pertinentes si son necesarias; y, sobre todo, para que se realicen las adaptaciones precisas que permitan a nuestra/o hija/o seguir el ritmo de clase de acuerdo a sus capacidades.

Falta de hábito de estudios
Otra posibilidad es que, aunque no exista ninguna dificultad importante, el niño o la niña necesite dedicar tiempo a practicar los aprendizajes que adquiere en la escuela. Especialmente cuando van avanzando en su escolarización, conforme se acerca el final de la etapa de Educación Primaria y, sobre todo, durante la Educación Secundaria Obligatoria, se hace casi imprescindible organizar el tiempo de estudio en casa para no acumular toda la materia hasta los días previos a los exámenes.
Si observamos que no es una cuestión de capacidad, porque entienden sin dificultades lo que se les explica pero que necesitan más tiempo de estudio en casa, puede ser útil elaborar de manera conjunta una tabla de rutinas que asegure que dediquen ese tiempo indispensable para que sus calificaciones mejoren de acuerdo a sus capacidades.
Falta de motivación
Cuando los niños suspenden también es probable que, si no existe ninguna dificultad, y observamos resistencia a esa organización del tiempo de estudio, nos encontremos ante un caso de falta de motivación. A muchos niños y niñas, simplemente, no les gusta la escuela. No les resultan atractivos los aprendizajes que se fomentan en el sistema educativo o la forma en que se presentan.
En este caso es importante que tiremos de honestidad emocional y expresemos cuál es nuestra preocupación, por qué creemos que es importante que se esfuercen para mejorar sus calificaciones y que busquemos de manera conjunta la manera de encontrar una solución para que la situación mejore.
Malestar emocional
Cuando las calificaciones cambian de manera significativa en un periodo muy corto de tiempo es importante que estemos alerta a cuál es la causa. Es probable que exista algún malestar emocional o que estén pasando por alguna situación personal complicada que esté detrás de este giro.
Puede que tengan problemas en cualquier ámbito de su vida: problemas en casa, divorcio, preocupación por enfermedad de algún familiar, muerte de alguien cercano o de una mascota, falta de autoestima, dificultades en las relaciones sociales con iguales, bullying…

Pueden ser situaciones transitorias o esconder algún problema persistente, pero en cualquier caso es fundamental que indaguemos, desde la conexión y la empatía, qué puede estar sucediendo en sus vidas que se esté reflejando en esta repentina bajada en sus calificaciones.
Nuestros hijos son mucho más que sus calificaciones
Es lógico que nos preocupe el fracaso escolar de nuestros hijos. Aún así, debemos tener en cuenta que nuestros hijos son mucho más que sus calificaciones. Intentar ayudarles a mejorar sus calificaciones escolares es importante pero no más que fomentar la construcción de una autoestima sana y crear una relación de confianza y respeto mutuo.
Debemos evitar etiquetar a nuestros/as hijos/as con calificativos o caer en la costumbre de sermonear y pasarnos el día hablando de lo que hacen mal. En su lugar, debemos poner el foco en sus fortalezas y en la búsqueda de soluciones mostrando confianza en ellos/as y en el proceso.
Sabemos que no es fácil, por eso en la Tribu CSC acompañamos a multitud de familias con los distintos retos que la crianza nos presenta día a día.
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