Los niños han vivido las distintas etapas del confinamiento asumiendo muchos cambios que han afectado profundamente a su vida normal. Al inicio de la pandemia, los niños fueron los primeros recluidos en casa. En esta situación…
Si preguntamos a los dentistas o leemos sobre epidemiología de las fracturas dentales en niños de 0-3 años, veremos que hay poca incidencia de las mismas. En cambio, si preguntamos a personal que trabaje en escuelas infantiles, la perspectiva cambia bastante. Eso se debe a que, en la mayoría de los casos, el traumatismo dental en niños no reviste ninguna gravedad ni requiere ningún tratamiento.
S.O.S.: “Mi hijo se ha caído de boca”
Si me preguntan a mí, como dentista, cuántos traumatismos he visto; te diré que pocos. Casi me acordaré de todos los niños y de las circunstancias de cada cuál… Pero si cogemos a todos los padres de mis pacientes, saldrán muchísimos más casos… Y es que al final, casi no hay criatura que en algún momento no se haya dado de bruces contra el suelo.
Y esos labios hinchados como aquellos que lucen algunos personajes (hechos con injerto de colágeno en la trastienda de una peluquería), no se olvidan fácilmente. Y la sensación de culpa, de “es que fue un momentito en el que me di la vuelta”, es común en el familiar a cargo en ese momento.
Por suerte, la naturaleza tenía previsto que nuestros cachorros pararan en el suelo con la boca con cierta frecuencia. Por eso, entre otras cosas, tenemos labios. Los labios mulliditos, carnosos, CERRADOS, son el primer parachoques natural que tenemos, cuando las manos no han sido suficientes. Los labios suelen ser los grandes perjudicados, pero por suerte cicatrizan muy bien. Lo mismo el frenillo del labio superior.
¿Qué hacer ante un traumatismo dental en niños?
Ante un golpe en la cara de un peque que viene llorando con raspones, algo de sangre, mocos, y lágrimas; lo primero es calmarse, saber que esto es tan normal como torcerse un pie, y que solo hay un par de cosas que hay que tener en cuenta.
Lo segundo, lavar con agua fría para ver el origen de la sangre. Con la cara ya limpia, miramos: ¿Hay herida en el labio, en el frenillo o en la encía? Bien: buenas noticias. Eso se cura solo. Por el contrario, ¿hay sangre en la encía justo en el cuello del diente? Eso ya indica que uno o varios dientes han sufrido el golpe directamente. En ese caso, comprobar:
- Movilidad del diente respecto a los de al lado. Partamos de la base de que todos los dientes de niños y adultos tienen una movilidad fisiológica, mayor aún en niños pequeños. Todos. Por eso debemos comparar el diente afectado con los adyacentes, para ver si se mueve igual o más que los de al lado. Si la movilidad es mayor, habrá que consultar al dentista y verificar si está rota la raíz por dentro, o si hay otras alteraciones en la radiografía que nos indiquen la necesidad de algún tratamiento.
- Desplazamiento del diente. Si el diente se ha incrustado en la encía, este es el peor de los escenarios porque puede lesionar al diente definitivo que está detrás y por encima de la raíz del de leche. Si el diente se ha desplazado hacia atrás, el niño no podrá cerrar la boca porque chocará de forma inadecuada contra el diente de abajo. Ahí también (y con más urgencia que en el caso anterior), debe ser visto por un dentista. Sí, dentista, no pediatra. No es conveniente acudir a un ambulatorio en el que no haya dentista ni cirujano maxilofacial. Ha de ser un DENTISTA, para recolocar y, en caso necesario, poner los medios para evitar que el diente se vuelva de nuevo hacia atrás.
En ambos casos es prioritario mantener una buena higiene oral, cepillando suavemente y luego utilizando spray o gel de clorhexidina durante 4-5 días. También hay que evitar morder con esos dientes durante una semana; y seguir las indicaciones que dé el profesional.
En ninguno de los casos es necesario administrar antibióticos, igual que no los damos si el crío se cae de la bici y se hace sangre en la rodilla. Otros posibles escenarios del traumatismo dental en niños son:
- Diente roto. Si se ha roto una esquinita del diente o un borde, la mayor complicación que puede haber es que al mamar haga daño en el pezón. En ese caso se puede consultar con el dentista para pulir ese borde, que viene a ser algo tan fácil o tal difícil como cortar una uña. Pero si se ha roto un trozo más considerable de diente, si la dentina está expuesta (es la capa de tejido mineralizado que está por debajo del esmalte), sí será necesario poner un protector para evitar que los gérmenes puedan llegar al interior del diente. En ese caso, también hay que llevarle al dentista, pero no hace falta correr tanto como en los casos anteriores.
- Diente despedido. Si un diente de leche sale despedido por el golpe, lo recogemos con cariño, lo limpiamos y lo guardamos para el Ratoncito Pérez. Los dientes de leche NO SE REIMPLANTAN. En este caso, también debe verlo el dentista para ver si hay dentro de la encía algún resto de raíz, y comprobar el estado de los dientes contiguos.
En cualquiera de los casos, un helado (sin galletitas ni frutos secos ni coberturas ni nada más) y, si es necesario, un antiinflamatorio y una sesión extra de mimos, serán siempre bienvenidos. El frío local disminuye la inflamación, el sangrado y el dolor. ¡Es barato y accesible!
En fin, lo importante es guardar la calma y limpiar la sangre, poner frío local, mantener la higiene… Y tener el número de teléfono del dentista grabado en el móvil. Si además de contactar con él o ella, haces una foto y se la envías a tu profesional, este sabrá bien a qué atenerse en caso de que sea necesario acudir a la consulta o consultar al experto online.
Si quieres más información o necesitas asesoramiento profesional, estaré encantada de atenderte en la Tribu CSC, donde además puedes consultar al resto de miembros de nuestro equipo de expertos en salud materno-infantil y crianza respetuosa.
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