Todo el mundo sabe que un embarazo dura aproximadamente nueve meses, en los cuales el bebé se desarrolla dentro del útero materno, pero aún hoy en día algunas personas no conocen los “segundos nueve meses”…
Hace unas semanas publicamos en Criar con Sentido Común un post en el que introdujimos el concepto de la gestación exterior, completamente necesaria para completar el desarrollo del bebé, y hoy vamos a profundizar un poquito más.
Mucha gente habla de los segundos nueve meses comparándolos con el tiempo que los canguros pasan en la bolsa de sus madres. Los humanos no tenemos bolsa marsupial, pero sí brazos para llevar a nuestros bebés cerquita.
Nueve meses dentro y nueve meses fuera
La gestación ideal para un ser humano recién nacido se completaría cuando fuese capaz de escapar de un peligro por sus propios medios. ¿Y esto cuando se produce? Pues cuando el bebé puede desplazarse.
En muchas especies animales las crías se ponen de pie nada más nacer y son capaces de seguir a la manada, pero este no es nuestro caso.
El bebé humano es capaz de desplazarse cuando comienza la locomoción cuadrúpeda (el gateo), y se alcanza como media a los 9 meses de nacer. El tiempo transcurrido hasta entonces es como un «segundo embarazo».
Curiosamente, ambos periodos tienen de media exactamente la misma duración:
- Gestación interior: 266 días, desde la concepción hasta el nacimiento.
- Gestación exterior: 266 días, desde el nacimiento hasta el gateo.
¡La primera vez que leí este dato me pareció algo asombroso! ¿Habías reparado en ello alguna vez?
Restaurando el paradigma original
Una vez que comprendemos lo explicado, nos damos cuenta de que los bebés humanos requieren cuidados muy exhaustivos durante al menos los primeros 9 meses después de su nacimiento, que es la edad aproximada en que desarrollan el gateo y comienzan a hacerse más independientes.
Nils Bergman, famoso neonatólogo de Ciudad del Cabo (Sudáfrica) y una de las figuras más relevantes en el campo de los cuidados madre canguro, lo explica perfectamente:
Cuando el bebé nace, reclama su nuevo hábitat, que no es otro que el regazo de su madre, quien le provee protección, nutrición y estímulo.
Madre y bebé están fuertemente predispuestos a estar unidos. Es lo que se conoce como bounding o diada madre-bebé.
Cuando el bebé nace tiene enormes retos que aprender:
- Usar su sistema nervioso para comprender el espacio y su relación con él.
- Respirar por sí mismo para hacer circular el oxígeno y nutrientes a todo su cuerpo.
- Comer, digerir y eliminar residuos…
Para el bebé es difícil regular la temperatura de su cuerpo. Necesita a su madre para que le proporcione calor y alimento: la relación simbiótica entre madre y bebé se hace aún más intensa después del nacimiento –sobre todo si se aprovechan las dos o tres primeras horas para hacer piel con piel–.
La presencia física de la madre ayuda al bebé a regular su respiración, sus ritmos de sueño, la función cardiovascular, la función inmune y los niveles hormonales. El contacto y el cariño son necesidades tan básicas como el comer o el dormir.
Los primeros mil días
En febrero de 2014, la IHAN (Iniciativa para la Humanización de la Asistencia al Nacimiento y la Lactancia lanzada por la OMS y UNICEF) organizó en el Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid unas jornadas sobre “Neurociencia perinatal en el cuidado materno del bebé y su impacto en el desarrollo cerebral”.
Durante las ponencias, Nils Bergman explicó que el ser humano tiene 1000 días únicos e irrecuperables para formar su estructura cerebral, crear sus neuronas y sus sinapsis –hasta un millón por minuto durante el primer año de vida–. Este magnífico periodo comprende el embarazo y los primeros dos años.
Durante este tiempo es el olor, el contacto, la mirada y la voz de su madre, lo único capaz de sacar el máximo partido a su desarrollo. Desde su nuevo hábitat, puede seguir madurando hasta poder regularse solo, relacionarse solo, alimentarse solo, desplazarse solo…
La “nutrición emocional”
Existen muchas formas de alimentar el corazón de nuestros bebés, muchas de ellas son las que se fomentan en la llamada crianza con apego seguro. ¿Cuáles practicas tú?
- Piel con piel
- Cuidados madre canguro
- Lactancia materna
- Colecho
- Porteo
- Masaje infantil
- Miradas, caricias, besos…
Conocer las necesidades reales que tienen nuestros bebés durante el periodo de exterogestación nos hace darnos cuenta de que la naturaleza es maravillosa y en realidad lo tiene todo calculado hasta el más mínimo detalle. Además, nos ayudará a comprender que tenemos que dejarnos llevar por nuestro instinto y por tanto atender a nuestro bebé cuando llora, que es lo que nos pide nuestro cuerpo, aunque lo único que quiera sea un poco de cercanía de mamá o papá y no le pase nada más.
¿Acaso si llegamos a casa y nos encontramos a nuestra pareja llorando dejaríamos de preguntarle qué le pasa u ofrecerle un abrazo por miedo a que se acostumbrase a nuestro cariño?
PS. En próximos días publicaré una última entrada hablando de este tema tan importante y apasionante relacionado con el desarrollo de los bebés.
Autor/a
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2 comentarios en "La exterogestación (II): Nueve meses dentro, nueve meses fuera"
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Hola, gracias por el post. Practico todas, lactancia, porteo, Colecho, caricias…
Agua mi bebé se despierta cada hora en la noche un poco de teta y a seguir durmiendo, yo estoy destrozada no se qué hago mal. Además lleva un mes reptando y aún no gatea, va todo bien?
Gracias
Hola Laura,
Entendemos cómo te sientes, el primer año de crianza de un bebé puede ser agotador. Las tomas nocturnas son importantes para continuar con la lactancia materna, pero también tienes que evaluar lo que te suponen, si estás tan agotada que no puedes estar bien durante el día quizá puedas plantearte otras opciones..
Los que te recomendamos desde el corazón es que pidas ayuda, a veces las mujeres nos olvidamos de nosotras mismas o nos ponemos en último lugar, pero, ¿quién cuida a la que cuida? Quizá tu pareja o algún familiar cercano pueda echarte una mano durante el día, o puedas aprovechar a echar una cabezacita cuando lo hace tu bebé, el autocuidado es crucial para sentirnos bien y obtener toda la energía que necesitamos para estar al 100% con el bebé.
Respecto al gateo en principio no debes preocuparte, no nos has dicho la edad que tiene tu bebé, pero es normal que primero pasen un tiempo reptando, es el paso previo en el desarrollo psicomotor, incluso hay algún bebé que no llega a gatear, aunque la mayoría sí lo hacen.
Intenta dejarle todo el tiempo que puedas en el suelo, sobre un tapete, mantita o alfombra adaptado para bebés de tal forma que pueda practicar el movimiento libre, puedes estimularle poniendo cerca algún juguete que le atraiga para animar el movimiento, por ejemplo, una pelota de gajos Montessori, que puede tomar con sus manitas y dentro lleva unos pequeños cascabeles que hacen un sonido muy atractivo cuando rueda.
Mucho ánimo y ya verás como en unas semanas o meses todo cambia. Déjate cuidar y ya nos cuentas.