La muerte es un tema delicado en el que no solemos pensar mucho, porque lo tenemos casi como un tabú. Pero como padres debemos estar preparados, para cuando tengamos que despedir a un ser querido.…

Los niños y niñas están continuamente escuchando «NO»: «¡No saltes tan alto!», «¡No vayas tan rápido!», «¡No lo hagas tan fuerte!», «¡No lo hagas solo!» «¡Te vas a caer!», «¿No ves que NO PUEDES?» A veces sin darnos cuenta de lo mucho que nuestras palabras pesan en el subconsciente de nuestros hijos. Y así, en vez de alentar, desanimamos y mermamos su autoestima. La forma en la que hablamos a los niños tiene un efecto en ellos más poderoso de lo que imaginamos… Por eso hablar en positivo es mucho más beneficioso para su desarrollo.
Los niños escuchan demasiadas veces al día la palabra «no»

Busca alternativas… cuando sea posible
Evidentemente, eliminar por completo la palabra «no» de nuestro vocabulario y el día a día con nuestros hijos e hijas es imposible. Pero sí podemos reeducarnos para buscar alternativas. Es difícil, porque es un monosílabo rápido y eficaz, pero no imposible. Por ejemplo: en lugar de decirle a una niña «no cojas el chocolate», podemos decir «para la merienda toca fruta».

Buscar alternativas y limitar el uso del «no» a las situaciones realmente críticas Y, por otra parte, a menudo decir «no» tiene un efecto totalmente contrario al deseado…
El poderoso efecto imán del «no»
NO pienses en un elefante azul.

Por qué es mejor decir que sí, que decir que no
Durante sus primeros años de vida, los niños y niñas no temen nada y creen que basta querer algo para conseguirlo. Es después, durante su desarrollo, cuando comienzan a surgir los miedos e inseguridades. ¿Por qué sucede esto? Porque se los inculcamos nosotros, incluso sin darnos cuenta.
¿Cómo sucede? Esto lo explica muy bien el llamado «Efecto Pigmalión». Es lo que la pedagogía y la psicología definen como una expectativa o profecía auto-cumplida: «Suceso por el que una persona consigue lo que se proponía previamente a causa de la creencia de que puede conseguirlo.»

Es decir: lo que una persona sabe que creemos, pensamos, esperamos, confiamos o decimos de ella, influye en su comportamiento y en los resultados que consigue. En otras palabras: lo que les decimos a nuestros hijos sobre ellos, afecta a su autoimagen, su confianza, su autoestima y su comportamiento.
Por eso es tan importante hablar en positivo con nuestros hijos durante su infancia y no colgarles etiquetas repitiéndoles constantemente, por ejemplo, que son «malos», «desobedientes», «malos estudiantes», etc. De tanto escucharlo al final se lo creen y acaban comportándose justo como saben que esperamos que lo hagan… No les hagamos eso.
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