El equilibrio familiar: Cómo introducir al bebé en las rutinas familiares y cambiar nuestros hábitos para adaptarse a sus necesidades

Un bebé te cambia la vida y su cuidado exige cambiar hábitos y establecer nuevas rutinas familiares

Cuando nace un niño la vida te cambia, sí o sí. Quien te diga lo contrario, te miente. La cuestión es conseguir introducir al nuevo miembro de la familia en el día a día con el equilibrio necesario. De esta forma conseguirás que las rutinas familiares cambien… ¡Pero a mejor!

Siempre he pensado que las 40 semanas que el niño está dentro de ti sirven para irnos mentalizando de los cambios que serán necesarios cuando nazca. Porque nada es comparable a la responsabilidad de que una persona dependa de ti 24 horas al día.

“Yo cuidaba de mi sobrino”, “yo fui monitora de niños”, “soy profesora de infantil”… Todo aporta y todo ayuda en la experiencia de la maternidad, pero hasta que no lo vives no sabes cuánto puede cambiar tu vida de la noche a la mañana. Pasas a un segundo término porque por encima de todas tus necesidades (al lo menos por un tiempo) están las del niño. Cuanto antes aceptes esto, antes empezarás a trabajar la introducción de tu bebé en el día a día de una forma positiva.

¿Por qué dos comidas distintas?

Hay muchas familias que preparan dos menús diferentes cada día: uno para el bebé y otro para los adultos. ¡Es innecesario! El primer año de vida del bebé, la Organización Mundial de la salud recomienda la lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses y después la alimentación es complementaria hasta los 12 meses.

 

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Pero a partir del año de vida del peque (una vez que se hayan introducido en su dieta todos los grupos de alimentos y se hayan descartado posibles alergias e intolerancias), los niños pueden comer lo mismo que el resto de la familia. Aquí entra en juego una cuestión importante: ¿qué comen sus padres?

Los pequeños se podrán introducir en la buena rutina alimentaria de sus progenitores si ellos la llevan a cabo. Siempre digo que la época del embarazo es un gran momento para cambiar los hábitos negativos y establecer nuevas rutinas familiares.

Si no lo hiciste antes, con el nacimiento del bebé también es un buen momento. A mí me sirvió para hacer una lista de la compra más sana, para cocinar de forma más saludable, reducir los azúcares no naturales, la sal… Decidí adaptarme a lo que era bueno para el bebé, y así el cambio nos benefició a los dos.

Viajar sí, pero de otra manera

Antes de quedarme embarazada, viajé y mucho. Dentro y fuera de España. Viajes organizados con comodidades y otros casi sin pensarlo y durmiendo en casi cualquier sitio. Sin embargo, con la llegada del bebé todo esto cambió. Al principio todo me daba miedo. Con lo bien que estaba en casa en mi zona de confort.

También sufría estrés, por si se me olvidaba algo importante, por si no había ascensor, por si, por si… Más tarde llegó la pereza. “Con lo cansada que estoy ¡preparar ahora todo lo que me tengo que llevar!”. Hasta que me di cuenta lo que perdía. Así, que decidí (siempre priorizando las necesidades de mi bebé) que debía mantener las aficiones que me gustaban antes ser mami.

 

 

Para ello descubrí que lo que más me ayudaba era tener información. Si quería ir a un sitio, preguntaba a otros papis que hubieran ido con niños, me informaba de si iba a poder comprar pañales, de si había tiendas, farmacias, etc. Para darme tranquilidad y procurar bienestar al bebé durante el viaje.

También me venía muy bien saber si el sitio al que iba a ir era accesible. Si no lo tenía claro, me llevaba la mochila, así ninguna escalera, cuesta o espacio reducido nos limitaba. La temperatura también podía ser un inconveniente. Así que miraba con antelación e intentaba evitar lugares donde hiciera mucho calor o mucho frío, etc.

Al fin y al cabo, consiste en que el niño forme parte de nuestro día a día, de las rutinas familiares; pero siempre teniendo en cuenta que sus necesidades son lo primero.

En las reuniones o planes con amigos…

Cuando no era mamá, veía a los grupos de mamis y pensaba: “¿Por qué sólo hablan de biberones y pañales? ¿No tienen otros temas, otros intereses?” Ahora no solo lo entiendo sino que (depende de la fase de la maternidad en la que se esté) creo que es necesario. Considero esencial la ayuda de la Tribu y las experiencias comunes unen. Es inevitable.

Eso no quiere decir que no sean necesarios los momentos de desconexión, esos en los que casi se te olvida que eres madre. Por eso creo que es positivo establecer momentos para cada miembro de la pareja. Pero que en el día a día (y sobre todo en los planes o reuniones con amigos) el bebé tiene que estar completamente integrado.

 

 

Y no estoy hablando de llevártelo a una discoteca y dejarlo en una esquina durmiendo. Evidentemente no. Me refiero a que tiendes más a buscar nuevas rutinas para ambos: quedar en parques en lugar de en bares, organizar actividades en la naturaleza o al aire libre, visitar museos en los que haya una parte infantil…

De esta forma puedes estar con gente de tu edad, con inquietudes similares, y a la vez también proporcionas a tu hijo un grupo, una red de amigos, con los que irá creciendo. Esto no quiere decir que desaparezcan otro tipo de planes, pero incluir al pequeño en las rutinas sociales de la familia, siempre que esto sea posible sin perturbar su bienestar, será positivo para todas las partes.

Los horarios en las nuevas rutinas familiares

Las rutinas familiares nos vienen realmente bien a todos (aunque a veces queramos huir de ellas) pero a los niños, sobre todo. Por mucho que al principio nos cueste reconocerlo, los horarios hacen que todo funcione mejor en el día a día de la familia. Si los pequeños saben que se levantan, desayunan, hacen algún tipo de actividad, después llega la fruta, pasa un rato, se hace la comida, se duerme la siesta… saben qué pueden esperar de cada día y se integran con mucha más rapidez y facilidad.

Siempre sabremos, por ejemplo, que contamos con su tiempo de siesta para lo que necesitemos. Eso es positivo para los cuidadores. Pero además, las cosas repetidas a los niños le da tranquilidad porque les ofrece capacidad de anticipación y les resta incertidumbre. No obstante, todo en su justa medida. Sin obsesionarse.

 

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A veces hay que cambiar los horarios y las rutinas familiares por algún motivo, y también porque los niños no son relojes. Por ejemplo, a medida que crecen duermen menos, si han tenido mucha actividad, si hay cambios en casa, si no se encuentran bien… todo esto puede afectar en sus rutinas. Lo importante es intentar crear el ambiente óptimo para que los horarios beneficien a los niños y eso también repercutirá y favorecerá a toda la familia.

Todo esto te servirá para que los cambios inevitables que conlleva la maternidad mejoren la vida de la familia, y no lo contrario. Crear rutinas comunes y que el bebé esté integrado en el día a día de sus padres, priorizando siempre las necesidades del pequeño, hará que no haya un sentimiento de pérdida tras el nacimiento, sino de mejora común desde que sois una familia.

Si quieres más información o necesitas asesoramiento, en la Tribu CSC puedes consultar con nuestro equipo de expertos en salud materno-infantil y crianza respetuosa. 

 

28 mayo, 2024

1 comentarios en "El equilibrio familiar: Cómo introducir al bebé en las rutinas familiares y cambiar nuestros hábitos para adaptarse a sus necesidades"

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