El día que acabó tu exterogestación: Carta de una madre a su hija

Ya no recuerdo cómo era mi vida sin ti...

Mi pequeña, hoy cumples 9 meses, amor. 9 meses dentro, 9 meses fuera. Exterogestación lo llaman.

Para mí han sido los 18 meses más intensos de mi vida. Desde el momento que supe que sí,  que ya estabas creciendo dentro de mí, empezó a aflorar un sentimiento de protección hacia ti. Al principio, el miedo, todas las pruebas, días de espera para ver los resultados, todo va bien, es un niño… tú, mi pequeña, seguías creciendo poco a poco y sin dar guerra ni para hacerme sentir una pequeña náusea…

Pasaron los meses y ya lo sabía nuestro círculo más cercano. Ya se notaban tus patadas; futbolista va a ser como su padre. Y al quinto mes: ¡Es una niña!

 

 

Volví a casa con sorpresa y alegría… y tú seguías creciendo. Lucía orgullosa mi barriguita de embarazada… porque no se puede tener mejor embarazo que el mío, trabajando hasta el día en que naciste. Me dejaste seguir con actividad física hasta la semana 38, fuimos capaces de ir a una boda en Córdoba en junio a 40°C y tú sin quejarte nada de nada… Y por fin llegó el día.

Fue duro, lo sé, pero a ninguna nos importó. Hay gente que habla de la cicatriz emocional que deja el parto. A mí solo me dejaste una cicatriz física que creo que será difícil de quitar. Pero aunque me hubieran abierto en canal no me habría importado con tal de tenerte entre mis brazos.

Durante estos meses hemos leído mucho sobre lactancia, alimentación, educación… leche materna o artificial, BLW o purés, escuela Montessori, colegios bilingües… Queremos lo mejor para ti, pero al final lo más importante es el amor que podemos darte, el tiempo que pasamos juntos y el ejemplo que podemos ser para ti, haciendo de nosotros mejores personas cada día.

 

 

Con tu llegada a este mundo hemos visto la vida con otros ojos, disfrutamos de cada minuto a tu lado, de cada sonrisa que nos regalas todos los días. Cada vez que haces un gesto o un balbuceo nuevo se nos para el reloj y pasan las horas mirándote sin pestañear, mi pequeña.

He dejado de vivir y moverme como una autómata y cada vez improviso más a tu lado, aunque me cueste. Estoy saboreando los pequeños momentos contigo porque esos, como bien dicen, nunca vuelven.

He decidido que no me importa estar en pijama hasta las tres de la tarde, que a la vez que crecen mis ojeras también lo hace mi sonrisa y que peinarme a veces ha pasado a ser algo secundario. Que cada vez que estires los brazos hacia mí, yo estaré para cogerte en mi regazo, porque si los niños se acostumbran a los brazos, ojalá tú te acostumbres a estar en los míos siempre que quieras.

 

Crea un vínculo fuerte y sano con tu bebé que favorezca su desarrollo y vuestra unión con el Seminario Online “El desarrollo del vínculo afectivo”

 

Solo llevas en este mundo 9 meses y 18 conmigo, pero lo cierto es que ya no recuerdo cómo era mi vida sin ti y lo mejor de todo es que ni puedo, ni quiero imaginármelo.

 

2 comentarios en "El día que acabó tu exterogestación: Carta de una madre a su hija"

  1. Que linda reflexión… comparto cada una de tus palabras. Mi peque tiene 34 meses y es un trozo de mi alma viviendo fuera de mí. Lo mejor de esta vida , sin lugar a dudas. Y , como dices ojalá esté en mis brazos siempre que quiera, durante toda la vida.

  2. Hola Marisa!
    Muchas gracias. Es verdad que son lo mejor de nuestras vidas. A veces la maternidad (paternidad) es muy dura…pero cuando le miras a los ojitos y te dedica una sonrisa sincera y estira los brazos hacia ti porque eres su TODO y el sueño y el cansancio se pasan un poquito.
    Un saludo!!!

Deja un mensaje

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

 

Síguenos en las Redes

Visit Us On FacebookVisit Us On InstagramVisit Us On TwitterVisit Us On Youtube