Relacionan la falta de sueño y de actividad física durante el embarazo con el riesgo de parto prematuro

Una lucha para evitar partos anticipados

El nacimiento prematuro, cuando un bebé nace tres o más semanas antes de lo previsto, afecta al 10,5% de los nacimientos en EE.UU., según datos de los CDC; y la OMS señala que estas tasas son más altas en otras partes del mundo. De hecho, la prematuridad es la principal causa de muerte de niños menores de 5 años en todo el mundo. Según el organismo internacional:

• Se estima que en 2020 nacieron 13,4 millones de bebés prematuros (antes de completar las 37 semanas de gestación) en todo el mundo.
• Las complicaciones del parto prematuro son la principal causa de muerte entre niños menores de 5 años y causaron aproximadamente 900.000 muertes en 2019.
• Tres cuartas partes de estas muertes podrían evitarse con las intervenciones actuales y rentables.
• En todos los países, la tasa de nacimientos prematuros oscila entre el 4% y el 16% de los bebés nacidos en 2020.

Los recién nacidos prematuros pueden sufrir muchas complicaciones médicas, incluidas enfermedades de los ojos, los pulmones, el cerebro y el sistema digestivo. Debido a las cifras y al enorme impacto de la prematuridad en la salud de los recién nacidos, es un objetivo global luchar contra el parto prematuro, identificando sus causas e interviniendo a tiempo.

Las investigaciones han identificado una variedad de factores de riesgo para el parto prematuro, incluidos:

• Mayores niveles de inflamación en la embarazada.
• Cambios específicos en el sistema inmunológico.
• Raza afroamericana.
• Mayores niveles de estrés.
• Antecedentes de parto prematuro.
• Ciertos tipos de bacterias en el microbioma de la madre.

Pero aún así, los médicos todavía no pueden determinar qué embarazos tienen riesgo de parto prematuro. Incluso cuando saben que una madre está en riesgo (por ejemplo, porque anteriormente tuvo un parto prematuro), todavía no cuentan con buenos tratamientos para conseguir extender el embarazo más cerca de la fecha prevista. Y desarrollar medicamentos que pudieran hacer esto sería complejo, en parte debido a preocupaciones éticas sobre las pruebas de medicamentos en embarazadas, ya que podrían dañar al feto.

Si los investigadores pueden identificar patrones de sueño y actividad que reduzcan el riesgo de prematuridad, podrán diseñar intervenciones para ayudar a las mujeres embarazadas a adoptar mejores hábitos de sueño y ejercicio, una forma de bajo riesgo de reducir los nacimientos prematuros, afirma Aghaeepour.

Centrándose en las mamás en riesgo

El equipo de Medicina de Stanford colaboró ​​con científicos de la Universidad de Washington en St. Louis, quienes recopilaron datos de sueño y actividad física de 1.083 embarazadas tratadas allí. Más de la mitad de la cohorte (706 participantes) eran negras (en EE.UU., la tasa de nacimientos prematuros es aproximadamente un 50% mayor en las mujeres negras que en las blancas).

“Nuestra población de pacientes experimenta mucha adversidad y nuestras tasas de nacimientos prematuros son mucho más altas que en Stanford”, dijo la coautora del estudio Sarah England, profesora de obstetricia y ginecología en la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en St. Luis.

Los participantes del estudio incluyeron mujeres que experimentaron una variedad de factores estresantes relacionados con tasas más altas de nacimientos prematuros, como racismo, estatus socioeconómico bajo y vivir en áreas con tasas de criminalidad más altas, dijo England, y agregó que es importante que los estudios sobre nacimientos prematuros incluyan poblaciones con la mayor necesidad. “Por lo general, las mujeres negras y de color no han sido incluidas en muchos estudios de cohortes grandes”, dijo.

Los participantes usaron dispositivos de actigrafía similares a relojes inteligentes para recopilar mediciones de actividad física y exposición a la luz una vez por minuto a partir del primer trimestre del embarazo y continuando hasta que nacieran sus bebés.

Los investigadores también obtuvieron datos de los registros médicos electrónicos de los participantes sobre la edad gestacional o cómo de avanzado estaba cada embarazo; afecciones médicas maternas como presión arterial alta, diabetes, enfermedades cardíacas y depresión; complicaciones del embarazo como preeclampsia e infecciones; e información sobre el nacimiento, incluida la duración del embarazo, el peso del bebé al nacer y las complicaciones médicas del recién nacido.

Patrones de sueño y actividad física durante el embarazo

Con los datos de movimiento y exposición a la luz, el equipo de investigación desarrolló un modelo de aprendizaje automático de actividad y sueño durante el embarazo. El modelo muestra que los patrones de sueño y actividad física cambian a lo largo del embarazo, lo que generalmente se asocia con más interrupciones del sueño y menos actividad física a medida que avanza el embarazo.

“Como anécdota, muchas mujeres dirán: ‘¡Por supuesto!'”, dice el coautor del estudio, Erik Herzog, profesor de biología en la Universidad de Washington en St. Louis, y agregó que, por ejemplo, las mujeres experimentan más interrupciones del sueño a medida que el bebé crece y se vuelve más activo.

“Pero, sorprendentemente, la literatura [científica] no ha tenido un consenso real sobre qué sucede exactamente con el sueño durante el embarazo“, dijo. El uso de métodos imprecisos para medir los hábitos de sueño, como los cuestionarios, no ha proporcionado respuestas adecuadas.

Riesgo de parto prematuro 44% mayor en embarazadas menos activas y que duermen peor

Los investigadores se sorprendieron de la fuerza con la que las desviaciones del patrón normal de sueño y actividad física podían predecir el nacimiento prematuro.

Si el modelo de aprendizaje automático clasificaba a una mujer como que dormía mejor y era más activa físicamente de lo habitual para su etapa del embarazo, esto se relacionó con una reducción del 48% en el riesgo de parto prematuro.

Por el contrario, si el modelo clasificaba a una mujer como que dormía peor y era menos activa físicamente de lo habitual para su etapa del embarazo, su riesgo de parto prematuro era un 44% mayor que el de las mujeres embarazadas con patrones típicos de sueño y actividad.

Recomendaciones para disminuir la amenaza de parto prematuro

Aunque los hallazgos se encuentran en una etapa temprana y se necesita más trabajo para comprender sus implicaciones para la prevención de la prematuridad, hay poco riesgo en aconsejar a las mujeres embarazadas que mantengan buenos hábitos de sueño, según los autores del estudio.

Por ejemplo, las mujeres deben tratar de mantener horarios constantes para acostarse y despertarse, dormir lo suficiente y obtener algo de luz natural durante el día para ayudar a regular su reloj biológico.

“Si podemos utilizar el sueño y la actividad física para modular la biología en la dirección correcta, podría ser una gran intervención para reducir la tasa de nacimientos prematuros”, afirma Aghaeepour.