Te despiertas a las seis de la mañana, y te levantas a tientas para ir al baño. Nerviosa y con legañas en los ojos, intentas atinar al "palito" porque te han dicho que el mejor…
¿Es seguro tomar probióticos en el embarazo? Según la matrona de nuestro equipo, Sara Caamaño, “la última evidencia no apoya el uso de suplementos probióticos en el embarazo porque hay dudas de que sea seguro“.
Durante el embarazo la mujer experimenta todo tipo de cambios. Estos pueden ser anímicos, así como procesos complejos que hacen posible la gestación, pero que también afectan a la microbiota. Mantener un equilibrio de nuestros “bichitos” puede tener un impacto directo en el propio embarazo y en el bebé. Pero comencemos por lo básico: ¿qué es la microbiota?
¿Qué es la microbiota?
Dentro de todos nosotros conviven billones de seres microscópicos y la mayoría de ellos son beneficiosos y necesarios para el buen funcionamiento de nuestro organismo, son más conocidos como microbios. Todos ellos forman una gran familia que se hace llamar microbioma y dentro de su árbol genealógico nos podemos encontrar a las bacterias, las arqueas, los virus, los hongos y los protozoos.
La microbiota serían los lugares donde esta población microbiana está presente habitando distintos ecosistemas del cuerpo. Así, el ser humano tiene microbiotas en varios sitios del organismo colonizados por distintos grupos de bacterias. De esta manera tenemos microbiota genital, urinaria, dérmica, en las glándulas mamarias o en el tubo digestivo (desde la boca hasta el ano). Para hacernos una idea de su magnitud: nuestra microbiota puede pesar entre dos y tres kilos del total de nuestro peso y sólo en el intestino contamos con 100 billones de bacterias. Tal es su importancia, que en el mundo científico ya se la considera un órgano más.
Hace años se pensaba que estas bacterias colonizaban el organismo del bebé a partir del momento del nacimiento, especialmente si este era por vía vaginal, pero lo cierto es que cada vez existe más evidencia científica de que esta colonización ya comienza en el vientre materno, a través de la placenta. Diferentes estudios han demostrado que ya no se trata de una bolsa estéril, ahora ya sabemos que tiene su propia microbiota con diversas funciones reguladoras metabólicas e inmunitarias y que influye en el pronóstico de la gestación y del parto.
Cuando se produce una alteración de la microbiota (disbiosis) existe un desequilibrio entre las distintas cepas bacterianas y el organismo se ve afectado. Ya se sabe que existe un mayor riesgo de que se produzcan infecciones y se desarrollen enfermedades.
La alteración de la microbiota se puede producir por diferentes factores: mala alimentación, sedentarismo, falta de descanso, estrés, exceso y mal uso de antibióticos. Pero ¿los probióticos pueden ser tus grandes aliados a la hora de regular tu microbiota? La matrona Sara Caamaño asegura que hay que ser muy prudentes a la hora de realizar esta afirmación porque, de hecho, la evidencia científica los desaconseja en la mayoría de los casos:
“La clave está en revertir malos hábitos de vida y nutrición. Es importante que esto quede claro. Los probióticos no son los grandes aliados, los grandes aliados son los hábitos de vida saludables. ¿Qué sentido tiene ingerir probióticos para equilibrar tu microbiota y luego pedir pizza por teléfono?”.
Qué son los probióticos y cuál es su diferencia con los prebióticos
En los últimos años nos hemos acostumbrado a oír hablar de prebióticos y probióticos, pero, ¿realmente sabemos diferenciarlos?
Probióticos
“Son microorganismos vivos que, cuando se administran en cantidades adecuadas, confieren un beneficio para la salud del sujeto que las recibe”. Así los define la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Se dividen principalmente en dos grupos microbianos: los lactobacilos y las bifiídobacterias. Existen alimentos considerados probióticos, como más adelante veremos. Sin embargo, los utilizados como terapéuticos se venden en farmacias y son complementos alimenticios que contienen diferentes cepas probióticas y cuyas bacterias han sido liofilizadas (la liofilización es uno de los mejores procesos de conservación de productos biológicos, que aúna la congelación y la deshidratación).
Estas bacterias pasan directamente a la mucosa del intestino adhiriéndose y colonizándolo. Su función es estimular la microbiota intestinal, conocida también como flora intestinal, y así contribuye a modular la respuesta inmune de nuestro organismo y defendernos de posibles agentes patógenos, entre otras misiones.
Prebióticos
Se trata de sustancias presentes de forma natural en la dieta (los más conocidos son los fructooligosacáridos y la inulina), no digeribles por las enzimas humanas, que alimentan a grupos determinados de microorganismos que habitan en el intestino, estimulando el crecimiento de las bacterias beneficiosas sobre las dañinas. Podríamos decir que son el alimento de calidad para nuestras bacterias amigas. En el caso de las mujeres gestantes, pueden ayudar con las náuseas y vómitos típicos del embarazo.
¿Es seguro tomar probióticos en el embarazo?
De nuevo en este punto, nuestra especialista lo tiene claro, las embarazadas no deberían tomar probióticos a no ser que estos hayan sido prescritos por un profesional sanitario:
“No, las embarazadas no pueden tomar probióticos así como así porque ya hay estudios que lo relacionan con el aumento del riesgo de preeclampsia. Estudios, además, de calidad alta. Por tanto, no se recomienda tomarlos salvo que estén pautados por un profesional especialista y en situaciones muy concretas, siempre acompañados de otra serie de pautas básicas para mejorar la microbiota”.
Es más, el consumo de probióticos como suplemento durante el embarazo, se desaconseja especialmente en pacientes con el sistema inmune debilitado e incluso podría interferir con algún tipo de medicamento:
“Una cosa es que las alteraciones de la microbiota estén relacionadas con diabetes gestacional o preeclampsia y otra que los probióticos sean la solución. Además, cada vez se pone más en duda que haya un probiótico para todos, en realidad cada uno tenemos nuestra propia microbiota, nuestro equilibrio personal. Si mi microbiota funciona bien y tomo probióticos, también estoy produciendo una disbiosis”, indica Caamaño.
¿Existen beneficios de tomar probióticos durante el embarazo?
Tener una microbiota equilibrada previene complicaciones obstétricas, ya que previene de la diabetes gestacional y reduce el riesgo de que las embarazadas puedan desarrollar infecciones vaginales, cervicales, endometriales o del tracto genitourinario. También mejora la función del sistema inmune y previene tanto contra la diarrea como contra el temido estreñimiento (que tan común es de padecer por las embarazadas durante el último trimestre de gestación). Asimismo, ayuda con las náuseas y vómitos característicos de los primeros tres meses del embarazo.
Ahora bien, “estos son los beneficios de tener una microbiota equilibrada, pero no son los resultados de tomar probióticos en sí”, insiste en resaltar Sara Caamaño: “No está recomendado tomar probióticos de forma preventiva, y como tratamiento solo en casos muy concretos”.
¿Qué probióticos se pueden tomar durante el embarazo?
Para que la función inmunitaria del recién nacido se desarrolle de manera correcta, es fundamental que su intestino esté habitado por bacterias. Esta colonización comienza en el embarazo, continúa en el parto y sigue con la alimentación a través de la lactancia materna.
Por lo tanto, si todo comienza en el embarazo, sería conveniente analizar qué ocurre en la microbiota de la madre durante la gestación y qué hay que tener en cuenta para su cuidado. Las últimas investigaciones científicas han evidenciado que durante los meses de embarazo se produce un incremento de bifidobacterias.
Las bifidobacterias
¿Qué son las bifidobacterias? Se trata de un género de bacterias grampositivas anaeróbicas (no pueden crecer en presencia de oxígeno), que están entre las primeras en colonizar el intestino de los neonatos y que también están presentes en la boca y en la leche materna.
Este aumento de bifidobacterias se relaciona con el incremento de la cantidad de progesterona que genera el cuerpo sobre todo en el último trimestre del embarazo. Estos microorganismos establecen una relación de simbiosis con la microbiota y mejoran la respuesta inmune, disminuyendo la probabilidad de que aparezcan enfermedades durante el embarazo.
Los lactobacillus
Pero también la familia de los lactobacillus puede mejorar la estabilidad de la microbiota femenina durante el embarazo. En concreto, cepas como el lactobacillus crispatus o lactobacillus acidophilus. Para las futuras mamás que son propensas a tener infecciones en la flora vaginal estaría indicada el lactobacillus gasseri, una de las cepas más frecuentes en la zona que ayuda a mantener la función barrera en buen estado.
No obstante, según Caamaño, para establecer una recomendación profesional de probióticos durante el embarazo, se han de tener en consideración varios factores:
- Si la mujer tiene una disbiosis.
- Si no están contraindicados en su caso.
- Qué tipo de probiótico le puede venir bien a esa mujer en concreto.
Por lo tanto, “sin una correcta alimentación, ejercicio, descanso y gestión del estrés; no hacemos nada”. Para tener una buena microbiota no es necesario que tomemos suplementos a base de probióticos si no tenemos ninguna patología que nos indique que esta pudiera estar dañada. El foco de atención debería estar pues, en nuestros hábitos de vida y nutrición.
¿Qué alimentos contienen probióticos?
Cuidar la alimentación es la base para que las bacterias intestinales estén en el mejor equilibrio posible. Si ya teníamos suficientes motivos para cuidarla durante el embarazo, añadamos uno más: preservar la salud de la microbiota de la madre para que, al mismo tiempo, estemos cuidando la del futuro bebé.
Está en nuestra mano prevenir un desequilibrio entre nuestras bacterias intestinales. ¿Cómo? Entre otras cosas, manteniendo una vida activa, llevando una dieta saludable y consumiendo alimentos que contienen probióticos de manera natural, estos son alimentos que han pasado por un proceso de fermentación. Estos serían algunos ejemplos:
- Yogur pasteurizado. Es leche coagulada obtenida por la fermentación láctica producida por dos cepas de microorganismos: Lactobacillus delbrueckii sp. bulgaricus y Streptococcus salivarius sp. thermophillus.
- Kéfir pasteurizado. También es un lácteo, fermentado con más bacterias y menos lactosa que su primo hermano, el yogur. Su sabor es más ácido.
- Col fermentada, conocida como chucrut.
- Kimchi, plato coreano a base de repollo y col china fermentada.
- Derivados de la soja como el tofu, el yogur de soja, miso o tempe.
Recuerda que si tienes alguna duda sobre el uso de probióticos u otro tema relacionado, los especialistas de la Tribu CSC estarán encantados de resolver tus inquietudes vía online.
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