Síndrome del bebé olvidado: Empieza el calor y cualquiera puede olvidar a su bebé en el coche, según un estudio

Desde 1998, 970 peques han muerto en Estados Unidos por insolación después de que fueran olvidados en el coche, según datos recogidos por NoHeatStroke.org  El olvido, incluso los casos mortales, le puede pasar a cualquiera, según un estudio.

Es el conocido como Síndrome del bebé olvidado y, por mucho que podamos pensar lo contrario, todos nos podemos olvidar a nuestro bebé en el coche. Para evitarlo, diferentes asociaciones han presionado al Congreso de Estados Unidos para que promulgue leyes que ayuden a proteger frente a este olvido con la instalación de mecanismos de seguridad en el coche.

Una nueva investigación demuestra que TODOS nos podemos olvidar un bebé en el coche

Para comprender mejor lo que se conoce como “memoria prospectiva” o la capacidad de recordar cosas críticas pero rutinarias, un grupo de investigadores de la Universidad de Notre Dame pusieron en marcha un experimento centrado en si los estudiantes universitarios olvidaban (o no) sus teléfonos móviles, lo que ellos consideraban sus bebés.

En un estudio publicado en el Journal of Applied Research in Memory and Cognition, los investigadores tomaron los móviles de 192 estudiantes de la universidad y examinaron con qué frecuencia olvidaban recuperarlo al salir de laboratorio cuando acababa el experimento o cómo influía si les recordaban de forma explícita que tenían que recoger el teléfono una vez finalizaran.

Además, a todos se les entregó rastreadores de actividad, pero solo a la mitad del grupo se le pidió que lo entregaran al recoger su teléfono móvil. ¿El resultado? Cerca del 7% de los estudiantes olvidaron sus teléfonos móviles sin el recordatorio, frente al 5% que de los que sí lo recibieron. Por su parte, casi el 18% de ambos grupos olvidó devolver el rastreador.

Los investigadores descubrieron que el olvido se produce cuando las señales ambientales no logran desencadenar el recuerdo de esa intención en el momento adecuado, de forma que la intención se pierde en la confusión. Y lo más importante, descubrieron que cualquier persona puede sufrir posibles errores de memoria. Según Nathan Rose del Departamento de Psicología de la Universidad de Notre Dame e investigador principal del estudio:

“Los procesas de forma más automática, por lo que puedes perderte en tus pensamientos porque tus comportamientos están siendo impulsados ​​por el entorno. No es que olvides lo que se supone que debes hacer; simplemente te olvidas de hacerlo en el momento apropiado”.

Así, los investigadores concluyen que de la misma manera que los estudiantes olvidan su objeto más preciado (el teléfono móvil), los progenitores pueden olvidar también a sus bebés en el asiento trasero del coche, especialmente cuando duermen y no hacen ningún ruido. También es habitual que ocurra cuando el adulto no lleva todos los días al bebé y, por tanto, no forma parte de su rutina diaria. Por ejemplo, si nunca lleva al peque a la escuela infantil, pero un día concreto lo hace antes de ir al trabajo, puede incluso que conduzca hasta su empleo y se ponga a trabajar olvidando que dejó a su bebé en el asiento trasero del coche.

Además, los investigadores aseguraron que estos errores de memoria ocurren por igual en hombres y mujeres, a pesar de que existe la creencia de que es mucho más habitual entre los hombres.

¿Qué es el Síndrome del niño olvidado?

Salvando las enormes distancias entre un bebé y un teléfono móvil, es lógico que haya muchas madres y padres que aseguren que eso jamás les pasaría a ellos. Sin embargo, las cifras hablan por sí solas, ocurre más de lo que pensamos y la ciencia ha demostrado que le puede pasar a cualquiera.

El Síndrome del bebé olvidado ocurre cuando un adulto (normalmente, uno de sus progenitores porque suelen ser los que lo llevan en el coche con más frecuencia, aunque puede ocurrirle a cualquier persona), olvida a su bebé en el interior del vehículo cerrado. Una situación que puede tener graves consecuencias e incluso la muerte, especialmente ahora con la llegada del verano y las altas temperaturas.

El ritmo de vida que llevamos, el estrés, el cansancio, exceso de preocupaciones, sueño, un cambio de rutina habitual… Las causas que pueden provocar que nos olvidemos de nuestro peque en el coche son diversas y ocurre cuando nos centramos en todo lo que tenemos que hacer en el futuro en lugar de enfocarnos en el momento presente.

Uno de los estudios más completos fue el que realizó David Diamond, profesor de Psicología y Doctor en Filosofía en la Universidad del Sur de Florida quien durante 15 años analizó las causas que hay detrás de estos olvidos que han desembocado en muchas ocasiones en la muerte de bebés y niños pequeños. Y a pesar de que pueda pensarse que detrás de ello hay padres y madres negligentes, el estudio demostró que no es más que “una cuestión de circunstancias y le puede pasar a cualquiera”, según Diamond.

¿Cómo funciona el cerebro ante acciones rutinarias?

Según este experto en neurociencia cognitiva, el cerebro involucra distintas partes de la memoria de una persona. Por un lado, la memoria prospectiva es la encargada de recordarnos hacer algo en el futuro. Por su parte, la memoria procedimental hace que hagamos cosas sin necesidad de pensarlas, como un piloto automático. Uno de los mejores ejemplos es cuando vuelves del trabajo a casa y al llegar no sabes cómo lo has hecho ni por dónde has ido. La respuesta en sencilla: es un trayecto y una rutina tan interiorizada que la haces de forma automática.

En muchas ocasiones, las memoria a corto y largo plazo trabajan juntas para que sea más sencillo realizar cambios en las rutinas. Por ejemplo cuando sales de trabajar pero en lugar de ir directo a casa, tienes que parar a comprar.

¿Y en qué momento podemos olvidar algo importante? Según Diamond, cuando la memoria a corto plazo falla (por el estrés o porque estamos más distraídos) es cuando podemos olvidar a un bebé en el coche. Una situación que puede ocurrir también a los cirujanos cuando olvidan herramientas en los pacientes durante una intervención quirúrgica, por ejemplo.

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Porque sí, la memoria humana es defectuosa. “Y esto también incluye a los padres cariñosos y atentos que pierden la conciencia de sus hijos cuando están en un automóvil”, concluye Diamond.

Los peligros de hipertermia

Por ello, NUNCA debemos dejar a un bebé o un niño pequeño solos en el coche. Da igual que esté dormido y que vayamos solo a comprar algo rápido. Seguro que en más de una ocasión has ido a comprar solo una cosa y has acabado con un carro lleno tardando más de lo esperado o te has encontrado una cola enorme de gente para pagar. Y, en ese intervalo, la memoria puede hacerte olvidar que has dejado a tu bebé en el coche mientras se centraba en recordarte las faltas de casa.

La temperatura en el interior del vehículo sube rápidamente, aproximadamente unos 7 grados cada 5 minutos, algo que puede acelerarse en verano. La temperatura corporal subirá también rápidamente y al alcanzar los 42 grados, los órganos pueden empezar a fallar y puede desembocar en la muerte por hipertermia. Y si además está completamente cerrado, el peque puede quedarse sin aire. La mayoría de las víctimas son menores de 0 a 4 años.

Cuando la temperatura del cuerpo de un peque menor de 4 años sube entre 3 y 5 veces más rápido que un adulto, se produce la hipertermia. Se da en 20 minutos o menos y el niño puede morir en menos de 2 horas. 

Para evitar olvidar a tu peque en el coche, puedes seguir algunas recomendaciones sencillas, como dejar las pertenencias en el asiento de atrás para “obligarte” a recogerlas y ver al bebé; poner alarmas visuales que te ayuden a recordar que hay algo diferente en tu rutina habitual o poner objetos de tu bebé en el asiento delantero que te recuerden que está dentro del vehículo.

¿Cómo es un golpe de calor en un bebé? ¿Cómo saber si mi hijo está insolado? Si quieres resolver estas dudas o cualquier otra sobre salud infanto-juvenil, en la Tribu CSC cuentas con un equipo de expertos/as a los que puedes consultar. Entre ellos, se encuentran la  experta en seguridad infantil, María Arenzana, o la pediatra Gloria Colli.

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