Día Internacional de la Dignidad de las Niñas, Niños y Adolescentes Trabajadores

Cada 9 de diciembre se celebra el Día Internacional de la Dignidad de Niños, Niñas y Adolescentes Trabajadores, una efeméride que tiene como objetivo concienciar a la población mundial acerca de la importancia de reconocer, valorar y proteger los derechos de los niños, niñas y adolescentes trabajadores, en todo el mundo.

Según la organización Ayuda en Acción, “todavía hay niñas y niños en el mundo que no van a la escuela, no juegan o no tienen tiempo libre por tener que ir trabajar“. Además, las tareas que desempeñan muchos de estos niños y niñas “en su mayoría son actividades dañinas para su salud (tanto física como mental), les impiden tener un desarrollo adecuado y perpetúa situaciones de pobreza y desigualdad“.

Consecuencias del trabajo infantil

Según datos publicados por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), más de 160 millones de niñas y niños de entre 5 y 17 años se encuentran en esta situación (casi 1 de cada 10). De ellos, casi la mitad ejercen alguna de las formas más inhumanas de trabajo infantil como son la esclavitud, la trata, la prostitución, el trabajo forzoso o el reclutamiento para conflictos armados.

Pero no todas las tareas o actividades que realizan las niñas y los niños se pueden considerar trabajo infantil. El Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC) lo define como todo aquel “que priva a los niños de su niñez, su potencial y su dignidad, y que es perjudicial para su desarrollo físico y psicológico“.

Por tanto, cuando se habla de trabajo infantil, no se contemplan las tareas o actividades que desarrollan fuera del horario escolar o durante las vacaciones para ganar una paga extra. O las que realizan para ayudar a sus madres y padres en el hogar o negocio familiar y que, por otro lado, se consideran positivas para su desarrollo personal.

Esta efemérides impulsa la ejecución de acciones y esfuerzos mancomunados, orientados a brindar a los niños y niñas seguridad y apoyo, mejora de sus condiciones de trabajo, así como evitar los riesgos de maltrato y explotación a la que puedan ser sometidos.

Niños, Niñas y Adolescentes Trabajadores: explotación infantil en la actualidad

Los niños, niñas y adolescentes trabajadores se enfrentan a condiciones de trabajo precarias y decadentes. Una gran mayoría de ellos son explotados, maltratados y mal remunerados.

Esta situación es producto de las deplorables condiciones de vida de su entorno familiar, que lleva a los menores a tener la imperiosa necesidad de trabajar, en la búsqueda de mejores alternativas.

Algunos de los países donde los niños, niñas y adolescentes se ven obligados a trabajar para poder subsistir son Yemen (en este país lo más preocupante es el incremento de los casos de reclutamiento de varones de entre 12 y 17 años para conflictos armados), Nepal (más del 25% de las niñas trabajan, frente al 17% de los niños), Myanmar (más de 1,2 millones de niñas y niños de entre 5 y 7 años trabajan un promedio de 51 horas semanales, aunque sea algo que es ilegal en el país, donde los menores solo pueden comenzar a trabajar a los 14 años y en jornadas no mayores de 4 horas), Perú (encabeza los países de Sudamérica con mayores tasas de trabajo infantil. A día de hoy, aún hay más de 21,8% de niñas, niños y adolescentes que trabajan) y Bolivia (solo 6 de cada 10 de los menores que trabajan está escolarizado, lo que hace que les resulte casi imposible salir del círculo de la pobreza).

Pero esta situación es cada vez más común en cualquier parte del mundo, donde aún es frecuente ver niños trabajando en fábricas textiles, niños explotados y niños trabajando en minas. Por ello, es de vital importancia la creación y fortalecimiento de las legislaciones en todos los países en esta materia, a fin de garantizar sus derechos y procurar la mejora de sus condiciones de trabajo.

Igualmente importante es hacer énfasis en promover su desarrollo integral, mediante el acceso al sistema educativo, de salud y protección social. Para ello se debe contar con la activa participación del Estado, las autoridades locales, regionales y nacionales, así como la Sociedad Civil.

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Redacción CSC