12 Formas de ayudar a un peque que no come

Quizá sea uno de los dolores de cabeza más grandes de las familias. Mi bebé no quiere comer, solo acepta el pecho, biberón o triturados… Y es que hay infinidad de niños y niñas pequeños que se muestran tremendamente selectivos con su alimentación.

Ofrecemos y ofrecemos, para que al final, todo se quede en el plato, o acabe debajo de la mesa, y nuestro peque coma lo mismo de siempre…

¿Por qué los niños pierden el apetito?

En primer lugar, es interesante comentar que hay una serie de situaciones en las que es normal que nuestro peque deje de comer o rechace probar alimentos nuevos.

Entre los 12 y 24 meses nos encontramos con una de esas famosas crisis de alimentación. Nuestro bebé, que comía casi de todo, deja de comer: ya no quiere trocitos ni comer casi nada diferente a la teta o biberón. ¿Qué le pasa?

 

 

Pues simplemente que su ritmo de crecimiento disminuye, y ya no necesita tanta comida como antes. Se produce un ajuste en sus necesidades, y nosotros, que no estábamos acostumbrados a ver a nuestro peque comer cantidades más pequeñas, tenemos que reajustarnos también a esta nueva situación.

Entre los 2 y los 3 años puede aparecer una nueva situación, que se considera típica en el desarrollo cuando es transitoria, y es la neofobia o rechazo a probar alimentos nuevos. Nuestro peque no quiere comidas que no conoce, en la mayoría de las ocasiones las rechaza solo viéndolas, sin llegar a tocarlas o probarlas. Y, como comentamos, generalmente esto suele pasar al poco tiempo, si lo acompañamos adecuadamente.

No obstante, a veces, esto se complica y el rechazo a comer muchos alimentos tiene que ver con otras razones… La alimentación es uno de los procesos más complejos a los que se enfrenta nuestro bebé, por todos lo que implica en cuanto a desarrollo sensorial y motor. Cuanto todo fluye, prácticamente ni nos damos cuenta, parece fácil, nosotros ofrecemos, nuestro bebé como, y ya está; pero cuando hay alguna dificultad… ¡ay!

 

 

Pero ¿qué es lo que puede estar pasando?

Para averiguar cuál es la causa de la repentina inapetencia de nuestro peque debemos observarle cuál es su conducta. Pero, ¿qué cosas tenemos que observar?

Desarrollo motor y oromotor

Se deberían empezar a ofrecer alimentos diferentes a la leche en torno a los 6 meses de edad, una vez que nuestro bebé se puede sentar con cierto control y puede usar sus manitas para alcanzar los alimentos y llevarlos a su boca.

Y esto no es por capricho o casualidad, es que es justo en ese momento cuando los reflejos protectores como el de extrusión de la lengua se integran, y cuando comienza a tener habilidades suficientes dentro de la boca y en su lengua como para mover los alimentos y deglutirlos con seguridad.

 

 

A veces, situaciones como tener un frenillo limitante que no se haya detectado o se haya cortado mal, unas habilidades oromotoras inmaduras o unas características anatómicas inadecuadas, como alteraciones en el paladar, por ejemplo, pueden dificultar mucho el que nuestro pequeño acepte los alimentos.

Desarrollo Sensorial

Para que nuestro pequeño acepte los alimentos, necesita verlos, tocarlos, olerlos y probarlos.

Muchas veces, el esperar a introducir los alimentos sólidos más allá del año, o que nuestro bebé haya tenido experiencias orales negativas como les ocurre a los bebés prematuros que tienen que llevar sondas, puede dificultar el proceso.

 

 

También tener un reflujo que haya tardado en resolverse, vómitos recurrentes o incluso alguna intolerancia severa o problemas respiratorios, pueden provocar que las experiencias en la zona de la boca de nuestro bebé sean muy desagradables, dificultando la tolerancia a los alimentos diferentes al pecho o biberón.

A veces también puede ocurrir que nuestro bebé sea muy sensible. Al registrar los estímulos de manera muy exagerada, y si la respuesta también lo es, aparecen esas reacciones de asco exageradas al meterse cosas en la boca (a veces incluso al verlas u olerlas), lo que dificultad mucho que quiera explorar los alimentos.

Emoción y conducta

Nuestros hijos e hijas van a comer lo que nosotros comamos, y van a hacer lo que nosotros hagamos. Eso es así. Si tú no comes verduras, con toda probabilidad tu peque tampoco lo va a hacer. La mejor forma de que quiera comer de todo es que coma contigo y te vea comer de todo.

 

 

Forzar a comer, regañar porque no come, chantajear para que coma más o utilizar la comida como refuerzo son prácticas totalmente desaconsejadas que no nos van a ayudar en nada en el proceso.

Algunas condiciones

Algunas condiciones como estar dentro del espectro autista o tener alguna otra condición del neurodesarrollo también pueden comprometer el proceso de la alimentación.

En estos casos será necesario valorar muy bien que puede estar pasando, porque además de las situaciones antes mencionadas entran en juego otras variables como la inflexibilidad o rigidez cognitivas o las que tienen que ver con la praxis (cómo organizo los movimientos de la boca y lengua para gestionar el alimento).

 

 

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¿Qué hacer cuando el niño no quiere comer?

Si me encuentro en alguna de estas situaciones y mi bebé rechaza comer determinadas texturas de alimentos, rechaza los sólidos o su dieta es muy restringida ¿qué puedo hacer?

¿Qué se puede hacer cuando un niño no quiere comer? Hay algunos trucos para niños que no quieren comer que podemos llevar a cabo de forma respetuosa.

 

 

Mencionamos a continuación algunas estrategias que pueden ayudar mucho a nuestro peque:

1. Cuando es bebé, dejarle explorar objetos y sus manitas a placer, evitando ponerle manoplas, sacárselas de la boca, limpiarle todo el tiempo, etc.
2. Valorar la presencia de frenillo o cualquier otra característica que pudiera dificultar el proceso.
3. No retrasar la introducción de los alimentos semisólidos y sólidos.
4. Aprender a beber en vasito cuando vayamos a ofrecer otros líquidos diferentes a la leche materna.
5. Sentar al bebé a la mesa con nosotros para que pueda compartir el momento de la comida, que nos vea comer, que pueda explorar los alimentos con sus manos, verlos, olerlos… estar expuesto a ellos.
6. El momento de la comida debe ser un momento agradable, relajado, para compartir, en la que nuestro pequeño se sienta cómodo.
7. Respetar sus deseos. Ofreceremos sin forzar a comer y evitaremos engañarle o chantajearle para que pruebe algún alimento o coma más.
8. Facilitar que participe de manera activa del momento de la comida. Ofrecer un cubierto a la vez que le ayudamos a alimentarse, puede ser un gran estímulo para él.
9. Hacerle partícipe en todo el proceso de la alimentación, desde ir al mercado a comprar, lavar y guardar la comida, preparar algunas recetas sencillas ¡e incluso darnos de comer! Todo ello hará que nuestro peque conozca los alimentos, le sean familiares, y pueda tolerarlos mejor.
10. Que participe en la elección de lo que se va a preparar y comer, dando algunas opciones para que pueda elegir.
11. Preparar los alimentos de manera atractiva.
12. A veces, permitir jugar con la comida, fuera del momento concreto de la comida, ayudará a nuestro peque a establecer una relación positiva con el alimento.

 

 

Paciencia y perseverancia

Además, no nos cansaremos de ofrecer, sin evitar alimentos, aunque nuestro peque no se anime a probar mucho. Vamos a respirar, cargarnos de paciencia y acompañaremos este proceso de manera tranquila, intentando que, como hemos comentado, el momento de la comida sea una experiencia lo más placentera posible. 

No obstante, cuando nos encontramos con dificultades muy notables que pueden comprometer la salud de nuestro peque, lo primero es consultar con su pediatra y buscar ayuda especializada, un logopeda o terapeuta ocupacional formados en alimentación, y posiblemente también un nutricionista, serán los profesionales indicados.

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