Masaje infantil: Una técnica milenaria que tu bebé agradecerá

Sus beneficios son múltiples: alargar las articulaciones del bebé, aumentar la movilidad del intestino y establecer el vínculo afectivo

El masaje infantil es una técnica que se utiliza desde hace muchos años en diferentes países del mundo, y que fue introducida en Europa Occidental y Norteamérica hace varias décadas. Se basa en una serie de maniobras manuales diferentes que se aplican al bebé en sus diferentes partes del cuerpo, cara, brazos, piernas, abdomen y espalda con el fin de pasar un buen rato de relajación y establecer un vínculo afectivo con él.

En cada país se hace de forma diferente. Así, podemos encontrar países donde el objetivo es alargar las articulaciones de la bebé, otros en el que pretenden aumentar la movilidad del intestino, y algunos en los que simplemente quieren establecer un contacto afectivo con su criatura.

Masaje, ¿desde cuándo?

Se puede comenzar el masaje prácticamente desde el minuto uno de vida (bueno, hay cosas más importantes, pero ya en ese momento lo empezamos a tocar). Una vez que el recién nacido es puesto al pecho, se empieza un ritual de caricias y susurros suaves, de contacto físico insustituible, que se irá afianzando con el paso de los días.

 

Colecho prematuro

 

¿Cómo prepararse para hacer un masaje infantil?

Lo primero que hay que tener en cuenta es el estado anímico del bebé y de la persona que le va a dar el masaje. Ambos tienen que estar tranquilos y receptivos. Si no, el masaje puede resultar contraproducente y lo único que conseguiréis será un malestar y llanto por parte de la peque.

Hay que buscar un momento del día donde ambos tengáis tiempo el uno para el otro. Hacerlo en un lugar tranquilo, donde nadie os moleste, con el ambiente adecuado, luz tenue, temperatura correcta, postura adecuada para ambos, que en general será tumbado para el bebé y sentado para la persona que le realiza el masaje.

 

 

Si todo va bien, vais a estar un rato en esa posición, así que debe ser cómoda para las dos. Entonces tenemos que pedir permiso a la bebé para iniciar el contacto, y comenzar con suaves caricias viendo como reacciona a cada una de ellas, y poco a poco ir cambiando de técnicas y zonas del cuerpo si la bebé así lo desea.

Olvidemos el reloj

El masaje puede durar lo que se desee. Es posible que en los primeros minutos el bebé se encuentre algo incómodo y que poco a poco los tiempos se vayan alargando hasta poder disfrutar de 15-20 minutos de masaje. Obviamente, si el peque está inquieto y no está disfrutando es mejor buscar otro momento (aunque nos parezca increíble por eso de que mataríamos por que alguien nos diera un masaje).

 

 

Habrá días en que el masaje sea más bien corto, y días en que los dos estemos disfrutando tanto, que no querremos parar. Por eso vale la pena olvidar el reloj y simplemente dejarnos llevar y fluir con el contacto.

¿Cuáles son los beneficios del masaje infantil?

Los beneficios del masaje infantil son varios, y todos son importantes:

  • Crear un vínculo afectivo con el bebé. Lo pongo en primer lugar porque aunque no es el único modo de establecer lazos con el bebé, sí es una gran ayuda: el bebé nota tu calor, tu contacto y sabe que estás ahí para ayudarlo. El adulto tiene un momento tranquilo en el día (en esta sociedad emborrachada por el estrés del día a día) para estar con su pequeño, para sentir su respiración, para entender los gestos de su cara y de su cuerpo como bien explica Miriam Escacena en este post, y simplemente para crear un vínculo basado en la tranquilidad y el apego entre ambos.
  • Prevenir cólico del lactante: el cólico del lactante es un proceso por el cual pasan algunos bebés en sus primeros 3-4 meses de vida. Se define como un llanto inconsolable, que dura más de tres horas al día, más de tres días a la semana durante más de 3 semanas. En realidad se puede tener cólico del lactante sin cumplir todas estas premisas ya que tiene varios grados de severidad y no a todos los bebés afecta por igual. En general, es un malestar sin causa aparente que se ve acrecentado por la tarde-noche. Puede estar ocasionado por un sistema digestivo inmaduro, que enlentece el movimiento intestinal y que se corrige por si sólo en unos meses, o puede ser simplemente una cuestión de inmadurez e inadaptación al medio. Mientras transcurren los días, dar un masaje abdominal al bebé todos los días previene y mejora ese malestar.
  • Mejora a nivel circulatorio, respiratorio, inmunológico, nervioso, digestivo
  • Estimula el reconocimiento de diferentes partes del cuerpo.
  • Relaja al bebé y a la persona que le da el masaje.

En resumidas cuentas, es una relación entre madres y padres y sus bebés que debería existir sí o sí, por todos los beneficios de salud que conlleva y, sobre todo, por todo lo que aporta a nivel relacional. ¿Os imagináis que la persona que más os quiere en el mundo dedicara cada día un ratito a haceros un masaje?

 

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