¿Cómo podemos prevenir el consumo de tabaco y alcohol en nuestros hijos/as? El consumo de alcohol, tabaco y drogas, se asocia a un gran número de problemas, tanto médicos como sociales en la adolescencia. Hoy, en el Día Mundial sin…
La ministra de Sanidad, Mónica García, ha anunciado el despliegue de una nueva ley para prevenir y reducir el consumo de bebidas alcohólicas entre menores de 18 años.
“Les anuncio que el Ministerio de Sanidad está trabajando en un anteproyecto de ley centrado en la protección de la salud de menores respecto al consumo de alcohol”, ha avanzado. Y es que, aunque la edad mínima para poder tomar alcohol de manera legal es de 18 años, según Estudes, más del 70% de los adolescentes de entre 14 y 18 años ha consumido alcohol en el último año, ha recordado la ministra.
Una ley para prevenir y reducir el consumo de alcohol en menores
La norma regulará también la publicidad para limitar “todo aquello que pueda constituir un perjuicio para la salud”. García ha contado que el borrador, que también incorporará la protección a embarazadas, girará en torno a 5 ejes:
- Armonizar la normativa en relación al consumo, venta y publicidad de las bebidas alcohólicas.
- Desarrollar políticas para prevenir “de forma eficaz” su consumo entre menores.
- Reducir la “exposición” de estas bebidas a los menores de edad.
- Incorporar herramientas de prevención en el ámbito educativo, familiar, sanitario y en los servicios sociales.
- Promocionar los entornos saludables y favorecer “alternativas sociales y de ocio libres“.
En la actualidad, el alcohol está muy presente en el tiempo libre y en las relaciones sociales de los jóvenes. Tanto es así que el 75,1% de los adolescentes de 14-18 años ha consumido alcohol alguna vez en su vida, 6 de cada 10 adolescentes se ha emborrachado alguna vez y 1 de cada 3 lo ha hecho en los últimos 30 días.
Consumo de alcohol en adolescentes en España
Lo más preocupante es a qué edad se empieza a beber alcohol en España: la edad de iniciación en el consumo de alcohol en nuestro país se sitúa en los 13 años, según datos del ministerio de Sanidad. Todo esto supone un incremento de los riesgos asociados al consumo de alcohol, ya que, a estas edades, el organismo no se encuentra plenamente desarrollado.
Además, aunque los chicos beben más cantidad de alcohol que las chicas, el número de chicas que consume alcohol y se emborracha es superior al de los chicos.
No existe percepción de riesgo para la salud
Los datos muestran que en España el porcentaje de jóvenes y adolescentes que beben alcohol desde edades muy tempranas es muy elevado. Pero, según las encuestas, la mitad de los adolescentes españoles no cree que consumir 4 ó 5 copas durante los fines de semana puede ocasionar problemas de salud, lo que demuestra que hacen falta políticas efectivas para cambiar la percepción que los adolescentes tienen del alcohol en nuestro país e incrementar en el conjunto de la sociedad la percepción del riesgo para la salud del consumo de alcohol con información veraz y basada en datos científicos.
Por ejemplo, un estudio publicado en The Lancet, muestra que los jóvenes que empiezan a beber antes de los 15 años tienen 6 veces más posibilidades de desarrollar dependencia que los que empiezan más allá de los 21. Según otras investigaciones demuestra que el alcohol es la mayor causa de minusvalía y muerte en personas de 15 a 24 años de edad.
Consecuencias del consumo de alcohol en adolescentes
El consumo de alcohol tiene toda una serie de consecuencias para la salud física y psicológica de todas las personas, pero en la adolescencia sus efectos pueden ser aún más nocivos. Además, en concreto las mujeres tienen una menor capacidad de degradar el alcohol, por lo cual son aún más susceptibles a su toxicidad.
Daños neurológicos
Los especialistas señalan que la presencia de alcohol en un cerebro adolescente en desarrollo es capaz de alterar los procesos neuromadurativos normales a esta edad.
El cerebro termina de madurar hacia finales de la adolescencia. En este periodo, las neuronas del lóbulo frontal y corteza prefrontal van recubriéndose de mielina, una sustancia que ayuda a acelerar los impulsos nerviosos. Esta parte del cerebro es la responsable de funciones como la planificación, organización y control de impulsos.
El consumo de alcohol en la adolescencia puede tener efectos nocivos e irreversibles en la mielinización, interfiriendo con la manera en que las células nerviosas normalmente envían, reciben y procesan la información.
Asimismo, el cerebro posee un circuito de gratificación que controla y regula nuestra capacidad de sentir placer. El alcohol y otras drogas de abuso sobreestimulan este circuito, produciendo cambios en el cerebro que pueden llevar a la adicción. Una vez iniciado el consumo, los adolescentes pueden pasar rápidamente a la dependencia.
Enfermedades físicas
Una pequeña parte del alcohol ingerido es destruido en el estómago por una enzima llamada alcohol-deshidrogenasa gástrica. Otra parte llega directamente al hígado, donde es convertido, primero en acetaldehído y luego en acetato.
Gran parte del efecto tóxico del alcohol es producido por el acetaldehído, que se acumula cuando se sobrepasa la capacidad de trabajo del hígado, lo que produce importantes alteraciones en el metabolismo de lípidos y carbohidratos.
Esto conlleva a la aparición de enfermedades como hígado graso, hepatitis alcohólica y cirrosis, que evolucionan en forma silenciosa y cuyos síntomas sólo aparecen en etapas avanzadas, cuando son irreversibles y potencialmente mortales.
Efectos del alcohol sobre las habilidades cognitivas
El consumo de alcohol antes de los 18 años puede alterar la concentración, memoria y aprendizaje, como consecuencia, disminuye el rendimiento escolar.
Mayor riesgo de desarrollar adicciones
A menor edad de consumo, mayor es el riesgo de desarrollar alcoholismo. Además, los adolescentes que beben alcohol presentan un riesgo mayor de consumir otras drogas como el tabaco, marihuana y otras sustancias psicoactivas, con sus correspondientes efectos sobre la salud.
Conductas de riesgo, accidentes y muerte
En la adolescencia, el control de las emociones y la conducta aún se encuentran en desarrollo, por lo que existe un mayor riesgo de descontrol frente al consumo de alcohol.
Además, son más propensos a tener comportamientos sexuales de alto riesgo, exponiéndose a un embarazo no deseado e infecciones de transmisión sexual.
Asimismo, el riesgo de sufrir un accidente aumenta por la pérdida de reflejos, la desinhibición, la sensación de control, la euforia y el déficit perceptivo ocasionado por el alcohol.
Por último, a mayor cantidad de alcohol ingerido, mayor agresividad y episodios de pérdida de conocimiento, llegando incluso a provocar la muerte por intoxicación.
Cóctel explosivo: alcohol y bebidas energéticas
La mezcla de alcohol y bebidas energéticas tienen un gran riesgo, quienes la consumen tienden a subestimar los efectos de la intoxicación con alcohol, sintiéndose menos embriagados de lo que realmente están. Esta percepción alterada puede llevar al consumo de mayores cantidades de alcohol y por un tiempo más prolongado.
Además, el principal componente de las bebidas energéticas es la cafeína y su exceso puede provocar taquicardia, sensación de angustia, crisis de pánico e incluso arritmias.
Los riesgos del “binge drinking” o consumo en atracón
Según el Plan Nacional sobre Drogas, consumir alcohol “en atracón” produce intoxicaciones y puede provocar tolerancia al alcohol. Las investigaciones científicas que se están realizando sugieren que este patrón de consumo podría desencadenar alteraciones cerebrales irreversibles, sobre todo en el caso de los adolescentes.
De hecho, las últimas investigaciones científicas han demostrado que el consumo de alcohol en la adolescencia, y especialmente el consumo de alcohol “en atracón”, puede afectar el sistema nervioso central a distintos niveles:
- Interfiere en el desarrollo del cerebro que atraviesa un periodo crítico de cambios durante esta etapa, limitando su futuro y su potencial individual.
- Afecta, entre otras, la zona cerebral relacionada con la memoria y el aprendizaje (hipocampo).
- En los casos en que el consumo de alcohol produce síntomas de resaca o abstinencia, se producen daños sobre la memoria, el aprendizaje y la planificación de tareas.
Como consecuencia, se producen alteraciones de las relaciones personales, del rendimiento escolar, comportamientos violentos y conductas peligrosas para la salud como prácticas sexuales de riesgo o conducir bajo los efectos del alcohol.
Episodios de “blackouts”
Se trata de amnesias o lagunas mentales que se producen por ingesta rápida de alcohol y se presentan de manera frecuente en adolescentes.
El afectado o la afectada se involucra de manera activa en conductas peligrosas como peleas, relaciones sexuales, caminar, comer, entre otras con muy poco o nulo recuerdo de lo ocurrido.
Para otras personas resulta imposible detectar que el joven está sufriendo uno de estos episodios y no es posible ayudarlo.
Cómo evitar el consumo de alcohol en jóvenes
Las habilidades parentales son un potente factor protector para prevenir muchos comportamientos de riesgo y problemas de salud mental de los adolescentes, incluyendo el consumo de alcohol. El inicio del consumo suele estar asociado a la influencia de pares; un ambiente familiar positivo es protector.
El inicio del consumo suele estar asociado a la influencia de pares, ya que la adolescencia es una etapa de constante búsqueda de emociones nuevas y reconocimiento del grupo.
Por otra parte, un ambiente familiar positivo es protector. En este sentido, las recomendaciones de los expertos son:
- Mantener un diálogo continuo sobre las razones para evitar el alcohol.
- Los progenitores son modelo de conducta para los hijos e hijas, por lo que es sumamente importante esforzarse por dar buen ejemplo.
- Crear reglas familiares sobre el consumo de alcohol y determinar las consecuencias.
- Fomentar la vida sana, con buenos hábitos alimentarios y actividades recreativas saludables como la música, el deporte, el voluntariado…
- Estar alerta a los signos que advierten un problema de consumo de alcohol y buscar ayuda profesional de inmediato.
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