Por qué abrir regalos puede provocar berrinches en los niños

Artículo publicado el 7 Ene 2022 - Este artículo ha sido revisado y actualizado con fecha 5 enero, 2024

En estas fiestas, en muchos hogares madres y padres se preguntan por qué lo que esperaban que fuera un día de alegría y celebración, acabó pareciéndose más a un drama en toda regla. Se supone que recibir regalos es algo agradable y que es un día para disfrutar pero, ¿por qué algunas niñas y niños lo pasan mal el día de Reyes? ¿Por qué en lugar de disfrutar abriendo los regalos acaban teniendo un berrinche?

En primer lugar, la sobreexcitación de estos días especiales, salirse de sus rutinas, los nervios de la espera… todas estas circunstancias pueden hacer que estén más irascibles, con los nervios a flor de piel. Además, también pueden influir, lógicamente, el carácter, la personalidad y las circunstancias personales que se den en cada caso.

Berrinches por frustración 

En algunos casos, el motivo del berrinche puede ser la frustración. Si un niño ha pedido un regalo en concreto y recibe otro diferente o similar, pero no exactamente el que había pedido, es probable que se sienta frustrado o decepcionado por no recibir lo que esperaba.

No siempre podemos tener lo que queremos y la vida se encarga de demostrárnoslo. La capacidad para gestionar el hecho de que las cosas no sucedan como esperamos, es decir, la tolerancia a la frustración, es una habilidad que podemos desarrollar con los años y la experiencia pero, por lo general, niñas y niños carecen de ese entrenamiento necesario y, por lo tanto, es normal que tengan berrinches cuando no reciben el regalo que esperaban.

 

 

Además, en este caso concreto, el contexto no ayuda. Las personas adultas solemos poner las expectativas muy altas al fomentar la idea de que los Reyes pueden hacer magia. Si pueden recorrer el mundo entero en una sola noche, ¿cómo no han sido capaces de traerme lo que pedí? Por supuesto, habrá niños/as que lo lleven mejor o peor, según su propia personalidad. 

Berrinches por sentirse abrumados

Otro de los motivos por los que pueden tener berrinches a la hora de abrir regalos es por el exceso de estímulos. En ocasiones, hay tantos regalos que ni siquiera saben por dónde empezar. Pero, además, en algunas casas parece que se estableciera una especie de competición para ver quién le da más regalos a la niña o quién consigue que abra sus regalos en primer lugar.

Este exceso de estímulos puede resultar especialmente abrumador para niñas y niños que, por su edad o por sus características personales, tengan una capacidad de atención limitada y puedan sentirse sobrepasados/as ante tal derroche de estimulación simultánea en tantos sentidos. 

 

 

A veces, no es la cantidad de regalos lo que les sobrepasa sino la actitud y las expectativas de las personas adultas que les acompañan. “¡Mira! ¡Qué bonito! ¿Te gusta? Esto es lo que tú habías pedido, ¿verdad? ¡Qué suerte! Y también te han traído esto otro…”. En ocasiones, puede que a menudo, menos es más. Sobre todo si vemos que el niño o la niña se está viendo sobrepasado/a.

Berrinches por sobreexigencia

Puede ocurrir también, sobre todo en casos de niños/as hiperregalados/as, que acaben valorando más la cantidad que la calidad y nunca tengan suficiente. El síndrome del primo de Harry Potter, podríamos llamarlo. Niños que abren un regalo y casi ni lo miran. Y que cuando terminan de abrir regalos, sin saber muy bien el por qué, se ponen a llorar porque les falta una cosa que querían.

Pareciera que nunca tuvieran suficiente. En nuestros días, por desgracia, es muy común que muchas familias intenten compensar con un exceso de regalos la falta de tiempo para atender a los hijos e hijas. Si una niña entiende que la quieren tanto como le regalan o que vale tanto como regalos tiene, es fácil que todo le parezca poco. 

Berrinches por sobreexcitación

Otra opción que puede provocar berrinches en este día es que, por fin reciban ese regalo que llevan tanto tiempo ansiando. Sí, aunque pueda parecer una contradicción, recibir algo que desean mucho puede acabar en berrinche. Especialmente si, después de recibirlo, resulta que no tienen tiempo para disfrutarlo porque tenemos que ir a casa de los abuelos a hacer ronda de recogida de regalos o porque tenemos la tradición familiar de salir a comer en familia, como nos comentan muchas veces las familias de la Tribu CSC. La alegría y la emoción del momento pueden dar paso con la misma intensidad al enfado y la frustración más grandes. 

 

 

Berrinches por sensibilidad a los cambios 

Es muy común que, durante estas fiestas, nos saltemos todas las rutinas. Cambios de horarios, viajes, pasar mucho tiempo fuera de casa o convivir con personas con las que no solemos hacerlo… Todos estos cambios pueden afectar, especialmente, a niños/as de corta edad, ya que durante la primera infancia las rutinas aportan seguridad y estabilidad a sus vidas. Y también pueden suponer un trastorno a niños/as un poco más mayores que por sus rasgos de personalidad necesitan más estructura en sus vidas.

En estas circunstancias, cualquier evento puede suponer una hecatombe. Porque el problema no es el hecho de abrir regalos en sí, sino la hipersensibilidad a la que se ven expuestos/as por todos los cambios que han experimentado sus vidas en los últimos días. 

 

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