Día Internacional del Síndrome de Asperger: Características únicas

Artículo publicado el 18 Feb 2022 - Este artículo ha sido revisado y actualizado con fecha 18 febrero, 2024

El 18 de febrero celebramos el Día Internacional del Síndrome de Asperger. Tradicionalmente se ha utilizado este término como categoría diagnóstica dentro de los trastornos del espectro del autismo (TEA), para aquellas personas con este diagnóstico que no tienen discapacidad intelectual asociada ni dificultades formales del lenguaje muy significativas. 

Pero desde la revisión del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales en 2013 (DSM-V), dejó de utilizarse para hacer diagnósticos clínicos, pasando estas personas a ser diagnosticadas dentro de los TEA de manera general. 

No obstante, aún se sigue empleando esta denominación por el sentimiento de identidad y pertenencia que tienen quienes habían sido diagnosticadas así en algún momento. 

Para celebrar este día, vamos a reconocer y describir las características particulares y, muchas veces únicas, de estas personas. 

 

 

¿Cómo detectar a un niño con síndrome de Asperger?

Si pensamos en este diagnóstico, es fácil que se nos vengan a la mente famosos como Daryl Hannah, Tim Burton, Anthony Hopkins o, más recientemente, Greta Thunberg, por lo mediática que está siendo su lucha para proteger el medio ambiente. Todos ellos brillantes y especiales en lo que hacen, pero quizá algo peculiares en sus relaciones interpersonales o intereses.

Pero, al igual que ocurre en el TEA, el síndrome de Asperger es un trastorno del neurodesarrollo, que afecta a varias esferas de la persona, pero podríamos localizarlo especialmente en dos áreas muy concretas:

• La comunicación social, es decir, la forma en la que somos capaces de relacionarnos con otros.
• La rigidez de pensamiento y comportamiento (dificultad a la hora de hacer frente a los cambios y situaciones inesperadas, conductas rígidas y repetitivas, y obsesiones o intereses muy concretos y en muchas ocasiones absorbentes).

 

 

Las personas con Asperger suelen tener problemas para relacionarse con sus iguales porque en muchas ocasiones no saben cómo introducirse en un juego o conversación, les resulta complicado reconocer y comprender las reglas sociales no escritas si no se les ayuda a hacerlo explícitamente, toman de manera literal lo que se dice, no entendiendo las metáforas o dobles sentidos de las expresiones, a veces no son buenos expresando sus emociones y pueden no tener en cuenta los intereses o sentimientos de los demás y esto hace que reaccionen de maneras que pueden parecer inadecuadas o fuera de lugar en un contexto social. Además, como sus intereses suelen ser sobre temas muy concretos y específicos y su lenguaje elaborado en exceso, suelen resultar pedantes. 

Además, esa rigidez de comportamiento o falta de flexibilidad que comentábamos antes, hace que se ciñan a rutinas, normas y tiempos, cosa que por un lado les hace ser muy buenos en aquello que emprenden, pero por otro les hace perder creatividad, y sus estrategias para resolver situaciones inesperadas o no programadas es escasa. 

 

 

Síndrome de Asperger en niños: ¿Qué síntomas tiene un niño con Asperger?

Como hemos mencionado, el nivel cognitivo suele ser normal o estar incluso por encima de la media y, dentro de sus intereses, son extremadamente buenos memorizando fechas, datos, hechos, etc., dedicando a veces tanto tiempo a estos temas que llegan a convertirse en el tema principal de todas sus conversaciones y actividades. Muchas veces, sobresalen en matemáticas o ciencias. 

Todo esto hace que, en muchas ocasiones, el diagnóstico se retrase mucho en el tiempo porque estos niños son capaces de ir funcionando en su día a día, en casa y en el colegio, sacando muy buenas notas en muchos casos, pero son descritos como algo raros, peculiares, y no suelen tener amigos por las características comentadas anteriormente, parece que no encuentran su lugar en ningún sitio, lo que suele provocarles frustración y sufrimiento. 

 

 

Imaginemos a un pequeño de cinco años cuyo tema de interés son los coches, por ejemplo. Se sabe todos y cada uno de ellos, país de fabricación, años de matriculación, velocidad que alcanzan. Siempre busca información sobre esto, se dedica a almacenar todos los datos posibles y con todos con los que habla saca su tema de conversación estrella, aportando mil detalles, sin importarle que el otro no le haya preguntado o esté hablando de otra cosa, sin ser capaz de leer en su cara que está cansado o aburriéndose. Así es difícil jugar o mantener una conversación con él, ¿verdad? Cuando se dirige a un adulto, tenemos estrategias para regularnos y redirigir la conversación, pero un niño de su edad ¿que pensáis que hará? Posiblemente irse pronto, dejándole solo y seguramente frustrado. 

¿Qué es el Asperger y por qué se da? ¿El síndrome de Asperger se hereda?

Como hemos mencionado antes, el síndrome de Asperger es un trastorno del neurodesarrollo y, al igual que ocurre con el autismo, tiene un componente hereditario aunque no se conoce bien su origen o causa, apuntándose a una combinación de factores neurobiológicos y ambientales. Existen diversos grados de afectación, habiendo personas con autismo muy funcionales y otros con mayores dificultades para desempeñarse en su día a día, lo que estaría muy relacionado con su inflexibilidad, intereses, capacidad para relacionarse con el otro y demás.

 

 

Como vemos, el desarrollo de un niño de estas características, especialmente a nivel social no debe ser muy fácil, mucho menos si no ha sido detectado y se han puesto a su disposición los diferentes recursos educativos y sociales de los que disponemos para ayudarle. 

¿Cómo tratar a un niño con síndrome de Asperger?

¿Qué podemos hacer para hacer la vida más fácil a un peque o adulto de estas características? Veremos que hay algunas estrategias útiles y sencillas que podemos emplear para ayudarles en su día a día, algunas de ellas son: 

• Lo primero de todo, ponerse en su lugar y reflexionar sobre los desafíos cotidianos a los que se tiene que enfrentar. 
• Interesarse por conocer a la persona, sus gustos e intereses, sus habilidades y puntos débiles.
• Sus comportamientos no son caprichosos, sino un reflejo de su manera de entender y desenvolverse en el mundo que le rodea. Entendiendo esto es más fácil comprender que sus rutinas, rituales o “manías” son importantes para él o ella, le aportan seguridad y tranquilidad, y de este modo podemos poner en marcha estrategias para ayudarle a flexibilizarlos. 

 

 

• Utilizar un lenguaje sencillo, fácilmente comprensible, sin mucha retórica ni dobles sentidos. 
• Para el seguimiento de instrucciones más complejas o tareas que requieran una secuencia de pasos, el apoyo de imágenes o pictos puede ser de gran ayuda. 
• Muchas veces será necesario explicarle, de manera explícita, cómo tiene que comportarse o que se espera de él en determinadas situaciones, qué decir cuando quiere intervenir en una conversación o actividad, incluirse en un grupo, etc.
• Limitar o negociar el tiempo que se dedica a conversar de su interés específico para dar paso a otros. Practicar la toma de turnos en la conversación o juego puede ayudarle en sus relaciones sociales.

 

 

• Practicar cómo actuar ante situaciones que pueden ocurrir en el día a día puede ayudarles a estar preparados y saber qué hacer cuando se presenten.
• Ofrecerles estrategias para identificar sus emociones cuando se sienten estresados, frustrados o próximos a una rabieta, para que puedan poner en marcha mecanismos para regularse.
• Y ¿por qué no? Preguntarles cómo podemos ayudarles. Qué podemos hacer para que se encuentren mejor. Seguro que podrán indicarnos qué hacer.  

No olvidemos que son niños o adultos como el resto, tan únicos y especiales como cada uno de nosotros. Si necesitáis apoyo, información o asesoramiento profesional, podéis consultarme online en la Tribu CSC.

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