¿Cuándo llevar a mi hijo al ortodoncista?

Si llevamos a nuestro bebé por primera vez al dentista al cumplir un año, y lo revisamos cada seis meses, es muy probable que no vaya a necesitar nunca ningún tratamiento de ortodoncia

¿Cuándo llevar a mi hijo al ortodoncista? No es infrecuente que los padres nos consulten preocupados porque “mi hija tiene los dientes torcidos, ¿cuándo hay que ponerle ortodoncia?. En realidad esta cuestión engloba otra más importante: ¿por qué tu hija tiene los dientes torcidos?

Parece que mi hijo necesita ortodoncia…

Nuestra boca está preparada para albergar 20 dientes y muelas de leche que darán paso a 32 definitivas. Las definitivas son más en número y mayores en tamaño: la boca debe crecer para que quepan con comodidad. Pero da la sensación, como en los aparcamientos de los centros comerciales, de que cada vez o las plazas son más pequeñas o los coches son más grandes. Ahora las bocas son “más pequeñas” y los dientes siguen siendo 32 y su tamaño no ha variado, y da la sensación de que nos obcecamos en que quepan limusinas en plazas para utilitarios, y claro, no va, no entran.

¿De verdad las bocas ahora son más pequeñas? Lo cierto es que no. Es un mito eso de que “heredamos los huesos pequeños de la madre y los dientes grandes del padre”. Es absurdo pensar eso; es como si heredáramos los huesos largos del padre pero la piel pequeña de la madre y por eso los huesos nos atravesaran la piel, porque claro, no tenemos piel para recubrir tanto hueso.

 

Cuándo llevar a mi hijo al ortodoncista

 

La piel crece lo necesario para recubrir el cuerpo entero. La boca, con el estímulo suficiente, crece para que quepan cómodamente las piezas definitivas. Así, si los dientes definitivos (e igualmente los de leche) están torcidos, están mal colocados, es porque no tienen espacio para estar de otra forma. Esa falta de espacio normalmente deriva de una mala función de la boca. De una mala masticación y de una mala respiración.

¿Cuándo llevar a mi hijo al ortodoncista?

Respirar mal (no respirar por la nariz) y masticar mal (la verdad es que llevamos una alimentación demasiado blanda tanto niños como adultos) obliga a los labios y a la lengua, a colocarse en sitios donde no les corresponde. Labios y lengua deben permanecer en un equilibrio de fuerzas de forma que mantienen a los dientes en su sitio… o los llevan a otro sitio.

Si la lengua hace fuerza contra los dientes delanteros puede provocar una mordida abierta y los dientes de delante no encajarán. Si la lengua se sitúa habitualmente entre las muelas de atrás (y esto es muy frecuente, y basta observarlo si simplemente entreabrimos los labios de un niño cuando está en reposo y observamos dónde tiene la lengua), muy probablemente haya una mordida cubierta, que es la que se da cuando los dientes de arriba cubren por completo a los de abajo.

 

Cuándo llevar a mi hijo al ortodoncista

 

Si se ha utilizado biberón demasiado tiempo, los mofletes estarán habituados a hacer la fuerza de succión contra el maxilar superior pudiendo generar una mordida cruzada en los molares. Si la lengua presenta un frenillo muy corto anclado en la punta, es más probable tener la mandíbula más adelantada de lo normal…

Si el maxilar no ha crecido, a los nueve años ya podremos ver en una radiografía que los colmillos no van a tener sitio para salir, que habrá que poner aparato para ir a por ellos y tirar con un alambre de ortodoncia. Pero, ¿podría haberse hecho algo antes de los nueve años para evitar la ortodoncia? Pues claro que sí.

La mejor ortodoncia es la que nunca tiene que realizarse: La importancia de la detección precoz de las maloclusiones

Hay muchos signos en la cara de un paciente por los cuales sabemos que a los nueve años no habrá sitio: por ejemplo si los incisivos ya están apiñados, o si la nariz es demasiado respingona hacia arriba, o si los pómulos son demasiado planos, si habitualmente tiene ojeras, si cuando el niño mira hacia delante se ve “lo blanco” del ojo en el borde inferior del mismo.

La posición de los ojos y de la nariz nos dan muchos datos, porque el maxilar superior contiene los dientes superiores pero también forma parte del suelo de la órbita y de la base de la nariz. Un dentista que trabaje en la línea de la ortopedia funcional o de la rehabilitación masticatoria-respiratoria o de la posturología clínica o de la dentosofía, o de la rehabilitación neuro oclusal será capaz de ver estos signos tan precoces y evitar que el paciente en el futuro tenga que llevar ortodoncia.

 

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Eso sí, muy probablemente habrá que trabajar en la línea de favorecer una función correcta, es decir, con la colaboración activa del paciente para hacer ejercicios masticatorios y respiratorios, y se requiera aparato para desarrollar los huesos. Y con bastante seguridad será necesaria la intervención de logopeda y/u otorrino para corregir disfunciones que dificultan dicho desarrollo.

Por tanto, si seguimos las recomendaciones de llevar a nuestro bebé por primera vez al dentista como muy tarde al cumplir un año, y revisarlo cada seis meses, estaremos en condiciones de valorar en cada revisión si el desarrollo de la boca y de la cara se están dando con normalidad, antes de esperar a los seis o nueve años, o a ninguna otra edad.

Sí, evitar la ortodoncia es posible

En ninguna especialidad médica se “espera” cuando ya hay una alteración evidente en el crecimiento esquelético. Muy pocas veces los dentistas deberíamos decir “hay que esperar”; por el contrario lo que nos solemos encontrar es que teníamos que haber detectado y corregido las anomalías antes.

Cuanto más mayor es el niño el hueso está más calcificado, los músculos más disarmónicos, los hábitos (succión labial, masticación unilateral, respiración oral) más instaurados, mayor es la malformación adquirida y, por tanto, se va a requerir más tiempo de tratamiento, y va a ser más costoso tanto desde el punto de vista biológico como económico.

 

Cuándo llevar a mi hijo al ortodoncista

 

En muchas ocasiones podemos trabajar incluso desde bebés, y con niños y niñas de tres o cuatro años; de forma que a los nueve no vamos a necesitar ningún tratamiento de ortodoncia. Ya es hora de que la detección precoz de las maloclusiones encuentre su hueco tanto en la agenda de los dentistas (aún hay muchos de la vieja escuela que te dicen “espera”) como en la de los pacientes.

Si te planteas “cuándo llevar a mi hijo al ortodoncista” o tienes dudas acerca de cómo detectar las señales para trabajar en la prevención y evitar así una ortodoncia futura, puedes consultarnos online en la Tribu CSC.

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