9 Razones por las que es bueno dejar que los niños se manchen

Artículo publicado el 22 Ene 2022 - Este artículo ha sido revisado y actualizado con fecha 2 febrero, 2024

Explorar el entorno, progresar en motricidad, experimentar, descubrir la naturaleza, desarrollar los sentidos, fomentar la creatividad e incluso reforzar el sistema inmunitario… Dejar que los niños se manchen jugando tiene muchos más beneficios para nuestros hijos de los que imaginamos.

9 Motivos para dejar que los niños se manchen

Aunque todas las familias queremos que nuestros hijos exploren y disfruten lo máximo posible, cuando se ponen a jugar con cosas que ensucian siempre recurrimos a frases como: “No se cogen cosas del suelo”, “No toques eso”, “No te manches”…

Como es lógico, asociamos la suciedad a enfermedad e intentamos evitar que nuestros hijos entren en contacto con gérmenes. Sin embargo, los expertos coinciden en que una excesiva obsesión por la higiene más que beneficiar a los peques, les perjudica. De hecho, según nuestro equipo de expertos, a los que puedes consultar en la Tribu CSC, mancharse un poco de vez en cuando tiene múltiples beneficios para ellos…

 

 

Fortalece sus defensas

Permitir que el sistema inmunitario se exponga a la realidad del medio en el que viven y a los gérmenes que nos rodean favorece que su sistema inmune trabaje. Si aislamos a los niños y les mantenemos en un ambiente constantemente estéril y desinfectado, sus defensas se debilitan, y después son más propensos a padecer enfermedades y alergias.

 

 

Desarrolla su motricidad

Ensuciarse implica o bien experimentar con pinturas y otros materiales de artes plásticas (motricidad fina); o bien jugar fuera de casa a correr, saltar, trepar por los árboles, trotar por el campo, explorar el mundo y sus texturas, divertirse en el parque, chapotear, jugar con barro, tirarse al césped, coger cosas con las manos… ¡Y todo eso implica movimiento! (motricidad gruesa).

Prohibir o coartar todas esas experiencias es también limitar su desarrollo físico, sensorial y emocional. Las manchas se quitan con facilidad; las experiencias en cambio, crean recuerdos imborrables.

 

 

Fomenta su desarrollo sensorial

Jugar con agua, barro, arena, arcilla, témperas… ofrece una experiencia sensorial tremenda para los más pequeños. Los colores, olores y texturas del mundo que le rodea no solo les proporcionan información útil sobre el entorno, sino una gran gama de sensaciones de referencia que son positivas para su desarrollo y bienestar personal.

 

 

Mejora su creatividad

El mundo real es el mejor laboratorio de experimentos para nuestros hijos e hijas. Oler las flores, hacer figuras de barro, saltar en los charcos… todas son experiencias que permiten a los pequeños interactuar con su entorno y relacionarse con él de forma sana y sin limitaciones.

Jugar al aire libre es una fuente inagotable de estímulos que fomenta la imaginación de los niños y les anima a inventar juegos y actividades creativas.

 

 

Les inculca respeto y amor por la naturaleza

Que los niños y niñas crezcan jugando en el campo, la playa, el jardín, el parque o la montaña les invita a considerar la naturaleza como un entorno bello y amigable, con el que se familiarizan desde pequeños y por el que no se tienen que preocupar, ya que no la consideran un medio desconocido, amenazante u hostil.

Al relacionarse con ella desde pequeños, crecen siendo receptivos a su belleza y a sus posibilidades, haciendo que la conozcan y la reconozcan, algo fundamental para que aprendan a respetarla y preservarla el día de mañana.

 

 

Favorece su autonomía

Cuando los niños y niñas se manchan jugando significa que los adultos les estamos dando su propio espacio. Al vivir sus propias experiencias sin limitarles con “No toques esto” o “No te manches” les estamos dando libertar para actuar, interactuar y comportarse de forma libre, dejándoles ser lo que son: niños.

 

Aumenta su autoestima

Poner normas y establecer límites de forma respetuosa es necesario para la seguridad y el bienestar de nuestros hijos, pero cuanto más libre se sienten los niños para jugar de forma saludable dentro de un entorno seguro y controlado, bajo la supervisión (que no la intromisión) de un adulto, antes aprenden y practican a reflexionar y a tomar decisiones. Todo esto fortalece la confianza en sí mismos y su autoestima, ya que se sienten capaces de desenvolverse solos.

 

Los niños tienen derecho a ensuciarse

Los niños tienen derecho a ser niños. Mancharse mientras juegan favorece su desarrollo físico, cognitivo y emocional. Nuestra obsesión por mantenerles limpios puede limitarles mucho sus experiencias y, por tanto, su desarrollo. Mancharse forma parte de la vida y lo importante es que la suciedad no limite sus experiencias vitales.

Por supuesto, inculcarles unos hábitos de higiene saludables (como lavarse las manos después de jugar con barro) es fundamental para evitar enfermedades, pero también lo es desarrollarse plenamente a base de experiencias vitales, saber vivir el momento sin obsesionarse con los gérmenes, y disfrutar del entorno y las posibilidades que este nos ofrece.

Si quieres más información o necesitas asesoramiento profesional, en la Tribu CSC puedes consultar online a nuestro equipo de expertos/as en salud materno-infantil, educación positiva y crianza respetuosa.

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