A mi hijo le da miedo el agua y no quiere ir a la playa ni a la piscina, ¿qué hago?

Artículo publicado el 13 Jun 2022 - Este artículo ha sido revisado y actualizado con fecha 8 agosto, 2023

Damos por hecho que a los niños y niñas les encantan los planes acuáticos, pero, igual que hay niñas a las que no les gusta la música o pintar o cualquier otra cosa, hay niños que no les gusta el agua y otros incluso pueden desarrollan un miedo denominado hidrofobia. El miedo a la playa y/o la piscina es una forma de hidrofobia.

¿Qué hacer cuando un niño tiene miedo al agua?

El miedo es un mecanismo adaptativo que nos ha permitido sobrevivir a lo largo de la historia. Sin embargo, cuando el miedo nos desborda es un problema porque se convierte en una fobia que no es más que un trastorno de ansiedad caracterizado por presentar un miedo intenso, desproporcionado e irracional, en este caso al agua.

De esta forma, el niño o la niña puede presentar llanto, nerviosismo, irritabilidad y rechazo cada vez que vais a la piscina o a la playa. Incluso puede presentar estos síntomas antes de ir (por ejemplo, en cuanto ve que se está preparando la bolsa de la playa) porque anticipa que después habrá agua.

El miedo que sienten los niños y niñas con hidrofobia es real y, por tanto, no debemos menospreciarlo con frases como “no pasa nada” o “hay que ser valiente”.

Puede que el miedo haya aparecido desde el principio (cuando, por ejemplo, tenemos un bebé con miedo al baño), pero también es posible que aparezca de manera repentina. Quizá el verano pasado se bañaba sin problemas y, de repente, este año no quiere y no sabes por qué. A veces basta un simple detalle que pasa desapercibido a las personas adultas para desencadenarlo: ver a otros niños y niñas llorando en el agua, que le mojaran sin esperarlo o una escena en alguna película.

¿Y cómo quitarle el miedo al agua a un bebé? ¿Qué hacer cuando un niño llora en la piscina? ¿Cómo hacer que los niños pierdan el miedo a nadar? Hoy os damos algunos consejos para que los niños y niñas con miedo al agua puedan afrontarlo poco a poco y disfrutar del verano.

Cómo hacer que los niños pierdan el miedo al agua

Lo primero que debemos hacer es supervisar nuestra actitud hacia el agua. Por ejemplo, si nosotros nunca nos metemos en el agua, nuestros hijos e hijas pueden pensar que no lo hacemos porque es algo peligroso. Ellos se fijan en todo lo que hacemos, somos sus modelos. Así que si queremos que se bañen, tendremos que bañarnos con ellos.

Además, vamos a revisar nuestro lenguaje. Si utilizamos frecuentemente expresiones como “ten cuidado” o “no te metas” estaremos lanzando el mensaje de que hay que tener miedo al agua. Tampoco se trata de ser temerarios. Lo ideal es no tener miedo al agua pero sí respeto de manera que siempre es mejor utilizar mensajes en positivo como “podemos meternos en la orilla” o “yo te agarro”.

En este sentido, es interesante que, si acaban cogiendo confianza, haya unas normas claras. Pero, para llegar a ese punto, cuando existe miedo al agua, tenemos que acompañarlo para que lo vaya afrontando de forma gradual.

Cómo quitar el miedo al agua a un niño

Vamos a tener en cuenta que el agua no es el medio natural del ser humano así que es normal que les inquiete no controlar lo que puede haber en un fondo que no ve, que les asuste la diferencia de temperatura, las olas o la gente tirándose a su lado. Por eso vamos a realizar estrategias de manera natural y progresiva.

También podemos poner en marcha juegos para perder el miedo al agua. Empezaremos por jugar en casa con el agua. La bañera es una gran opción puesto que es más pequeña y el agua está caliente. Podemos “jugar a la playa” y ensayar cómo colocar la toalla, sacar los cubos y la pala, hacer como si nos metiéramos en el agua y, en ese momento, practicar coger aire y cerrar la boca.

Una de las cuestiones que más impresión da a los niños y niñas pequeños es tragar agua o que se les meta por la nariz, así que, cuanto más entrenado puedan tenerlo, mejor. Entrenaremos también movimientos de brazos y piernas como si estuviéramos nadando. Se trata de hacer un trabajo previo para que, cuando lleguen las esperadas vacaciones podáis disfrutarlas lo mejor posible.

En la playa o en la piscina, ¿cómo ayudar a los niños a no tener miedo?

Cuando vayamos a ir a la piscina o la playa, vamos a intentar controlar algunas variables del entorno para iniciar la aproximación. Utiliza tapones para los oídos, pinza para la nariz, gafas de buceo, churros, chalecos o cinturones de corcho.

Buscar un lugar tranquilo contribuye a que el niño o la niña estén más tranquilos. Por ello, es importante que la playa o la piscina no estén llenas de bañistas. No olvidemos que son lugares ruidosos, con niños y mayores jugando, salpicando… Todos esos estímulos hacen que los peques con miedo al agua aumenten su nivel de estrés. Así que debemos ser cuidadosos con la elección del lugar y del momento del día para no ir en hora punta.

Una vez allí, hay que encontrar el equilibrio entre respetar sus tiempos y enseñarle a tolerar y aceptar el miedo. El acercamiento debe ser gradual, natural y progresivo. Podéis empezar por llenar un cubo de agua para que juegue. Después, acercaos al agua y meted los pies. Si estáis en la piscina podéis sentaros en el borde. En la playa hay que tener cuidado con las olas y estar preparados para cogerles en brazos en cualquier momento porque a algunos peques les da miedo la sensación de que se les hundan los pies en la arena cuando se retira la ola.

Si tolera este primer acercamiento, podéis ir aumentando la exposición cogiéndole en brazos mientras les hablamos o cantamos con suavidad de forma positiva. Se trata de que vaya ganando confianza aunque necesite varios días para ello.

¿Cómo se quita el miedo al agua?¿Ayudan las clases de natación?

Si el niño o la niña son más mayores y decidís apuntarle a un curso de natación, es fundamental que habléis primero con los monitores para conocer el enfoque, puesto que acciones como tirar al niño al agua sin previo aviso es perjudicial para los niños que tienen hidrofobia.

De la misma manera, si va a ir a la playa o la piscina con otras personas, como familiares o familias amigas, se les debe avisar del problema y darles las pautas sobre cómo actuar. En resumen, paciencia y exposición gradual para que todos podáis disfrutar del verano y, si no conseguís avanzar, como siempre, consultad con un profesional.

Si quieres más información o necesitas asesoramiento profesional, estaré encantada de atenderte en la Tribu CSC, donde además puedes consultar al resto de miembros de nuestro equipo de expertos en salud materno-infantil y crianza respetuosa. 

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Elena Mesonero CSC

Docente, Logopeda y Psicóloga Infantil