(IM)PACIENTE (por Sara B.)

O cuando los profesionales de la salud olvidan que tratan con personas...

Cuando hay un terremoto, un atentado o un accidente de tráfico, casi con las ambulancias llegan los psicólogos. ¿Dónde estaba mi psicólogo cuando en Urgencias averigüé que había perdido a mi bebé?

“Eran solamente unas células”, han llegado a decirnos ciertos allegados.

Perdona, era el producto de la unión de un espermatozoide de mi pareja con un óvulo mío ergo, para cualquiera con corazón que tenga eso en su tripa, “era” un bebé. Te pongas como te pongas.

Nos habían confirmado el embarazo unos días antes, pero no se veía nada en la ecografía vaginal. “Será muy pequeño”. “Mancho un poco”. “Si manchas más te vas a Urgencias”.

Punto. No más información.

Horas después manché más, y sangré.

En Urgencias el mismo diagnóstico: “No se ve nada, vuelve en dos días.” Esta vez no era un condicional, era una orden.

Lunes, 4 p.m. Urgencias. Manchando y con un ligero dolor. Una hora en la sala de espera. Me piden que haga pis y hacen un test de embarazo. “Ha dado positivo débil, te sacamos sangre”. Ahora me pregunto qué hubiera pasado si hubiera dado negativo.
¿No me hubieran hecho la analítica y hubiera sufrido una complicación grave?

“Salte a la sala de espera”. Era la primera vez que entraría y saldría de boxes esa tarde. A la sala de espera. Me llaman. Me sacan sangre y nada más. “Vuelve en una hora, que ya estarán los resultados”.

Una hora, dos horas, tres horas. Tres horas y media.

Le pido a una celadora que por favor pregunte qué pasa conmigo. “Justo te iban a llamar”, me dice a las 20.45. Me llaman. ¿Se habían olvidado de mí?

“Desnúdate y súbete a la camilla. Deja tus cosas en la silla. El móvil también. Súbete, abre las piernas, bien abiertas”.

Aparece una mujer. Deja lo que supongo que es el resultado de mi analítica sobre la poyata, justo a la altura de mis ojos. ¿Sería a propósito para no tener que hacer el esfuerzo emocional de decirme con palabras que la hormona del embarazo ha bajado y que he perdido el “bebé”?

Ya lo han hecho mal. Ya da igual lo que venga después. Ya he averiguado que lo he perdido y nadie ha tenido el detalle de darme la noticia de una forma humana y médicamente comprensible. Una cifra en un papel y mis ojos sobre la cifra.

“Soy la ginecóloga”. Le faltó decir: “Y ahora, con este pene gigante, te voy a violar el alma mientras lloras en silencio y casi con miedo”  (porque se supone que aún no lo sabes).

Primera ecografía vaginal de la tarde. “No lo tengo claro”. ¿Qué es lo que no tienes claro, maja? “Espérate aquí, que viene otro médico”.

Veinte minutos estuve sola, a oscuras, abierta de piernas, sin móvil, llorando hasta que viene una enfermera y me dice:

—Van a tardar, vete a la sala de espera.
—¿No puede pasar mi pareja?
—No. Aquí solamente dejamos entrar a la pareja cuando hay un feto cruz.
—¿Qué es un feto cruz?
—Mejor no te lo cuento. Salte.

Hasta para perder un hijo hay estamentos… Así, tal cual, te sueltan en una sala de espera llena de parejas y familiares impacientes, y tienes que explicarle a tu pareja, a quien nadie le ha dado ninguna información, con una persona sentada a 5 cm de distancia, que sabes que habéis perdido el embarazo pero que no te dejan irte y no sabes por qué.

¿Me harán un legrado? ¿QUÉ ******* PASA?

Tiempo después, me vuelven a llamar. Sin pareja. “Desvístete y súbete a la camilla”.
Esta vez para quitarme el móvil tendrían que haberme amputado la mano. Misma cantinela. “No lo tengo claro”. Entra otra ginecóloga. Ya son tres personas mirando mi ecografía. “No lo sé”. Hablan bajito entre ellas pero ninguna me da información. Oigo palabras. “Ovario, líquido libre, coágulos.”. “Salte y ahora te llamamos”.

Cuatro ecografías me hicieron esa tarde, con sus correspondientes “sal, entra, desvístete, súbete, abre las piernas, no lo tengo claro…”.

En la cuarta ya estaba un adjunto de planta. “Te vamos a ingresar” fueron las primeras palabras que me dirigió. La conversación siguió así:

—¿Perdona?
—Que te vamos a ingresar.
—¿Por qué?
—Tienes un embarazo ectópico en la trompa derecha. Parece que lo estás abortando; pero a lo mejor te operamos.

No he cambiado sus palabras ni el tiempo verbal. Sé que dijo eso porque en ese momento pensé: si te crees tú que me vas a operar porque te salga a ti de los ******* la llevas clara. A mí me das una explicación ahora mismo. Para no arrancarle la cabeza de un mordisco, pregunté educadamente:

—¿Por qué?
—Porque puede reventar la trompa y provocarte daños severos.
—Vale (¿por qué no empiezas explicándome eso?), ¿en qué consiste la operación?
—Es por laparoscopia.

Silencio. ¿No piensa explicarme nada más? Insisto:

—¿En qué consiste la operación?
—Te limpiamos todo.

Silencio. ¿Hola? ¿Qué es exactamente lo que me vas a limpiar? Insisto:

—¿Qué significa eso?
—Que te sacamos lo que esté mal y drenamos la sangre y el líquido.
—¿Y la trompa?
—La trompa la pierdes.

Todavía me pregunto si hubiera considerado su obligación darme esa información si yo no le hubiera preguntado. Dejé de hacer preguntas. Sólo quería perderlo de vista y no verlo nunca más.

Como nadie consideraba necesario informar a mi pareja, le pido a una enfermera que por favor salga a informar. En ese momento no lo supe, pero salió preguntando a grito pelado por mis familiares sólo para decirle que me estaban explorando. Tuvimos un embarazo ectópico con aborto tubárico ese día, pero bien podríamos haber tenido también un infarto.

Once y media de la noche. Por fin en planta. Mi padre y su pareja relevan a mi chico para que vaya a casa a por algunas cosas y vuelva a dormir conmigo. Entretanto, suben a otra chica a la habitación. La habían operado por laparoscopia (anda, qué casualidad) y tenía unos dolores tremendos por los gases. Lloraba y gemía de dolor. La maravilla de las habitaciones compartidas.

Por fin llegó mi chico y yo solamente quería apagar la luz, abrazarme a él, llorar y dormir. En teoría yo en la cama y él en el engendro que llaman sillón pero que en realidad es una silla reclinable medio mullidita. Conseguí que se viniera conmigo a la cama.

Al menos estaríamos juntos.

Por la mañana una enfermera igual de humana que los médicos de Urgencias: “Las camas son para los pacientes. Esto no es un hotel, es un hospital.”

Mi chico se pasó de la cama al sillón. Yo apreté fuerte los ojos y me mordí la lengua, porque si tengo que enfrentarme a la enfermera no respondo de mi reacción. ¿DE VERDAD TE PIENSAS QUE ME HE CONFUNDIDO Y CREO QUE ESTO ES UN HOTEL? SI NO TE IMPORTA, DEJA QUE LLOREMOS TRANQUILOS LA ********** QUE NOS ACABA DE CAER EN LA CABEZA Y VETE A ***********.

Al rato, ecografía. Le comento a la ecografista que tengo muchos picores, probablemente por las ecografías del día anterior. Igual tengo un poco de sensibilidad al latex.

“Vale. Uso otra funda”.

Ese día la ecografía vaginal se me hizo con un guante de nitrilo a modo de funda.

Sobra decir que el guante salió de una caja de cartón y que no estaba estéril. Respuesta de médico: “El pene de tu novio tiene muchas más bacterias que esto, y tu vagina también”.

¿PERDOOOOOONAAAAAA? Por supuesto, pero son SUS Y MIS bacterias; no las bacterias de un hospital, que vete tú a saber.

Tedio absoluto de hospital. Más amabilidades del personal. Atención médica correcta y acertada. Trato pobre, muy pobre.

A la mañana siguiente: analítica. “Ha bajado la hormona. Te vas a casa. Parece que todo va bien, pero tienes que estar acompañada 24 horas por si tienes una hemorragia. Dentro de una semana, revisión. De baja hasta entonces. Y quizás un mes en casa.”

Y así, asumiendo que tengo un sistema de apoyo 24 horas (¿Es que en mi familia nadie trabaja? Si así es como debo estar, ¿no sería mejor que me quedara en el hospital?), sin ninguna información sobre los motivos por los que te ha pasado lo que te ha pasado, sin ninguna información sobre cómo ha podido afectar esto a tu fertilidad, sin ninguna información sobre cómo tienes que afrontar el futuro (¿puedo tener más hijos, cuánto tiempo debemos esperar, nos va a costar, qué opciones hay para nosotros…?), sin ninguna consideración acerca de cómo te ha podido afectar esto emocionalmente… te mandan a casa.

Hasta aquí el hospital.

Al día siguiente en mi médico de cabecera: “He tenido un aborto tubárico, pero me he librado de la operación.”. “Cuánto lo siento. Tómatelo con tranquilidad. Pasad el duelo tranquilos. Mimaos mucho”.

Gracias, Ana. Algunos podrían aprender tanto de ti… cuatro frases bastaban. Creo que me hubiera conformado con una.

Ahora una semana en casa hasta la revisión, cuando esperamos que nos den algo más de información.

Pero todavía, mientras yo estoy de baja y en cambio mi chico ha tenido que ir a trabajar todos los días, me sigo preguntando: ¿Dónde está nuestro psicólogo para este terremoto que ha sacudido todo, desde la trompa al alma? Y si no hay psicólogo, ¿se ha llevado consigo la humanidad?

 

Sara B. es una de las mamás que forman parte de la tribu de la comunidad “Criar con Sentido Común”. Hace unos días nos contó su historia en el Grupo de Apoyo, en La Tribu, y ahora la cuenta en público para que hagamos una reflexión acerca de sus vivencias en un momento tan delicado.


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10 comentarios en "(IM)PACIENTE (por Sara B.)"

  1. Tal cual, el trato es inhumano. Mi primer embarazo acabó en un aborto retenido. El ginecólogo que me atendió en la primera ecografía me dijo que el embrión no tenía buena pinta, tenía latido pero era de tamaño pequeño para la semana de embarazo. Cuando me vió la cara de angustia me dijo: ” No pasa nada, es algo muy frecuente, le pasa a mucha gente.” (Como si el hecho de que mucha gente pierde bebés me fuera a consolar, era el mío el que se estaba muriendo dentro de mi). Yo siempre pensé que los abortos venían acompañados de pérdidas de sangre y ese tipo de cosas,por lo que la hostia fue tremenda. El ginecólogo me dijo que hiciera revisión en una semana y que si tenía algún sangrado ( que no tuve en ningún momento me fuera a urgencias). Cuando salí a pedir la cita, la administrativa me dijo que no había cita para dentro de una semana, lo llamó y el ginecólogo le dijo que me diera para cuando hubiese, me dió cita para tres semanas más tarde.
    Hablando con mi pareja decidimos ir al privado pues me iba a volver loca si tenía que esperar tres semanas para saber algo. Nos hicieron la primera eco con latido pero muy mala pinta del embrión y en la segunda ya no había latido. El ginecólogo muy amable en todo momento, me mandó a urgencias y todo acabó en un legrado.
    Todo el mundo te dice que no te preocupes, que ya volverás a quedarte embarazada, etc pero nunca vuelve a ser igual, nunca vas a vivir un embarazo feliz y tranquila.
    Tuve un segundo embarazo terrible a nivel psicólogico, el día que me enteré de que estaba embarazada lloré de miedo. Estuve todo el embarazo obsesionada e iba aterrada a cada ecografía. Por suerte tengo un niño precioso pero no puedo decir como muchas otras madres que tuve un embarazo estupendo.

  2. Me parece impresionante todo lo que he leido!
    No se como pueden existir personas asi en un hospital que trabajan cara al publico.
    Deberias denunciarlo y decir abiertamente el nombre del hospital para saber donde no ir nunca!!
    Mucho animo!!!
    Lo vas a conseguir!!

  3. Siento que hayas tenido que pasar por esa situación, no la deseo a nadie…
    Confío en que esto está cambiando y que las personas vuelvan a mirar a los ojos a la gente con la que intercambian energía. Yo tuve una matrona de ese tipo (dio por hecho muchas cosas que yo no sabía), pero en el hospital me trataron bien cuando di a luz.
    Desde el gremio sanitario también hay gente preocupada por tratar bien a los pacientes.
    Ojalá no vuelva a ocurrir.
    Gracias por contarlo.

  4. No es posible, amigas les recomiendo mucho ver reseñas de los lugares a los que van. Yo estuve leyendo las redes de Ingenes y me decidí a ir con ellos y de verdad el trato que me dieron de inicio a fin fue increíble, es impresionante como puede haber excelente calidad de seres humanos y totalmente lo opuesto en lo que acabo de leer. Por favor mucho cuidado siempre y pidan opiniones e investiguen

  5. Yo pasé hace años por un ectópico, con la diferencia de que se complicó y tuvieron que operarme de urgencia, perdiendo la trompa. En ningún momento se plantean el sentimiento de pérdida inmenso que acompaña esos momentos…fueron meses muy grises los que siguieron. Sólo puedo decirte que ahora tengo una niña preciosa de 3 meses, cuya llegada ha sido la cura de aquella herida. Mucho ánimo.

  6. Te entiendo perfectamente, yo tuve un aborto espontáneo y no paran de decirte que es normal que no tienes que llorar, pero lo fuerte vino después, a los 6 meses del aborto me quedo nuevamente embaraza y con miedo pero paso el primer trimestre que es el que te dicen que está el riesgo mayor, llega la primera eco y empiezo a pensar que esta vez si que todo va bien, cuando de repente a los 4 días de la primera eco empiezo a sangrar estando ya de 4 meses. Voy al hospital (verían en el ordenador mi historial , pero aún así yo lo decía todo el rato, había tenido un aborto previo) y como quien despacha judías en el supermercado me dicen que hay mucha sangre, que todavía el feto está ahí porque hay latido pero que me haga a la idea que es un aborto porque hay mucha sangre, y que no podía hacer nada para evitarlo. Yo les decía que igual haciendo reposo o algo similar y la doctora me dijo da igual lo que hagas si estás abortando va a pasar igualmente, ni un gramo de empatía, ni pareja y yo destrozados otra vez, te mandan a casa a ver qué pasa sin más… decidimos saber una segunda opinión y nos fuimos a un médico privado, me dijo que el embrion estaba bien pero que tenía un desprendimiento del saco gestacional, colgaba de un hilo, pero me miró a los ojos me dijo, vamos a intentarlo… reposo absoluto y vamos viendo… mi embarazo fue un infierno porque no lo disfruté ni un poco, del miedo y la angustia continua que tenía pero finalmente nació una niña sana y estupenda que me ha compensado con creces la situacion. ( situación de embarazo y de parto, porque esos mismos médicos que dieron a mi niña por “aborto”, se empeñaron en parto natural a pesar de que no dilataba hasta que tras 36 horas hubo sufrimiento fetal y tuvieron que realizarme una cesárea de urgencia que terminó con mi niña con un cefalomatoma que era la mitad de su cabecita y yo en la uci con una hemorragia y riesgo de perder el utero, finalmente todo salió bien y las dos nos recuperamos perfectamente y 1 años y medio después puedo decir que empiezo a superarlo).

  7. Uffff tu historia me suena muy conocida. A mí me pasó lo mismo, embarazo ectópico y aborto tubárico pero con rotura catastrófica de trompa. Tuvieron que operarme en principio iba a ser por laparoscopia pero al final tuvieron que abrir con lo que tengo una cicatriz como de cesárea. El trato en el hospital horrible. A mi también me tuvieron sola en una sala desnuda y abierta de piernas sin explicaciones y también pasaron un montón de médicos para ver la ecografia. Luego después de operarme pasaron tres médicos a verme y cada uno me dijo que me había hecho una cosa distinta. Con lo cual yo ya no sabía si me habían vaciado o qué. Había perdido a mi bebé y estaba hecha polvo. Tenía a mi otro hijo en casa de mis suegros y estaba dolorida.
    Cuando me iban a dar el alta 8 días después pregunté a la doctora cuanto tenía que esperar para tener relaciones pues no sabía como estaba por dentro (no me lo habían explicado bien) y aquella mujer me miró con una cara como diciendo “pero todavía te quedan ganas?”. En fin una experiencia traumática que encima me dejó con pocas opciones para tener otro hijo de manera natural. La segunda niña la tuve un vitro 6 años después.
    Creo que la gente que trata los abortos en general necesitan un curso intensivo de trato humano con el paciente y ponerse un poquito en el lugar de la perdí a qué tienen enfrente.

  8. Te leo y me veo a mí misma en la misma situación hace 4 años. Podría acertar el hospital seguramente. Ojalá este trato dejara de existir y nunca te hubiera pasado lo que te pasó. Un abrazo fuerte.

  9. Siento muchísimo por lo que tuviste que pasar, debió ser horrible y por desgracia no se te olvidara en la vida , yo tuve una malísima experiencia en mi parto en mi caso, fueron muchísimas horas de trabajo de parto con personas que no deberían ni trabajar con ganado…y todo para terminar en una cesárea de urgencia a las 23 de la noche cuando ya no tenía fuerzas ni para respirar y donde nadie te explica nada ni te miran a la cara…humanidad 0, tuve terrores nocturnos durante muchas semanas después de eso…y no creo que vuelva a pasar por la experiencia de tener otro hijo, aparte ya por mi salud después de un embarazo tan malo.

  10. Muy mal Sara, soy enfermera y seré madre por primera vez en un par de meses y cada vez que oigo casos como el tuyo me hierve la sangre. Es triste que perdamos la perspectiva en el ejercicio de nuestra profesión y que nos deshumanicemos así, se nos olvida que tratamos con personas y que detrás de cualquier patología se necesita más psicología que medicación para sanar, aliviar, consolar o acompañar. Pasad vuestro duelo como tengáis que hacerlo y tomaos el tiempo que necesiteis porque no es ” un grupo de celulas” es ” vuestro grupo de celulas” Mucho ánimo.

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