Laboratorio de verano: Actividades y juegos para hacer en familia

Artículo publicado el 22 Jul 2021 - Este artículo ha sido revisado y actualizado con fecha 9 agosto, 2023

Os proponemos la cuarta entrega de actividades de verano para peques. Y es que el verano continúa avanzando y nos metemos de lleno en la época estival. Quizá el calor, la cantidad de horas compartidas o la falta de rutinas estén haciendo mella en vuestra paciencia.

Actividades de verano para peques

Tened en cuenta de que muchas de las vivencias de verano forman parte de las primeras veces de nuestros peques: la primera visita a la playa (con su suelo de arena y su agua salada que viene y va), su primer concierto o teatro al aire libre o su primer baño en la piscina. Incluso para los más mayores la playa, la piscina o las fiestas del pueblo puede que no sean actividades nuevas pero sí poco frecuentes, así que es casi como empezar de cero.

 

 

Pero también es posible que estéis disfrutando del verano y de todo lo que nos ofrece de novedoso… En cualquier caso, vamos con nuestro manojito de actividades para entretener la semana.

La simulación

Esta es una actividad que me encanta hacer con mis hijos. Se trata de ponernos en la piel de personas con discapacidad. Por ejemplo, nos vendamos los ojos con un pañuelo y, con la ayuda de un bastón, intentamos llegar de un sitio a otro dentro de casa o en un jardín o similar. Por el camino, si encontramos algún obstáculo, nos paramos, lo tocamos, lo olemos e intentamos adivinar de qué se trata.

Enseguida se dan cuenta de las dificultades de las personas invidentes para manejarse en el día a día, así que es importante aprovechar la actividad cuando salimos a la calle para hablarles del pavimento podotáctil, que son esos relieves en forma de círculo o rayas que hay en las aceras y que alertan a las personas con problemas visuales a saber cuándo hay un cruce, un cambio de nivel, etc.

 

 

Otra simulación que hacemos a veces es pegarnos con esparadrapo el dedo pulgar de manera que no podamos hacer el movimiento de pinza e intentar hacer actividades de la vida cotidiana como abrocharnos botones o comer.

Sobre todo con los más mayores es importante verbalizar qué sienten, cómo solucionarían ellos los obstáculos, y qué podrían hacer ellos para ayudar a las personas con discapacidad.

Sea invierno o verano, esta es una actividad estupenda para trabajar la empatía y para que nuestros peques no solo sean capaces de ponerse en el lugar del otro sino también de acoger la diversidad con naturalidad.

Actividades de verano: La cena creativa

O el desayuno, o la merienda… o lo que queramos. Se trata de aprovechar los días tranquilos para que los peques entren en la cocina. Texturas, colores y sabores nos esperan.

Podéis hacer una receta (en la Tribu CSC tenéis algunas riquísimas) que debe ser sencilla para que salga bien. Es importante que las primeras recetas salgan lo suficientemente bien como para querer repetir la experiencia.

 

La parte creativa viene en el emplatado. Convertir un plato de fruta en un robot o un sándwich en una casa pueden ser la excusa perfecta para hablarles de alimentación saludable.

Animales mezclados

Se trata de estimular su creatividad y de salir de los patrones establecidos mezclando animales. Los mayores pueden directamente dibujarlos: un pico de pato por aquí, un cuerpo de león por allá, una cola de cocodrilo y… ¡listo! Un animal único al que tendremos que ponerle un nombre igual de original.

Para los pequeños podemos buscar imágenes de animales, cortarlas en partes, mezclarlas y pegarlas a modo de collage. Saldrán animales muy curiosos con los que podremos inventar historias y cuentos.

 

 

Si los recortamos y los pegamos en palos de polo, tenemos unas marionetas fantásticas para dar vida a nuestras historias. Y si no tenéis palos de polos ¡no importa! Unas cucharillas y un poco de celo y se resuelve el problema en un abrir y cerrar de ojos.

Actividades de verano: Las pompas de jabón

Nada más fascinante para un niño que hacer pompas de jabón y ver cómo flotan en el aire. El mero hecho de hacer pompas de jabón mejora su coordinación motora (seguro que a vuestros peques también les ha pasado volcar el bote del jabón al ir a hacer las pompas con la otra mano) y el control del soplo (y seguro que también les ha pasado soplar demasiado fuerte al principio y que no salgan pomas) y además es tremendamente divertido.

Si nunca han hecho pompas es importante decirles cómo, para que ellos sepan que el bote deben dejarlo en algún lugar seguro o mantenerlo recto para que no se caiga, que hay que soplar flojito o que, dependiendo del viento que haya, las pompas duran más o menos.

 

 

Para darle una vuelta a la actividad podéis probar este otro juego. Seguramente hayáis observado que cuando hacéis pompas los peques salen corriendo detrás para explotarlas o intentar cogerlas. El juego se trata de hacer todo lo contrario. El adulto hace pompas y los peques deben quedarse como estatuas unos segundos (los que pactéis). Pasados estos segundos, pueden ir a atrapar las que queden. Si alguna pompa va hacia ellos, deben intentar esquivarla sin mover los pies del suelo.

Así, trabajaremos el autocontrol y el ser capaces de demorar la gratificación. Y, cuando necesitéis que estén un rato quietos para cortarles las uñas o abrocharles la chaqueta, les podéis recordar: “Ahora estatua como en el juego de las pompas”. ¡Ah! No olvidéis cambiar los roles y convertiros vosotros también en estatuas.

Es posible que los juegos no salgan bien, que el plato de fruta no parezca un robot, se frustren y se enfaden, que el viento impida las pompas o que mezclar animales, sencillamente, no les guste. No pasa nada. A veces las cosas no salen como a uno le gustaría y de eso también se aprende. Se trata de que les acompañemos en su crecimiento, que observemos sus conductas y escuchemos sus propuestas.

¿Preparados para jugar? ¡A por ello!

 

Autor/a