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Segunda infancia y adolescencia
Cuando hablamos de infancia, nos referimos a la etapa que transcurre desde el nacimiento hasta la madurez del niño o la niña. Dentro de esta fase existen diferentes momentos que marcan el ritmo del desarrollo de cada niño/a según su edad y sus características físicas, cognitivas, psicológicas y sociales. Es por eso por lo que se dice que cada peque es un mundo y no todos/as son iguales.
La segunda infancia comprende el periodo que va desde los 6 hasta 12 años, precediendo la adolescencia. Es la última etapa antes de dar paso a la adolescencia. En cuanto al desarrollo, en esta etapa nuestros/as hijos/as tienen diferentes necesidades en diversas áreas (cognitiva, del lenguaje, socio-emocional, motora…).
La adolescencia es la etapa posterior a la niñez y supone el paso de la infancia a la edad adulta. Es una etapa difícil por ser de tránsito, lo que implica grandes cambios físicos y turbulencias emocionales. Saber los retos que nos esperan, nos ayudará a acompañar a nuestros/as hijos/as adolescentes en este momento crucial de sus vidas.
La pubertad trae consigo grandes desafíos: cambios corporales y psicológicos, nuevas y complejas propias del mundo adulto, cambios, presiones, emociones intensas, amistades, relaciones afectivas, conflictos, nuevas presiones e incluso primeras pérdidas.
Además, el/la adolescente ha de ser capaz de construir una identidad propia, que sentará las bases de su propia personalidad, y un estilo de vida propio. En en esta etapa en la que los nuevos grupos de amistades cobran especial relevancia y los jóvenes traspasan de nosotros a ellos sus referentes principales.
También está en una constante posición ante el conflicto constante entre dependencia y autonomía (cuánto, hasta qué extremo y de quién ser dependiente y hasta qué punto y en qué situaciones ser autónomo).
Asimismo, tienen que construirse una imagen propia y trabajar una nueva relación con su cuerpo, en constante cambio y proceso de transformación. En una sociedad que a menudo da más valor a la estética corporal que la estética emocional y la ética, este es un reto difícil de afrontar.
Además, integrarse con el nuevo cuerpo implica adoptar una nueva y más adulta actitud personal sobre su psico-sexualidad. De hecho, suele ser en esta etapa cuando surge la primera elección de pareja, lo que les obliga a reflexionar y posicionarse acerca de conceptos complejos como la pareja, la misoginia, el aislamiento o la soledad.
Al final de la etapa adolescente, la personalidad estará ya casi formada (aunque puede ser remodelada por sucesos importantes en el futuro).
A nivel neurológico, la integración de la personalidad coincide, además, con el final de procesos neurológicos clave en esta etapa (como la apoptosis neuronal masiva de la adolescencia: la muerte de millones de células nerviosas). Y también por las últimas neurogénesis (crecimiento de neuronas y de núcleos cerebrales), producidas en circuitos clave del sistema nervioso central.
Por todo lo anterior, la forma de afrontar placeres, conflictos y pérdidas, la manera de reaccionar y relacionarse, y los mecanismos de defensa se estructuran en este periodo y tenderán a permanecer estables durante toda la vida. También a nivel cerebral.
La familia es clave en todo este proceso y, como progenitores, es fundamental que entendamos la compleja transición psicosocial que supone para nuestros/as hijos/as la adolescencia.
Por este motivo en esta sección encontrarás todo lo relacionado con la segunda etapa de la niñez, la pre-adolescencia y la adolescencia de tus hijos/as. Asimismo, puedes realizar consultas concretas y personalizadas a nuestro equipo de expertos/as en la Tribu CSC.