Vacaciones en paz con hijos adolescentes

Las vacaciones de verano pueden ser todo un desafío cuando hay adolescentes en casa. Es una etapa de cambios para nuestros hijos a todos los niveles. A veces surgen conflictos que en verano, con más tiempo libre, empeoran. ¿Cómo pasar un verano con adolescentes sin conflictos?

La adolescencia, la montaña rusa que nos descoloca

Aunque para los progenitores es una época que puede generarnos mucha incertidumbre, lo cierto es que la adolescencia no deja de ser una especie de despertar a la vida. Todos y todas la hemos pasado.

Los cambios que experimentan nuestros hijos e hijas son en diferente niveles. Elena Mesonero, logopeda y psicóloga de Criar Con Sentido Común, asegura que a nivel cerebral existe un “desfase madurativo” que explica en parte el comportamiento fluctuante de un adolescente.

 

 

Mientras la corteza prefrontal (encargada de controlar los impulsos, la atención, el ánimo y las consecuencias de nuestros comportamientos) es la que más tarde madura, “pasados los 20 años”; otra parte, la amígdala, “madura antes”. Esta es la zona de los instintos y que procesa y almacena las emociones.

A esos cambios físicos, se unen los cambios emocionales en la adolescencia.

“La mayoría de las veces estos cambios ocurren porque, al estar su cerebro en plena reforma, van ensayando respuestas a las cosas que les pasan y, en estos ensayos, obtienen éxitos, pero también comenten errores que subsanan probando otra respuesta.”

Todo eso va moldeando el desarrollo de la personalidad, en el que los padres “podemos influir algo”, pero sobre todo por el grupo de iguales y por sus referentes.

 

 

Verano con adolescentes sin conflictos: ¿Por qué discutimos?

Precisamente la elección de las amistades suele ser un foco de conflictos habitual entre padres y adolescentes. Las primeras relaciones afectivas, también.

Las tareas domésticas, la hora de volver a casa, las relaciones familiares, el uso del móvil u otras pantallas, la gestión del dinero o los valores morales o éticos suelen generar también discusiones en muchas familias.

Y todas esas discusiones pueden aumentar en verano. Hay más tiempo libre, más posibilidades de salir con los amigos y los planes en familia pueden no casar con los intereses de nuestro hijo o hija adolescente.

 

 

Chocan nuestros sentimientos con los de ellos. A nosotros nos puede costar aceptar que nuestro pequeño/a ya no lo es tanto y quiere (y necesita) tomar sus propias decisiones. A ellos les puede parecer una intromisión en su libertad de decisión cualquier comentario o plan que propongamos. El aburrimiento, en estos casos, juega en nuestra contra. ¿Cómo mantener a los jóvenes ocupados? A veces no es tan fácil…

¿Qué hacer para no discutir con tu hijo/a adolescente en verano?

“El adolescente necesita fundamentalmente comprensión”, afirma Elena Mesonero. En verano, en invierno o en cualquier etapa. Es un error tratar de imponerles algo. La mejor vía para llegar a ellos es la comunicación.

“Durante esta etapa adquirimos un papel crucial para que el paso a la edad adulta se complete de manera exitosa. Nuestra función será la de regular desde fuera lo que no pueden regular desde dentro. ¿Cómo? Ayudándoles a reflexionar, redirigiéndoles, incentivándoles a que planeen acciones futuras…”

Por otro lado, un verano con adolescentes sin conflictos significa negociar con tus hijos. Debemos comprender como adultos que ya no son niños o niñas pequeñas, pero tampoco son adultos.

 

 

Negociar no significa imponer sino llegar a acuerdos de forma respetuosa, sin imposiciones de ninguna de las dos partes. Se trata de encontrar una solución pacífica sobre asuntos cotidianos sobre los que podemos tener visiones muy diferentes. En este caso, asuntos relacionados con las vacaciones.

¿Cómo negociamos para lidiar con una hija o hijo adolescente?

La negociación debe partir desde la calma y dejando claro qué se puede negociar y qué no. Se puede negociar la hora de llegada a casa, por ejemplo, pero no cuestiones relacionadas con la seguridad, la salud o el respeto al resto de la familia.

Hay que dejar, además, que nuestra hija o nuestro hijo adolescente se exprese y nos explique cuáles son sus preferencias. Lo ideal es que hable él o ella primero y luego nosotros expongamos nuestro punto de vista. Quizás no podemos dejarlo solo/a en casa si realizamos un viaje, pero sí podemos negociar que nos acompañe o no en algún plan familiar con los hermanos más pequeños si a este no le apetece.

 

 

También es necesario negociar el uso de pantallas y del móvil. El verano significa más tiempo libre y estas se pueden convertir en una tentación para el uso de nuevas tecnologías. En este otro post puedes encontrar algunas recomendaciones sobre este asunto. Quizás no sea fácil, pero llegar a un acuerdo sobre horarios y otras normas pueden ayudar a evitar conflictos por el móvil durante el verano.

La negociación es importante, pero respetar los acuerdos también; tanto por su parte como por la nuestra.

Verano con adolescentes sin conflictos: Hacerles partícipes de las decisiones

Precisamente la planificación de las vacaciones puede generar ciertas fricciones. Una forma que que esto no ocurra es hacerles partícipes de la toma de decisiones.

La idea que es que nuestros hijos adolescentes (y más pequeños) puedan opinar sobre qué vamos a hacer durante las vacaciones. Incluso podemos plantearnos invitar algún amigo/a para que pase unos días con nosotros. Los amigos son muy importantes en esta época.

 

 

Pero el verano no se limita solo al destino de vacaciones. También se pueden hacer algunos planes más concretos…

¿Qué hacer con un adolescente en vacaciones?

Pues hay muchas opciones:

• Podéis planear visitas a tiendas curiosas.
• Practicar deportes en familia.
• Visitar museos científicos, interactivos o de curiosidades.
• Acudir a algún espectáculo.
• Realizar excursiones interesantes que casen con sus intereses.

 

 

También es recomendable darles su espacio y respetar su decisiones. Es mejor optar por confiar en ellos y fomentar el diálogo que tratar de imponer nada. Y es una gran forma de mostrarles nuestro amor y respeto durante la adolescencia.

Si tienes dudas o necesitas apoyo profesional, tanto Elena Mesonero como el resto del equipo de Criar Con Sentido Común, puede echarte una mano en la Tribu CSC. ¡También en verano!