Día de las Buenas Acciones – Saludar a extraños puede aumentar nuestro nivel de felicidad, según la ciencia

Artículo publicado el 25 Dic 2023 - Este artículo ha sido revisado y actualizado con fecha 17 abril, 2024

En estas fechas todos nos esforzamos por encontrar los regalos perfectos, aquellos que harán felices a quienes queremos. También nos esforzamos por mostrarnos más compasivos y generosos con los demás. Y es que dar a los demás nos hace sentir bien también a nosotros, y todo cuesta mucho menos de lo que pensamos: según la ciencia, saludar a los extraños con los que nos cruzamos por la calle es suficiente para dar y recibir felicidad.

En estas fechas tan familiares todos tenemos muy en cuenta (sobre todo aquellos que convivimos con peques a los que pretendemos transmitir valores positivos) la importancia del espíritu navideño, relacionado con la generosidad, la bondad, la compasión y la acción humanitaria. Actos que, no solo proporcionan bienestar a otros, sino también a nosotros mismos.

Ahora, un equipo de psicólogos de la Universidad de Sabanci, en Turquía, en colaboración con un colega de la Universidad de Sussex, en el Reino Unido, ha descubierto que el simple hecho de decir “hola” a los extraños que nos encontramos puede conducir a una mayor satisfacción con la vida.

 

 

En su estudio, publicado en la revista Social Psychology and Personality Science, el grupo preguntó a dos grandes grupos de personas (3.266 y 60.141 individuos) sobre sus encuentros con extraños y cómo calificaban su propio nivel de satisfacción con la vida.

“Estudios recientes han destacado los beneficios para el bienestar subjetivo de interacciones sociales mínimas (es decir, interacciones con vínculos débiles y extraños). Sin embargo, el trabajo empírico hasta la fecha se ha centrado principalmente en interacciones sociales mínimas que implican conversaciones y se ha basado en muestras occidentales”, explican los autores.

Saludar y conversar con extraños provoca una mayor satisfacción con la vida

En su investigación, en cambio, el grupo de psicólogos examinó no solo las conversaciones sino también las interacciones momentáneas (saludar y agradecer) en una muestra grande y nacionalmente representativa de Turquía (3.266 personas).

“Utilizamos un enfoque de variables instrumentales para proporcionar evidencia de la asociación entre interacciones sociales mínimas y satisfacción con la vida“, explican.

 

 

También investigaron la solidez de este enfoque replicando uno de sus hallazgos clave en una muestra poblacional muy grande de habla inglesa (60.141 personas). En las dos muestras, encontraron que “tener conversaciones con extraños y vínculos débiles, así como simplemente saludar y agradecer a los vínculos débiles, predecía una mayor satisfacción con la vida”.

El equipo de investigación encontró una tendencia en su estudio: aquellas personas que informaron haber tenido interacciones momentáneas con extraños, o conversaciones con ellos, tendían a reportar niveles más altos de satisfacción con la vida o felicidad en comparación con aquellos que se mantenían reservados y evitaban hablar con extraños.

Los investigadores sugieren que interactuar con extraños de forma regular puede generar sentimientos de pertenencia a una comunidad, lo que puede hacer que las personas se sientan más aceptadas e incluso valoradas por quienes comparten su pequeña parte del mundo.

 

 

Se ha demostrado por estudios anteriores que estos sentimientos ayudan a las personas a sentirse satisfechas con sus vidas y también pueden reducir la soledad, que, tal y como señala la OMS, puede ser peligrosa para la salud de una persona. La buena noticia es que puede combatirse con conexión social.

La soledad, un problema de salud pública mundial

Tal y como señalan los investigadores, recientemente la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró que la soledad es un problema de salud pública mundial, tan grave como fumar 15 cigarrillos al día.

Según los psicólogos, esa soledad está relacionada con el grado de aislamiento que se observa en la mayoría de las sociedades occidentales modernas, donde la gente tiende a ser reservada y las personas sólo hablan con personas que ya conocen.

Los autores del estudio sugieren que el aislamiento está haciendo que la gente sea menos feliz que en el pasado, cuando los extraños hablaban libremente entre sí.

 

 

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