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Una encuesta ha revelado que los jóvenes llegan a faltar una media de 24 días al colegio debido a la salud mental. Sobre todo, por síntomas relacionados con la depresión y la ansiedad.
La salud mental provoca que un 13% de los niños falte al colegio 3 meses o más
La salud mental de niños y adolescentes sigue siendo una de las grandes preocupaciones de los progenitores. No en vano, según una encuesta realizada recientemente en Singapur, los síntomas de depresión y ansiedad han provocado que los jóvenes falten una media de 24 días al colegio. El 13% de ellos llegaron a faltar 3 meses o más por los mismos motivos.
La encuesta fue realizada por la Facultad de Medicina Duke-NUS y el Instituto de Salud Mental (IMH) y publicada en la revista Child and Adolescent Psychiatry and Mental Health. El trabajo reveló también que el rendimiento escolar de los jóvenes cayó un 63%.
De hecho, según explicaron los padres, también se produjo una reducción notable en otras actividades diarias, lo que indica que la salud mental afecta todas las facetas de la vida de los peques y adolescentes y no solo en la escuela. Según explica el profesor Eric Finkelstein, especialista en Salud de Duke-NUS y autor principal del estudio
“Los efectos reales de las enfermedades mentales no tratadas entre los jóvenes se extenderán hasta la edad adulta, cuando sean menos capaces de obtener trabajos gratificantes y bien remunerados debido al bajo rendimiento escolar y otros desafíos resultantes de su enfermedad”.
Solo el 15% de los jóvenes está diagnosticado de depresión o ansiedad, por lo que la mayoría no tiene ningún tratamiento
Según los resultados de la encuesta, casi el 12% de los jóvenes tenían síntomas compatibles con la depresión y un 13% síntomas compatibles con la ansiedad; de forma que un 16,2% de los jóvenes tenía síntomas compatibles con alguna de estas afecciones. Sin embargo, solo el 15% tuvo un diagnóstico formal, de forma que la mayoría de ellos no recibe ningún tupo de tratamiento.
Estos datos explican que casi dos tercios de los jóvenes con problemas de salud mental necesitaron acudir a urgencias, mientras que algo más de la mitad quedaron ingresados en 2023. Por ello, los profesionales siguen pidiendo un mayor esfuerzo para dar a conocer la importancia de cuidar la salud mental.
Algo que va íntimamente ligado al diagnóstico precoz y la intervención temprana, tal y como explica el profesor asociado Daniel Fung, director ejecutivo del Instituto de Salud Mental y coautor del estudio.
“Estos hallazgos señalan la importancia de la intervención temprana para ayudar a reducir el riesgo de complicaciones a largo plazo y mejorar los resultados. Para que esto suceda, es necesario tener conciencia y alfabetización sobre la salud mental. Por ejemplo, si los p(m)adres reconocen los síntomas (conciencia) y saben qué hacer (alfabetización), podrían alentar al niño a hablar sobre ello o sugerirle que busque ayuda”.
Por su parte, Finkelstein reclama tras analizar los resultados de la encuesta la necesidad de implementar programas de detección para niños y adultos que permitan identificar tempranamente los problemas de salud mental. Así, se podría hacer un mejor uso de los programas de apoyo, aumentando los esfuerzos para desestigmatizar la salud mental.
Síntomas de ansiedad y depresión en adolescentes
El diagnóstico de la ansiedad y depresión infantil no es sencillo y, por ello, es clave que lo realice siempre un equipo profesional especializado formado por psicólogos y psiquiatras con una valoración exhaustiva que incluya no solo las pruebas pertinentes al niño sino también cuestionarios y tests para detectar depresión infantil al entorno familiar y escolar.
Entre los síntomas más habituales de depresión infantil en jóvenes y adolescentes, se encuentran agresividad, apatía, tristeza, aburrimiento, culpabilidad; baja autoestima, problemas de concentración, fobia escolar y trastornos de conducta en la escuela y trastorno de sueño. Además, se observa un aumento de las conductas negativistas, abuso de alcohol y otras sustancias, intentos de fuga, irritabilidad, aislamiento y retraimiento social, tristeza, descuido del autocuidado y disminución de la autoestima. En esta etapa también aumentan los pensamientos relativos al suicidio y los intentos de suicidio.
En cuento a la ansiedad, hay señales físicas, emocionales y conductuales. Entre las primeras, se encuentran dolores de estómago o de cabeza frecuentes, pérdida de apetito, no usa cuartos de baño desconocidos, es incansable, inquieto, hiperactivo o distraído, empieza a temblar o a sudar en situaciones intimidantes. Entre las señales emocionales destaca que el peque llora mucho, está muy sensible, irritabilidad, teme cometer errores, ataques de pánico, preocupaciones constantes e infundadas, siente temor cuando lo dejan en algún lugar, pesadillas frecuentes.
Por último, entre las señales conductuales hay peques que preguntan constantemente “¿y si…?”, evita participar en actividades en clase, permanece en silencio o preocupado cuando se espera que trabaje con otros, se niega a ir a la escuela, se queda solo durante el almuerzo o el recreo, evita situaciones sociales con otros niños, como fiestas de cumpleaños, jugar en el parque o actividades extracurriculares, busca aprobación constantemente, dice “¡no puedo hacerlo!” sin un motivo real o tiene berrinches o crisis.
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