Las preguntas de curiosidad de la Disciplina Positiva: Cuáles son y para qué sirven

¿Cuáles son las preguntas de curiosidad de la Disciplina Positiva? ¿Qué son? ¿Para qué sirven? ¿Cómo se utilizan? ¿Cuándo debo emplearlas?

Por qué son útiles las preguntas de curiosidad de la Disciplina Positiva

Recoge los juguetes, lávate los dientes, haz los deberes, súbete al coche, lávate las manos, vístete, come, límpiate la boca, pon la mesa, ven, vete a la cama, cierra la puerta, quítate los zapatos, lleva la ropa a su sitio, prepara tu mochila, estudia, abróchate el cinturón, tira de la cisterna, guarda los lápices, haz tu cama…

Niños y niñas pasan el día en millones de hogares recibiendo una orden tras otra. En la mayoría de los casos las personas que dan esas órdenes se quejan de que tienen que estar todo el día recordándoles lo que tienen que hacer y que nunca obedecen a la primera. 

Pongámonos en su lugar. ¿Nos gusta recibir órdenes? ¿Nos gustaría pasarnos el día escuchando a nuestra pareja decirnos: recoge la cocina, limpia el suelo, lleva a la niña al baloncesto, plancha la ropa de mañana, prepara la cena…? ¿O nos gustaría tener a nuestra jefa todo el día diciéndonos: prepara los informes, contesta los emails de la clientela, envía los presupuestos, habla con los proveedores…?

Ya. Ya sé que somos personas adultas y se sobreentiende que ya sabemos lo que tenemos que hacer y que nuestras hijas e hijos están aprendiendo y por eso necesitan que les guiemos. Pero, ¿qué están aprendiendo si nos pasamos el día dándoles órdenes que no tienen ningún sentido para ellos/as? ¿A obedecer a ciegas? ¿A rebelarse contra lo que no tiene ningún sentido para ellas/os?

Cuando le decimos a un niño que se lave las manos después de ir al baño, puede que lo haga o puede que no, pero no está aprendiendo nada. No sabe por qué es necesario lavarse las manos en ese momento y, por lo tanto, es bastante probable que no integre esa rutina y tengamos que pasarnos años repitiéndole una y otra vez que se lave las manos después de ir al baño.

¿Qué pasaría si en lugar de darle una orden le ayudáramos a reflexionar sobre los motivos? Os propongo una idea. Si tenéis peques que ya han dejado el pañal y están en la edad de ir aprendiendo esta rutina de higiene, la próxima vez que vayan al baño limitaros a olfatear como si estuvierais oliendo algo y acercaros a sus manos. ¡Vaya, creo que estas manos huelen a pipí! Puede que se hayan manchado un poco al limpiarte. ¿Qué podríamos hacer para que vuelvan a oler bien?

Seguramente habrá quien piense: “¡Madre mía, qué trabajera, con lo fácil que es decir “lávate las manos” y ya!”. Y yo os pregunto, ¿cuánto se tarda en decir esas cuatro frases? ¿Quince segundos? ¿Cuántos meses o años se llevan muchas familias teniendo que supervisar que sus hijos/as se laven las manos para asegurarse de que lo hacen? ¿Seguro que no es una buena inversión, en términos de tiempo, cambiar las órdenes por preguntas?

Cuáles son las preguntas de curiosidad de la Disciplina Positiva

Las preguntas de curiosidad de la Disciplina Positiva son estas, las que sustituyen a las órdenes e invitan a nuestros hijos e hijas a reflexionar sobre las consecuencias o los riesgos de algunas situaciones y les alientan a tomar decisiones para solucionar problemas o resolver algunas cuestiones. Se trata, simplemente, de evitar pasarnos el día dando órdenes y sustituirlas por preguntas que permitan al niño o a la niña reflexionar y tomar una decisión propia sabiendo por qué y para qué la toman.

En lugar de decir “recoge los juguetes” podemos decir, “¡vaya, los juguetes están por el suelo y podemos pisarlos o caernos, ¿qué podemos hacer?”. En vez de decir “lleva la ropa a su sitio” podemos decir “la ropa sucia está en el suelo del cuarto de baño, si se queda ahí no la veré cuando vaya a poner la lavadora y seguirá sucia, ¿qué podemos hacer?”. “Quítate los zapatos” podemos sustituirla por “¿qué hacemos cuando llegamos a casa para no ensuciar el suelo?”.

Al principio puede parecernos un engorro pero es un esfuerzo “rentable” si tenemos en cuenta la cantidad de beneficios que nos aportan las preguntas de curiosidad de la Disciplina Positiva.

Para qué sirven las preguntas de curiosidad de la Disciplina Positiva

Cuando sustituimos las órdenes por preguntas no solo estamos evitando esa cantinela tan tediosa que supone el pasarnos los días repitiéndoles lo que tienen que hacer. Estamos favoreciendo su aprendizaje, ya que estamos dándoles la oportunidad de reflexionar sobre el problema o la situación para que extraigan sus propias conclusiones.

Estamos fomentando su autoconfianza, ya que les estamos dando la oportunidad de tomar sus propias decisiones y el mensaje implícito es “confío en ti”. Esto puede parecer algo sutil, pero hay un mundo de diferencia en lo que a los procesos cognitivos se refiere entre obedecer una orden sin más y plantearse que existe un problema, buscar una solución y ponerla en práctica por voluntad propia.

Este hecho además nos va a ayudar a evitar las luchas de poder. No van a necesitar “llevarnos la contraria” porque no les estamos pidiendo nada, son ellos/as quienes deciden lo que van a hacer. También va a fomentar su autonomía ya que, al comprender el por qué y el para qué de esas acciones, va a ser más fácil que se produzca un aprendizaje significativo y que lo integren en su día a día sin necesidad de que les estemos supervisando.

También va a ayudar a fortalecer nuestro vínculo; todas/os nos sentimos más predispuestas/os a conectar con una persona que nos alienta y confía en nuestras capacidades que con una que se limita a darnos órdenes y sermonear. 

En definitiva, va a ayudarnos a mejorar nuestro día a día a corto/medio plazo y, a largo plazo, va a permitirles desarrollar habilidades para la vida. Hacer estos “pequeños” cambios en nuestro día a día puede no ser fácil. En la Tribu de Criar con Sentido Común os acompañamos en este apasionante camino de la crianza respetuosa.