Playa o piscina en tiempo de coronavirus

Si otros veranos has dudado entre playa o piscina para programar las vacaciones con los niños; este verano, con el coronavirus merodeando por ahí, la duda es aún mayor. Te explicamos cómo se comporta el coronavirus en playa o piscina para que puedas tomar medidas preventivas.

Medidas preventivas para unas vacaciones libres de contagio

Sabemos que los enfermos expulsan el virus en las pequeñas gotitas que se generan al toser, estornudar, hablar, incluso simplemente respirar; y entran en el receptor a través de la boca, la nariz y los ojos. Pero no solo los enfermos expulsan el virus. También personas que tienen el virus pero asintomáticos o están incubando la enfermedad.

Por eso es tan importante que todos, incluso los que creen estar sanos, usen mascarilla para evitar contagiar en caso de ser portadores. Esas pequeñas gotas con el virus pueden difundirse en el aire hasta 2 metros y permanecer durante un tiempo, no bien definido, pero que parece que es muy corto, de minutos, al aire libre, pero puede ser de varias horas en ambientes cerrados mal ventilados. Por eso es muy importante mantener la distancia de seguridad y elegir actividades al aire libre.

 

 

Otro mecanismo de contagio se produce porque las gotitas que expulsamos al respirar se depositan sobre los objetos que están a nuestro alrededor y el virus puede sobrevivir en las distintas superficies durante un tiempo. Si tocamos esas superficies y nos llevamos las manos a la boca, la nariz o los ojos nos podemos contagiar de esa manera. Por eso es tan importante el lavado frecuente de manos y la recomendación de no tocarse la cara.

También se ha detectado el virus en las heces y orina de los enfermos, pero no se ha podido demostrar que contagien por esta vía. Se tratarían de virus sin capacidad infectiva o partículas virales que no producen enfermedad. Todos estos detalles nos servirán para entender cómo se comporta el virus en la playa o la piscina y que riesgos hay durante su  uso.

¿Cómo se comporta el coronavirus en playa o piscina?

La posibilidad de que se transmita el virus a través del agua es prácticamente nula. En el mar porque la dilución es enorme y la sal inactivaría el virus, como hace con otros virus similares. En las piscinas, balnearios y spas, el tratamiento que se hace del agua con cloro y otros desinfectantes hacen que el agua sea segura, siempre que se cumplan las normas ya previstas. La temperatura del agua también contribuye a la inactivación del virus.

 

 

En lagos, pozas y otros lugares de agua dulce donde la dilución es menor que en el mar, el riesgo de supervivencia del virus es mayor, pero igualmente muy pequeño. Si tenemos que elegir, sería la última opción en cuanto a la seguridad del agua, pero quizás una de las primeras si se trata de un sitio aislado, muy poco concurrido.

Porque lo más importante para que se produzca el contagio son las aglomeraciones y la imposibilidad de mantener la distancia de seguridad. En un entorno acuático donde el uso de la mascarilla va a ser muy difícil, mantener el metro y medio de seguridad entre personas es fundamental.

¿Y qué pasa cuándo salimos del agua?

Se ha hablado también de que el virus puede permanecer más tiempo en el aire cuando se producen aerosoles y en la orilla del mar, la combinación de las olas y de la brisa marina generan aerosoles, pero no se ha podido demostrar que el virus se disperse por este mecanismo. Tampoco parece posible que se encuentre en los aerosoles que se generan en balnearios y spas, donde el tratamiento del agua y las altas temperaturas hacen poco probable la persistencia del virus.

Otra forma de contagiarse es tocando superficies contaminadas y llevándonos las manos a la boca, nariz y ojos a continuación. Se sabe que el virus continúa en superficies de acero inoxidable durante 48 horas, en plástico 72 horas y hasta 2 días en madera, ropa o vidrio, pero varía mucho dependiendo de la temperatura y la humedad.

 

 

En cualquier caso es fundamental la limpieza adecuada y frecuente de las superficies de piscinas, vestuarios, recepción, mobiliario de uso común, toboganes y juegos infantiles y el lavado de manos frecuente con agua y jabón o solución hidroalcohólica. Aunque estemos todo el tiempo en remojo en la piscina, si tocamos la barandilla, los grifos de la ducha o el pomo de una puerta, hay que lavarse las manos con agua y jabón a continuación. 

No se ha demostrado si el virus sobrevive en la arena de la playa, pero la combinación de la sal, la radiación solar y las altas temperaturas lo hacen muy poco probable. Tampoco se sabe si el virus puede adquirirse por tocar el suelo o el césped de la piscina, aunque en estos casos sí podría persistir más tiempo ya que falta el efecto desinfectante de la sal, la radiación solar no afecta por igual a toda la superficie y la temperatura que alcanza el césped es mucho menor que la de la arena de la playa.

 

 

Aquí nuevamente la presencia de más gente es fundamental. No es igual tumbarse en el césped de una piscina donde no ha habido nadie en las últimas 24 horas, que si se acaba de marchar un grupo de personas. Mantener la distancia de seguridad de un metro y medio es también en la playa o la piscina una medida fundamental, y se debe asegurar mediante el control del aforo para evitar aglomeraciones. No solo en la zona de baño, también en recepciones, vestuarios y otras zonas de uso común.

Y si vamos con niños, además de cuidar que mantengan la distancia social y se laven las manos con frecuencia, no se nos puede olvidar la protección solar, evitando las horas centrales del día y usando un protector adecuado pero sobre todo manteniéndolos siempre vigilados para evitar ahogamientos.

 

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