6 Cosas que dije que nunca haría cuando fuera madre

Desde que vemos aparecer las dos rayas en el test de embarazo, nuestras expectativas se disparan y nos imaginamos a nosotras mismas como las futuras mamás que seremos. Y, sin darnos cuenta, nos ponemos el listón muy muy alto y luego te sorprendes a ti misma haciendo todas esas cosas “que dije que nunca haría cuando fuera madre”.

Te imaginas tu maternidad como algo idílico, en la que tus retoños van siempre bien vestidos, limpios, bien peinados y siguiendo una alimentación salida de la más actualizada guía de nutrición infantil. Y no se acaba ahí…

Un día ves a un niño dentro de un cochecito con un teléfono móvil en la mano y dices “yo nunca”. Otro día, otro niño pasea por la calle con una bolsa de chuches y piensas “mi peque no” y ya está, ya has caído en la trampa… Has plantado la semilla de la culpa.

 

 

Así que allá van las (en mi caso seis) cosas que dije que nunca haría cuando fuera madre:

Las seis cosas que dije que nunca haría cuando fuera madre… Y luego sí hago

Poco a poco van pasando los meses de embarazo y un día genial nace tu bebé y la vida cambia. Cambian los ritmos, cambian los tiempos, cambia el orden y llega el más dulce de los caos. 

Y sin querer se acumulan los platos sucios, la ropa por doblar… Y no tienes tiempo ni de ducharte cuando lo necesitas.
Y empiezas a vivir la maternidad de forma real, con su lado bueno y su lado menos bueno. Entonces te das cuenta de que un montón de cosas que dijiste que no harías, sí las vas a hacer (si no las estás haciendo ya), porque aunque procuremos lo mejor para nuestros hijos, somos madres y mujeres que lo hacemos lo mejor que sabemos con lo mejor que tenemos.

 

 

1. Yo nunca iré al baño con mi bebé

Cuando me quedé embarazada de mi primer hijo, recuerdo que una de mis mejores amigas acababa de ser mamá y ella me repetía “es que ni al baño puedo ir sola”. Evidentemente, esta fue la primera de esas cosas que dije que nunca haría y después hice.

Tardé exactamente cuatro días. Bebé tenía hambre y yo no podía aguantar más, ya podéis imaginar el resultado. Esta escena se ha repetido hasta la saciedad con el paso de los años y ¡¡el baño hace ya tiempo que dejó de ser un sitio íntimo!!

2. No dejaré que duerma en mi cama

A veces los bebés duermen toda la noche del tirón, pero la mayoría de los bebés no ¡y no pasa nada! Tu bebé está bien, el sueño infantil es un proceso madurativo y solo necesita tiempo. Pero madre mía, ¡qué duras se hacen las noches sin dormir! Mi hijo mayor fue como una condena y se pasó dos años sin dormir más de una hora seguida.

 

 

¿Qué pasó? Pues pura cuestión de supervivencia: los dos en la cama metidos y tan a gusto. Esa fue nuestra manera de llevarlo mejor y, ¿qué queréis que os diga? Ahora que ya es mayor y no duerme conmigo, ¡hay noches que le echo de menos! Además, el colecho tiene múltiples beneficios para el desarrollo de los peques.

3. Mis hijos no comerán comida basura

¡Ja! Cuando son bebés puedes controlar bien la comida que ofreces, pero llega un punto en que un día comen con la abuela, o un poco más adelante en casa de un amigo… Y ¡sorpresa! Prueban la comida basura y además les encanta. No entremos en pánico, podemos hacer que nuestros hijos lleven una dieta equilibrada y hacer pequeñas excepciones en ocasiones especiales.

Aunque, evidentemente, eso no me he salvado de tragarme mis palabras. En Criar con Sentido Común, hay muchísimos cursos online sobre alimentación infantil y para aprender a comer sano en familia con consejos para conseguirlo de forma práctica, rápida y sencilla.

 

 

4. Otra de las cosas que dije que nunca haría cuando fuera madre: Ni móvil ni tablet para entretenerle

Perdonadme, pero: ¡jajajajaja! Y es que esta es sin duda la que más me he saltado de todas las cosas que dije que nunca haría cuando fuera madre. Y es que, como madre separada, encontrar momentos en los que poder organizar en paz es imprescindible. Y no me malinterpretéis, mis hijos no utilizan móvil y tablet cada día, procuro siempre anticiparme y dejar cuantas más cosas adelantadas, pero algún día me pilla sin cena o algún día me pilla con fiebre o algún día me pilla con…(poned aquí el momento en el que vosotros mismos os habéis encontrado con la necesidad de utilizar las dos manos y la cabeza a la vez). Evidentemente, en casa racionamos, procuramos encontrar espacios y llegar a acuerdos, pero sí usamos móvil y tablet de vez en cuando.

 

 

5. No usaré a los abuelos como guardería de fin de semana

Mirad, a estas alturas de la película ya os habréis dado cuenta de que tener niños pequeños hace que el tiempo cunda la mitad de la mitad que antes y donde antes con 24 horas hacías casi de todo, ahora necesitarías días de 28 horas… por lo menos.

En mi caso, yo no puedo (ni querría, aunque pudiera) abusar de los abuelos, pero con el paso de los años de maternidad te das cuenta de que el autocuidado es esencial. Dedicar un rato de vez en cuando a hacer eso que adoras y que ya no puedes hacer como antes. Sentirse realizado haciendo algo diferente a ser mamá.

 

 

O simplemente salir a cenar con pareja, amigos, hermana, etc., o tal vez quedarte en el sofá disfrutando del silencio. A veces los abuelos son imprescindibles y, además, descubres que el vínculo que crean los peques es maravilloso. Así que, sí; esta es otra de las cosas que dije que nunca haría cuando fuera madre… y al final he acabado haciendo de vez en cuando.

6. No dejaré que mis hijos tengan rabietas en la calle

¡Qué ilusa era, de verdad! Y es que yo creía que a mis hijos eso no les iba a pasar porque yo iba a ser siempre un ser en estado zen e iba a saber cómo hacer frente al momento… Hay que ver cómo podemos creer que vamos a ser siempre seres perfectos. ¡Y hay que ver también cómo podemos ser de ingenuas! Porque, aunque procures anticiparte e ir a hacer la compra con el estómago de tus retoños lleno y con las pilas a tope, ellos van a decidir que quieren entrar al pasillo por la otra punta o vete tú a saber qué, y vas a tener la rabieta asegurada.

Es probable que puedas intentar anticiparte (normalmente, que no tengan hambre ni estén cansados, ayuda), pero no vas a poder evitar que, de vez en cuanto, te regalen una rabieta y aunque lo gestiones con la mayor de las paciencias, ni puedes desaparecer de donde estás ni puedes parar la rabieta en dos minutos. Hay que dejarla fluir y acompañarlos para que sepan que, les pase lo que les pase, vas a estar ahí para ellos.

 

 

Ahora bien, de todo se aprende en la vida y de tener que tragarme mis propias palabras no iba a ser menos. Ahora cuando veo a un niño en un cochecito con un móvil, o a un peque comiendo chucherías, no pienso: “yo eso no”. Al ser madre, me he vuelto más empática con las mujeres y madres que me rodean y si veo a un crío montando un buen escándalo en medio del súper, y además coincide con que el mío no esté haciendo lo propio, procuro ver si puedo hacer algo por esa madre que está pasando un mal rato (o al menos, intento que no se sienta juzgada por mí).

Al final, bajo mi forma de ver las cosas, si das amor y lo haces lo mejor que puedes, no pasa nada si un día usan la tablet para que puedas hacer la cena, o si un día les van a poner una vacuna y les prometes que cuando salgan del médico los vas a llevar a merendar algo con mucho chocolate. Algo tan sencillo como criar con amor y sentido común. Y si te preparas para ser madre, o ya lo eres, y necesitas apoyo o información durante la crianza de tus peques, recuerda que el equipo al completo de Criar con Sentido Común te espera en la Tribu CSC.