Cómo celebrar la Navidad cuando hay ausencias

Artículo publicado el 17 Dic 2022 - Este artículo ha sido revisado y actualizado con fecha 22 diciembre, 2023

Si hay algo que envuelve la Navidad, es la parte de rutina o ritual, en el sentido de reunirse para llevar a cabo una serie de acciones con el propósito de cohesionar a un grupo de personas, en torno a una tradición, en este caso la Navidad. Este año la rutina navideña se va a ver alterada, y probablemente marcada por las ausencias. Y ¿cómo sobrellevar esas ausencias en Navidad?

Que estas navidades van a ser diferentes, nadie lo puede negar. Ante esta realidad, surgen dudas y preguntas sobre cómo nos va a afectar tanto cambio. Hay personas a las que hace mucho que no vemos, y es probable que tardemos un poco más en ver. Y puede que haya otras a las que no podamos volver a ver…

Navidad en pandemia

Muchas personas se preguntan cómo evitar sentirse mal estas navidades, no sentir tristeza o rabia, o qué hacer para que estas navidades sean como las de siempre.

Lo primero que hay que hacer es aceptar que son diferentes a las de otros años. Por lo tanto, es normal descubrir sentimientos, pensamientos o reacciones diferentes. Situaciones excepcionales requieren medidas excepcionales.

 

 

Así que pretender que estas fiestas sean como siempre es irreal, y probablemente añadamos sufrimiento innecesario. Querer evitar sentir lo que sentimos lleva nuestra atención ello. Mientras luchamos con nuestras emociones, estamos evitando estar con las personas que sí están (aunque no estén como otros años, están).

Querer estar felices a toda costa, obviando el momento crítico en el que nos encontramos, y el malestar que ello genera, es ilusorio. Las emociones se sienten a modo de olas que llegan y van a la orilla.

 

 

De forma natural vendrán, las sentiremos, nos incomodarán, y luego se irán disipando, dando espacio a otras, así en un ciclo sin fin. A ratos estaremos felices por seguir vivos, a ratos tristes por las ausencias, con enfado y frustración…

La Navidad de las ausencias

Llevamos nueve meses de cambios, limitaciones y ausencias. Esto pasa factura, queramos o no. En muchas familias ha habido fallecidos en situaciones muy duras, en las que no han tenido espacio para el duelo ni la despedida.

Permitirnos hablar de las personas ausentes, y honrarlas, es dar un paso más para procesar ese duelo tan difícil. Aunque eso nos ponga tristes o con rabia. Los duelos duelen, y más en estas circunstancias. Querer evitar las emociones incómodas a toda costa, por cumplir un estándar de felicidad, no se ajusta a la realidad.

 

 

Además, no hace falta que haya habido fallecidos en la familia para notar la nostalgia, por reuniones más numerosas. Las restricciones, junto a la responsabilidad, la dificultad logística e incluso el temor, hará que nos juntemos menos personas de las habituales.

En estos casos las redes sociales y la tecnología nos pueden ayudar a llenar esos huecos. Es cuestión de tirar de imaginación y creatividad. Puede ser incluso una oportunidad de explorar cómo es una Navidad más “minimalista”. Y quizás hasta nos guste más.

Algunos consejos generales

Creo que lo más importante es evitar comparaciones con años anteriores. Vivir este año como lo que es, una primera vez. Como dicen en Mindfulness, vivirlas con “mente de principiante”, todo es único. No perder nuestra capacidad de sorprendernos, ni de adaptación a las circunstancias.

 

 

Y si creéis que necesitáis ayuda para gestionar vuestras emociones o ayudar a vuestros y vuestras peques a gestionar las suyas, en la Tribu CSC os recibiremos siempre con los brazos abiertos.

El riesgo cero no existe, si se decide acudir a una reunión familiar, hay que contar con ello. ¿Podemos asumir ese riesgo? A esta cuestión, solo puede contestarse cada persona.

Si el miedo, la precaución, la conciencia… indica que lo mejor es no acudir a eventos familiares, hay que darse el permiso para no ir a ninguna celebración, si así se desea. No hay una única manera de proceder, ni las hay mejores ni peores, siempre que se guarden las medidas de protección pertinentes.

Ser negligentes y/o egoístas, por querer mantener una tradición o ritual, bajando la guardia, no protegiéndonos, puede llevarnos a situaciones dramáticas socialmente, y provocar más sufrimiento.

 

 

También es cierto que estos meses de confinamiento y limitaciones, han llevado a muchas personas al límite de sus fuerzas físicas y emocionales. Que se mantienen firmes gracias a la esperanza de ver a sus seres queridos en Navidad. También hay que tener en cuenta la salud mental, y para muchas personas esta se mantiene en un fino equilibrio, y estas fiestas pueden ser un bálsamo necesario.

También hay que tenerlo en cuenta, sobre todo a la hora de juzgar o criticar las decisiones de otras personas. No sabemos las circunstancias en las que han vivido estos últimos meses.

Sea como sea, la Navidad puede ser cualquier día que se decida estar juntos, y sin riesgos. ¿Merece la pena el riesgo por una cena o una comida? Después de todo lo vivido hasta ahora, decidir con consciencia y coherencia es importante. Feliz Navidad.

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