Lactancia materna y contrastes radiológicos

En algunas ocasiones es necesario el uso de contrastes para realizar determinadas pruebas médicas de imagen. Si es tu caso y tienes un bebé lactante, es probable que te plantees si son compatibles la lactancia materna y los contrastes radiológicos.

En este post vamos a aclarar esa compatibilidad, pero si tienes más dudas, puedes contactar con el equipo de expertas de Criar Con Sentido Común a través de la Tribu CSC.

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¿Son compatibles la lactancia materna y los contrastes radiológicos?

Según la Asociación Española de Pediatría (AEPED), las técnicas de ultrasonido (ecografías) siguen siendo la primera opción para el caso de las mujeres embarazadas y madres lactantes.

En general, en el caso de las pruebas de detección del cáncer sí suelen ser compatibles con la lactancia materna. Es decir, que si estás dando el pecho y te van a hacer una ecografía, una mamografía o una biopsia, «incluso en el pecho», no tienes que interrumpir tu lactancia.

Según nuestra consultora de lactancia Inma Mellado, el método “preferente” es la ecografía y si se encuentra algo susceptible de ser un tumor, se recurre a la mamografía. En este caso,  «hay que informar al radiólogo de que estamos dando el pecho y, además, es mejor que este se haya drenado previamente para visualizar mejor todos los tejidos».

Sin embargo, en muchas ocasiones es necesario hacer estudios de medicina nuclear, tomografía computarizada (TC) o resonancias magnéticas (RM), con y sin contraste.

 

 

El uso de contraste sirve para que durante la prueba queden resaltadas determinadas estructuras anatómicas. Estos contrastes pueden ser ionizantes (o radioactivos) o no ionizantes (o no radioactivos), que son los que se suelen usar en las resonancias y en tomografías. Los contrastes radioactivos no son, por lo general, compatibles con la lactancia. Los no radioactivos, sí.

Contrastes ionizantes o radioactivos y lactancia materna

En el blog tenéis un post en el que profundizamos en la compatibilidad de la lactancia materna y los tratamientos contra el cáncer. En estos casos se utilizan sustancias radioactivas que no suelen ser compatibles con dar el pecho. Pero la radioterapia externa sí es compatible, al igual que la extracción de leche.

Según la web e-lactancia, la prueba diagnóstica de imagen con isótopos radioactivos (gammagrafía) conllevan un riesgo alto y, por tanto, es poco segura para las madres lactantes. La recomendación es posponer este tipo de estudio al fin de la lactancia. Pero si no es posible retrasarlo, hay alternativas.

 

 

La madre puede extraerse leche y preservarla adecuadamente para alimentar a su bebé durante el periodo en que tiene que interrumpir la lactancia. La leche que produzca el pecho tras la realización de la prueba se debe desechar, según la recomendación de la AEPED.

No obstante, el Colegio Americano de Radiología afirma que esta se puede almacenar en el congelador y que pasado un tiempo esa leche materna deja de ser radiactiva. Eso sí, debe estar en un sitio que se abra con poca frecuencia y que esté alejado del contacto con otras personas.

 

 

Lactancia materna y contrastes radiológicos: Radiografías, TAC y resonancias magnéticas

Al igual que las ecografías, las radiografías, los TAC y las resonancias nucleares magnéticas sí son compatibles con la lactancia materna, incluso si se utilizan contrastes radiológicos.

Existen dos tipos de contrastes: los yodados y los compuestos de gadolinio. Ambos se distribuyen por todo el organismo y se eliminan por el riñón. A las 24 horas los contrastes desaparecen totalmente de la sangre.

En el caso de los contrastes radiológicos yodados, e-lactancia recoge que es seguro y compatible con la lactancia. El riesgo es mínimo. Menos del 1% de la dosis acaba pasando a la leche y la dosis máxima que acaba recibiendo el bebé es menor del 0,01% de la que recibe la madre. Por tanto, no hay que esperar para volver a amamantar.

 

 

Igual ocurre con las resonancias con gadolinio. El riego es mínimo y es un tipo de contraste radiológico compatible con la lactancia materna. La web e-lactancia explica que se elimina en dos horas sin apenas metabolización y es “prácticamente inabsorbible por vía oral”. La dosis máxima que recibe el lactante es del 0,0004% de la dosis materna.

¿Cuáles son las recomendaciones?

Como vemos, tanto la AEPED como la web especializada e-lactancia subrayan que no hay riesgo de los contrastes no ionizantes o no radioactivos. Las últimas investigaciones otorgan seguridad al uso de estos compuestos.

No obstante, los  fabricantes, guías anticuadas y algunas sociedades siguen aconsejando la interrupción de la lactancia durante 24-48 horas tras la realización de las pruebas. Por eso, desde la Asociación de Pediatría subrayan que cada madre ha de optar por la alternativa que más le convenga:

• Continuar lactando con normalidad.
• Amamantar inmediatamente antes de la inyección del contraste para alejar la siguiente toma.
• Extraer leche materna antes y ofrecérsela al bebé durante las horas siguientes.
• Interrumpir la lactancia de 12 a 24 horas tras la prueba. Eso sí, no interrumpir más de 24 horas.

 

 

Por otro lado, la AEPED apunta que el contraste puede alterar el sabor de la leche de manera transitoria y solo durante algunas horas. Y, finalmente, avisa de que hay que extremar la precaución en el caso de bebés prematuros porque estos tienen más riesgo de desarrollar hipotiroidismo transitorio.