Uno de los grandes temores que una se plantea a la hora de comenzar con la alimentación complementaria (una vez el bebé tiene 6 meses y está preparado para pasar de la lactancia exclusiva a…

Leer las etiquetas de los productos suele ser a veces una ardua tarea. Sin embargo, es necesario aprender a interpretarlas para evitar determinados ingredientes en las etiquetas de los productos para niños. En el Día Mundial de la Inocuidad de los Alimentos analizamos cuáles deberíamos eliminar de la cesta de la compra.
¿Qué es la inocuidad de los alimentos?
La inocuidad de los alimentos hace referencia a la seguridad y control preventivo de la calidad de los alimentos desde su producción primaria (incluyendo almacenamiento, transporte, comercialización y distribución) hasta el consumo final. Con ello, se evita la contaminación de los mismos y las enfermedades derivadas por el consumo de alimentos en mal estado.
Sin estos controles de calidad, estaríamos expuestos a un grave peligro de salud ya que los alimentos pueden estar contaminados por microorganismos como bacterias, virus o agentes químicos (insecticidas o pesticidas). Por ello, son fundamentales los controles estrictos de la cadena alimentaria, una responsabilidad que recae en la Organización de las Naciones Unidades para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en asociación con la Organización Mundial de la Salud.
Fue la ONU quien proclamó en 2019 el 7 de junio como el Día Mundial de la Inocuidad de los Alimentos «para dar a conocer, detectar y prevenir los riesgos que pueden ocasionar los alimentos en la salud de las personas, generando acciones que contribuyan a la seguridad alimentaría, la economía, la salud y el desarrollo sostenible».
Según explica la OMS, las enfermedades transmitidas por los alimentos son causadas generalmente por bacterias, virus, parásitos o sustancias químicas que penetran en el organismo a través del agua o los alimentos contaminados, pudiendo provocar enfermedades como la salmonelosis, la listeria o la infección por Vidrio cholerae. Según explica el organismo:
«Los alimentos insalubres plantean amenazas para la salud a escala mundial y ponen en peligro la vida de todos: los lactantes, los niños pequeños, las embarazadas, las personas mayores y las personas con enfermedades subyacentes son particularmente vulnerables. Las enfermedades diarreicas afectan cada año a unos 220 millones de niños, de los que 96.000 acaban muriendo«.
Para concienciar de la importancia de la inocuidad de los alimentos, la OMS presentó en 2001 el póster «Cinco claves para la inocuidad de los alimentos». Son los siguientes:
- Mantener la limpieza.
- Separar los alimentos crudos y cocinados.
- Cocinar completamente.
- Mantener los alimentos a temperaturas seguras.
- Usar agua y materias primas seguras.
Ingredientes a evitar en los alimentos para niños
Mantener una alimentación sana y equilibrada con nuestros hijos y nosotros mismos puede ser, en ocasiones, complicado. Y más allá de los productos frescos, a la hora de hacer la compra es importante saber qué es saludable o qué ingredientes deberíamos evitar en las etiquetas de los productos para niños.

Si tienes dudas para interpretar las etiquetas de los productos o sobre cualquier otro tema relacionado con alimentación infantil, puedes consultar con nuestra la dietista-nutricionista, Rebeca Pastor. Ella, junto al resto de profesionales de CSC ayuda a diario a todas las familias miembro de la Tribu CSC.
Azúcar refinada: fructosa, sacarosa, lactosa, dextrosa… y todos los acabados en «osa»
Tras estas denominaciones se esconden los monosacáridos o disacáridos añadidos o, lo que es lo mismo, los azúcares libres o el azúcar refinada. La realidad es que están presentes en gran parte de los productos que podemos encontrar en el supermercado, a pesar de que pueden provocar inflamación intestinal y afectar al sistema inmunitario.
En general, habría que eliminar de la cesta de la compra los productos con un alto contenido en azúcar. Más aún si son para bebés menores de un año, en cuyo caso está desaconsejado que tomen azúcar. Eso sí, no todo el azúcar es malo en sí mismo. Es el caso del azúcar de la fruta natural.
Aceite de girasol o de palma
Estos aceites son productos refinados, por lo que lo ideal sería evitar los productos que lo tengan. En su lugar, podemos optar por otros que indiquen en su etiqueta que contienen aceite de oliva virgen (si es extra, mejor).
Ingredientes a evitar en las etiquetas de los productos para niños: Manteca y margarina
La manteca es una grasa saturada de mala calidad que, sin embargo, se usa en muchos productos habituales en el día a día, como es el caso de la bollería industrial.
Por su parte, la margarina es un ultraprocesado, por lo que también habría que evitarla. No ocurre lo mismo con la mantequilla, que sí es saludable.
Jarabes, siropes y edulcorantes artificiales
Puedes pensar que los siropes o jarabes de arce o agave son una buena alternativa al azúcar, pero nada más lejos de la realidad, ya que contienen gran cantidad de azúcares libres.
Por su parte, el aspartamo y el glutamato monosódico son edulcorantes artificiales que pueden provocar problemas de resistencia a la insulina.
Zumos concentrados, entre los ingredientes a evitar en las etiquetas de los productos para niños
Los zumos contienen gran cantidad de azúcar y, por ello, siempre es preferible tomar la fruta entera que, además, conserva la fibra. Así que si está desaconsejado beber zumos (incluso naturales), deberíamos rechazar también los alimentos que indiquen en su etiqueta que contienen zumos concentrados. Por lo general, los zumos se usan para endulzar los alimentos y debido a su alto contenido en azúcar no se pueden considerar alimentos saludables.
Harinas refinadas
Las harinas refinadas cuentan con un alto contenido en carbohidratos, aportando calorías vacías, además de inflamar el intestino e incrementar los niveles de glucosa en sangre. También pueden provocar ansiedad al comer y generar cambios de humor. Lo ideal sería sustituirlas por granos integrales.
Colorantes artificiales y potenciadores de sabor
Es habitual encontrar en el supermercado productos llenos de color. ¿El motivo? Los colorantes alimentarios con los que es posible potenciar el color y hacerlo mucho más apetecible a los ojos. Sin embargo, el uso de estos productos ha sido asociado con la aparición de diferentes enfermedades.
La sal, un ingrediente a evitar en las etiquetas de los productos para niños
Los bebés menores de un año no deben consumir sal y, a partir de los 12 meses, pequeñas cantidades de sal yodada. Por ello, es importante revisar las etiquetas y evitar aquellos productos que contengan cantidades altas de sal.
Cómo interpretar las etiquetas de los alimentos infantiles
La ley obliga a que el etiquetado de los productos contenga toda la información sobre ellos, pero, en ocasiones puede resultar algo complicado leer e interpretar las etiquetas de los alimentos infantiles. Sin embargo, es fundamental saber hacerlo ya que gracias a ellas podemos saber si un alimento está más o menos recomendado.
La información que aparece en las etiquetas se basa en la dieta promedio de un adulto con 2.000 calorías por día. Por ello, no es aplicable a los niños ya que la cantidad de calorías y nutrientes que necesitan los más pequeños depende de su edad, peso, género y nivel de actividad física. Así, aunque sirven para hacernos una idea general del producto, no deberían ser una guía estricta para los niños.
La normativa, regulada por la Unión Europea con fecha de 2011 y modificada en 2016 para hacerla aún más clara, determina que en las etiquetas de los alimentos infantiles (o cualquier otro) deben figurar los siguientes puntos:
- Los ingredientes: Deben aparecer todos los ingredientes y estar ordenados en función de la cantidad que hay en el producto, de mayor a menor. Así, si el azúcar es el primer ingrediente que aparece en la lista significa que el principal ingrediente del producto es el azúcar. En este apartado se incluyen los aditivos (pueden aparecer por nombre o por un código que empieza por E) que, aunque pueden ser necesarios y seguros, no tienen por qué ser inocuos. Lo ideal es que un producto no tenga más de cinco ingredientes en su etiqueta.
- En la etiqueta deben aparecer los alérgenos más comunes como el gluten, los cacahuetes y frutos secos, la soja, pescados y mariscos, leche o huevo. Deben estar de manera destacada y con un tamaño mínimo de letra.
- Aviso de que pueden existir trazas en el producto final en caso de que en la fábrica se elaboren otros productos con esos alimentos potencialmente alergénicos.
- Fecha de consumo preferente o caducidad.
- En función del alimento, debe incluirse el origen del mismo. Es el caso de la miel, la carne, el pescado, los huevos, el aceite de oliva y las frutas y verduras.
- Información nutricional.
¿Y cómo interpretar las etiquetas de los productos? En la etiqueta del producto deben aparecer datos sobre el valor energético en kilocalorías y kilojulios y los nutrientes (hidratos de carbono – de los cuales, azúcares; grasas o lípidos – de las cuales, saturadas; proteínas; fibra; sal) todos ellos expresados en gramos. Se expresan en 100 gramos de productos o por ración o unidad de venta.

Y aunque no es obligatorio, en muchas etiquetas aparecen también, dentro de la información nutricional, dos columnas con la cantidad de cada nutriente por cada 100g o ml y el porcentaje de cantidad diaria recomendada (CDR). Aunque suele ser muy útil y representativo, hay que tener en cuenta que estos datos se refieren a la ingesta de un adulto, no de un niño. Además, algunos productos y/o marcas pueden incluir también un semáforo nutricional.
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