¿Rascarse es un motivo de consulta al médico? Podría parecer que no, pero es un motivo bastante frecuente de consulta al pediatra, porque el picor puede ser de tal intensidad que llega a desesperar al…
El estudio Barrier dysfunction in Atopic newBorns (BABY) analizó una cohorte de 450 bebés (300 recién nacidos a término y 150 prematuros) para examinar si los biomarcadores inmunológicos y de barrera cutánea podían predecir la aparición y la gravedad del eccema durante los 2 primeros años de vida. El trabajo científico descubrió una asociación positiva entre el nivel de TARC y la gravedad del eccema.
Los bebés con niveles elevados de TARC a los 2 meses tienen más del doble de probabilidades de desarrollar eccema a los 2 años
Se comprobó que tanto los bebés a término como los prematuros con niveles elevados de TARC (quimiocina regulada por el timo) a los 2 meses tenían más del doble de probabilidades de desarrollar eccema a los 2 años (el timo es un órgano pequeño ubicado en la parte superior del pecho, bajo el esternón, que elabora glóbulos blancos – linfocitos – que protegen el cuerpo contra infecciones).
Otros dos biomarcadores como la interleucina (IL)-8 y la IL-18 también se asociaron al eccema de moderado a grave en el estudio.
Este mayor riesgo seguía existiendo después de ajustar la herencia genética y las mutaciones del gen de la filagrina, dos importantes factores de predisposición al eccema.
Los investigadores utilizaron tiras de cinta adhesiva para recoger células de la piel del dorso de las manos de los bebés de 0 a 3 días y de 2 meses en los niños a término, así como de la piel entre los omóplatos a los 2 meses de edad en los bebés prematuros. Las tiras se analizaron en busca de biomarcadores inmunológicos y se realizó un seguimiento de los bebés durante los 2 años siguientes.
“Es la primera vez que se demuestra que los biomarcadores cutáneos recogidos de forma no invasiva pueden utilizarse para predecir la posterior aparición y gravedad del eccema atópico pediátrico”, comenta la doctora Anne-Sofie Halling, del Hospital Bispebjerg de la Universidad de Copenhague (Dinamarca), primera autora y coinvestigadora del estudio.
El eccema afecta al 20% de la población pediátrica y el 60% de los menores que padecen la enfermedad están predispuestos a desarrollar otras enfermedades atópicas
En la actualidad, el eccema afecta hasta al 20% de la población pediátrica y los diagnósticos siguen aumentando. El 60% de los niños que padecen la enfermedad están predispuestos a desarrollar una o más comorbilidades atópicas, como asma, rinitis alérgica o alergias alimentarias.
¿Cómo sé si mi bebé tiene eczema?
Esta enfermedad provoca piel seca, roja, agrietada y con picor, que puede supurar, sangrar e infectarse, causando angustia y trastornos del sueño en los niños.
“El estudio nos ayudará a investigar y crear futuras estrategias preventivas para los niños con niveles elevados de TARC para ayudar a detener el desarrollo de esta enfermedad común y debilitante, lo cual es una perspectiva emocionante”, sostiene la doctora Anne-Sofie Halling, que enfatiza además que “la prueba es indolora y fácil de realizar, y puede ayudarnos a identificar los cambios en la piel que se producen antes de que se desarrolle el eccema, sobre todo en las formas más graves de la enfermedad. Esto ofrece una oportunidad para desarrollar ensayos dirigidos y prevenir los casos de eccema”, concluye la experta.
Si quieres más información o necesitas asesoramiento profesional, en la Tribu CSC puedes consultar a nuestro equipo de expertos/as en salud materno-infantil. Entre ellos/as se encuentra la pediatra Gloria Colli y la dermatóloga Mónica Roncero.
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