Los “fruitis”, el día escolar de la fruta: ¿Se hace correctamente?

El día escolar de la fruta en el colegio es una jornada que se establece a la semana en la que se anima a padres y madres a preparar un desayuno de fruta para sus hijos. El objetivo es “visibilizar” la importancia de que los peques coman fruta, pero ¿es positivo que haya un día escolar de la fruta?

¿Un solo día o todos los días?

Evidentemente sí es positivo que se anime a las familias a preparar desayunos de fruta para sus hijos. Sin embargo, la creación de un día de la fruta en el colegio puede llevar a lo contrario. A que el día de la fruta sea solo uno y se asuma que el resto de días se puede desayunar cualquier otra cosa, incluido alimentos poco saludables.

 

 

En más de una ocasión alguna de mis hijas me ha dicho “hoy no es el día de la fruta” cuando le estaba preparando el desayuno. Es decir, que tenían interiorizado que solo un día a la semana era el que obligatoriamente había que llevar una manzana, plátano, melocotón o lo que fuera. Afortunadamente les encanta la fruta y hoy en día son ellas las que deciden qué llevar y la mayoría de días llevan una pieza de fruta, o incluso dos. A mi hija mediana, por ejemplo, le encanta llevar dos tipos de fruta diferentes en el tupper.

Día escolar de la fruta: Positivo para visibilizar, pero cuidado con el enfoque

La dietista-nutricionista de la Tribu CSC, Rebeca Pastor, explica que el día de la fruta en el colegio es una forma de “normalizar y visibilizar” la necesidad de que los niños y niñas consuman fruta, pero programar un día concreto puede conllevar que los niños asocien el consumo de fruta a un solo día de la semana. Y, por tanto, el resto de días son jornadas en las que pueden desayunar cualquier cosa y no se puede llevar fruta.

“Lo ideal sería que se pudiera potenciar el consumo de frutas todos los días, aunque luego se marcaran varias jornadas -y no solo una- como días dedicados a consumir este tipo de alimentos”. 

Ocurre igual con la etiqueta de “desayuno saludable” marcado por algunos colegios. Aquí se hace una serie de recomendaciones a las familias para que cada día de la semana lleven productos preestablecidos. Y esto puede hacer que algunas familias que sí lo hacían bien, empiecen a cambiar los hábitos para adecuarse a lo que dice el colegio (si a un niño o niña le encanta la fruta, ¿por qué cambiar a otros productos si el mejor desayuno a media mañana es precisamente eso, fruta?).

 

 

Frutas y verduras sí, pero no de cualquier forma

En otras ocasiones, el genérico “fruta” puede limitar mucho la oferta de las familias que, en una sociedad tan estresada, acaban recurriendo al camino fácil. Porque no, un zumo o fruta triturada para chupar no es fruta. Contienen demasiado azúcar y encima, en el caso del zumo, no sacia. Otra cosa es que optemos por trocearles la fruta o mezclarla.

Rebeca Pastor, nuestra experta, nos anima incluso a mezclar frutas y verduras. Si a tu hijo le gusta la zanahoria, ¿por qué no meter en el tupper palitos de zanahoria y un poco de hummus casero? O mezclarlo con pepino o usar tomate cherry (a mi hija pequeña le encanta este tipo de tomate y muchas veces es lo que lleva). Cuidado en este caso, si son pequeños, con el riesgo de atragantamiento.

El día escolar de la fruta: Dar ejemplo para “contagiar” al resto

Seguro que en alguna ocasión vuestro hijo o hija os ha dicho que tal o cual compañero/a lleva algo concreto para desayunar que quieren probar. Es cierto que a veces son galletas o productos prefabricados poco saludables. Pero no siempre tiene por qué ser así. Rebeca Pastor indica que “muchas veces cuando nuestros hijos llevan cosas diferentes, otros amiguitos lo ven y quieren probar”. A su hija pequeña, por ejemplo, le encantan los tomates cherry y los caquis y, gracias a ella, otras amigas han empezado a comerlos también tras decírselo a sus madres.

 

 

En otra ocasión, una madre le preguntó que ponía a su hija en el bocadillo “que parecía tan apetitoso” porque su propia hija se lo había comentado. El truco era simplemente poner rodajas de pepino (con tomate, aguacate, queso, etc.) porque “a mi hija le encanta”. Algo tan sencillo provoca cambios en los compañeros. “Es una buena enseñanza para nuestros hijos, en el sentido de que sus acciones pueden ayudar a cambiar el mundo“.

¿Cómo preparamos la fruta para el colegio?

Ya sabemos que a media mañana lo mejor para nuestros hijos es una fruta. ¿Cómo la preparamos entonces para evitar que se estropee? Si vuestros/as hijos/as llevan fiambrera, en este post tenéis algunos trucos y consejos para una buena conservación de los alimentos.

En cualquier caso, nuestra dietista-nutricionista nos da algunos consejos. Como primera opción, la fruta pelada. Para que se conserve, una vez la pelemos y cortemos en trozo (si así lo deseamos), la volvemos a unir para formar la fruta original y luego se envuelve con una servilleta de papel o de cocina, “como si fuera un caramelo”. Luego, la metemos en la fiambrera o  en bolsas de tela con capacidad térmica, que sería lo más ecológico. “Imagina tiras de pera unidas y envueltas”.

También se puede meter en una bolsita de plástico pero ¡recordadle a vuestros/as hijos/as que no tiren la bolsa para poder reciclar!) o en la fiambrera. Cualquiera de esas opciones “es la mejor forma de evitar que se oxide“.

 

 

Otra forma, indica nuestra experta, es rociar la fruta troceada con un chorrito de naranja por encima (si usamos un bol) y luego que usen un palito de madera para ir comiéndosela. O incluso con zumo de limón o lima por encima.

¿Es perjudicial que se oxide la fruta?

Para Rebeca Pastor que la fruta se oxide no deja de ser “el ciclo de la vida”. Y puede ser un buen ejemplo para enseñarles a nuestros hijos como el paso del tiempo hace que hasta la fruta vaya cambiando de color. Es una lección sobre que los procesos naturales ocurren y no pasan nada. “El sabor es el mismo”.

No hay que exagerar. No pasa nada si la manzana se ha puesto un poco más marroncita si la hemos cortado por la mañana y se la comen a las dos horas. Otra cosa es que la pieza de fruta se estropee. Entonces, evidentemente, hay que desecharla.

Pero si no os gusta que se oxide, podéis seguir los consejos del anterior epígrafe o simplemente “evitar que coman manzana en el colegio”. Que se lleven otras variedades, dice Rebeca Pastor. De hecho, incluso podemos optar por la pieza de fruta con piel para que los peques tengan que pelarla ellos. Por ejemplo, una mandarina. Así ayudamos de paso al desarrollo de su psicomotricidad, concluye nuestra dietista-nutricionista.

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