Salir de viaje con un niño pequeño supone un enorme reto a la hora de hacer las maletas. Parece increíble la cantidad de cosas que tenemos que llevar, y de entre todas ellas hay una…
Este post se publicó originalmente el 18/09/2017 y ha sido actualizado en fecha 04/10/2024
Cualquier medicamento que tengas en casa llevará la advertencia: “Mantener fuera de la vista y del alcance de los niños”. Parece una obviedad, pero es lo primero que hay que recordar a la hora de preparar el botiquín.
Separar el botiquín infantil del botiquín para adultos
Los niños viven en un mundo de juego y fantasía, y no hay nada más divertido que jugar a ser mayores y hacer lo que hacen los adultos, incluido tomar medicación.
Si hay medicamentos en casa, deben estar bien guardados y procurar que cuando vayamos a utilizarlos, los niños no estén mirándonos. Lo ideal sería también guardarlos en un botiquín separado. Algunos medicamentos de uso frecuente en adultos (pastillas para la tensión, para la diabetes, para el corazón) podrían ser mortales para un niño pequeño. Por poner un ejemplo, una sola pastilla de paracetamol de 1 gramo ya es tóxica para un niño que pese unos 10 kg.
Si optamos por tener un botiquín infantil por separado, también debería estar fuera del alcance de los niños. Aunque la mayoría protestará cuando intentemos darle cualquier cosa, algunos se aficionan rápidamente al sabor dulzón de algunos jarabes y no dudarán en tomárselos si los tienen a mano.
Qué debemos tener en el botiquín de casa
Estos son los productos que debemos tener guardados en el botiquín infantil:
Termómetro
El mejor termómetro es a veces el más sencillo. En bebés de menos de tres meses, lo ideal es usar un termómetro digital que se pueda usar vía rectal. En niños más mayores se puede poner en la axila, pero si no conseguimos que se lo dejen puesto el tiempo suficiente para que suba, se puede optar por un termómetro para el oído. No son tan fiables en cuanto al resultado, pero sí son muy rápidos.
Si me apuras, para los más mayorcitos ni siquiera es necesario un termómetro: la mano en la frente y el malestar son suficientes para decidir si es necesario administrar antitérmicos. ¡Tratamos el malestar que produce la fiebre, no la temperatura!
Material de curas para pequeñas heridas
Gasas, esparadrapo de papel (que es más fácil de retirar después), tijeritas (para cortar la gasa) y un antiséptico transparente con clorhexidina, como Cristalmina® u Oliderm®. No se aconsejan en niños los antisépticos con yodo, como el Betadine®. Se podría usar alcohol de 70º, pero escuece demasiado. En realidad, el mejor desinfectante para las heridas es el frotado enérgico con agua y jabón. ¡No lo olvides!
Las tiritas con dibujitos, si se adaptan bien a la forma de la herida, tienen el poder curativo extra de la poderosa imaginación de los niños. ¡No pueden faltar!
Antitérmicos
El paracetamol o el ibuprofeno son los clásicos. Como analgésico y antitérmico lo mejor es utilizar el paracetamol vía oral, el conocido Apiretal®. Puede ir bien apuntar en la caja la dosis que nos hayan recomendado según el último peso, para no confundirnos. La vía oral es la mejor, pero si nos cuesta mucho que se tomen los jarabes, o vomitan con facilidad, es una opción tener algún supositorio adecuado al peso. A pesar de que es una idea muy extendida, los supositorios no son más rápidos ni más efectivos y, en niños mayores, suelen producir rechazo.
El ibuprofeno (Dalsy® o Junifen®) además del efecto antitérmico, tiene también propiedades antiinflamatorias cuando se usa al doble de dosis, pero también puede tener más efectos secundarios. Hay dos presentaciones en jarabe, al 2% y al 4%. El más concentrado es más adecuado para niños más grandes, para no tener que darles demasiada cantidad. Si tenemos en casa niños de todos los tamaños, es preferible comprar distintas marcas para las distintas concentraciones para no confundirnos: por ejemplo Dalsy 2% para el pequeño y Junifen 4% para el mayor (o jugar con los genéricos).
Qué podríamos tener en el botiquín opcionalmente
Las cremas para las quemaduras podrían ser útiles en circunstancias concretas.
Cremas para las quemaduras
Las quemaduras leves y superficiales que solamente producen enrojecimiento de la piel se podrían tratar con una crema que refresque y suavice la piel, como una crema con Aloe vera o simplemente Vaselina. Cremas con antibióticos como Furacin® [Nitrofurazona] o Silvederma® [Sulfadiazina Argéntica] podrían ser útiles en ciertos casos. Si la quemadura ha producido ampolla es necesario consultar antes de aplicar ninguna crema.
Qué hay siempre en el botiquín y no debería
Estos son los productos habituales que, sin embargo, no deberían estar presentes en nuestro hogar:
Árnica
Las barritas a base de árnica montana son un clásico en los botiquines infantiles, y no faltan en el bolso durante las excursiones al parque. Pero lo cierto es que no son útiles. Los preparados tópicos de árnica parecen ser efectivos a concentraciones superiores al 20%, pero no a menos del 10% (que es lo que contienen los preparados comercializados).
Tampoco son útiles los remedios homeopáticos: el principio activo está tan diluido que el preparado (gránulos o gotas) sólo contiene el excipiente (azúcar o agua). Así que no funcionan más allá del efecto placebo.
Para golpes y hematomas, nada mejor que el hielo: una bolsita de hielo (o de guisantes congelados) envuelta en una toalla puesta en los primeros 5-10 minutos tras el golpe durante 20-30 minutos, disminuye considerablemente la inflamación y el dolor. Se puede volver a aplicar cada 2 ó 3 horas durante los primeros dos días, si es bien tolerado.
Fenistil® (dimetindeno)
Es un gel para las picaduras y problemas de la piel que producen picor. Es un antihistamínico, y el problema de los antihistamínicos es que cuando se usan sobre la piel pueden producir reacción con el sol, por lo que no se deberían usar. Si hace falta una crema para las picaduras, es preferible usar un corticoide suave y si pica mucho, un antihistamínico por vía oral que te recetará tu médico.
Lo que seguro que no debería haber en un botiquín infantil
Los siguientes productos son del todo inadecuados a la hora de preparar el botiquín infantil, por el riesgo que conllevan:
- Antisépticos con yodo, povidona yodada (Betadine®)
- Medicamentos para los vómitos, como Motilium® o Primperán®
- Jarabes para la tos, mucolíticos, expectorantes, descongestivos.
- Antibióticos “por si acaso empeora”.
- Cremas con antibióticos o antifúngicos para el pañal.
- Medicamentos caducados.
- Medicamentos abiertos pasado un tiempo (normalmente indicado en el envase).
- Colirios o gotas para los oídos que lleven abiertos más de un mes.
- Medicamentos sin caja ni prospecto y, en general, mal identificados.
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Porque cuando hay niños en casa no nos puede faltar un botiquín básico con el que solventar los primeros contratiempos, pero también es importante tener la información correcta para saber qué decisión tomar en cada circunstancia. Saber qué debemos tener y cómo usarlo antes de ir al médico es muy importante para hacer un uso responsable de los medicamentos con los niños. Y si os queda alguna duda, ¡os veo en la Tribu familias!
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Me parece una afirmación poco fundada y grave el zanjar de este modo “los remedios homeopáticos no funcionan más allá del efecto placebo”.
Miles de estudios corroboran que la homeopatía solo ejerce efecto placebo. No hay ningún estudio (corrígeme si me equivoco) que demuestre que tiene más efecto que el placebo.