Se acerca la Navidad y muchas familias comienzan con los preparativos de las fiestas. Y una de las cuestiones de las que solemos ocuparnos es de comprar regalos para los más peques de la casa.…
Gran parte de la alegría navideña gira en torno al intercambio de regalos. Pero más que recibir, el acto de dar trae felicidad a quien lo hace, según afirma Jessica Andrews-Hanna, profesora del Departamento de Psicología de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Arizona. Pero, ¿qué hace feliz a la gente al dar o recibir regalos?
En una entrevista recientemente publicada en MedicalXPress, la experta subraya que los actos de dar y recibir regalos abarcan muchas emociones. Y no es una mera opinión: según los estudios, gastar dinero en otros trae felicidad a quien lo hace.
Los psicólogos confirman que los actos bondadosos y la sensación de bienestar después de ser amable con los demás, es real y gratificante. “Un estudio de 2019 dice que las personas que dan se benefician independientemente de si obtienen algo al regalar a otros“, añade Andrews-Hanna.
Cuando regalamos a otros en nuestro cerebro se activan áreas relacionadas con el placer
Realmente, ¿qué significa darle un regalo a alguien? “Hay una cantidad considerable de investigaciones que demuestran que el acto de dar en realidad nos hace sentir mejor“, explica la especialista.
“La evidencia de imágenes cerebrales también sugiere que tanto dar como recibir regalos activan áreas centrales de nuestro cerebro asociadas con la recompensa y el placer. Estas regiones del cerebro también estimulan el neurotransmisor dopamina“, añade.
A la hora de explicar qué significa dar un regalo, tanto la psicología como la neurociencia sugieren que dar regalos a otras personas trae felicidad a nosotros mismos y a los demás, manifiesta Andrews-Hanna.
“Sin embargo, para maximizar los beneficios de dar obsequios, será importante tomarse el tiempo para saborear el acto y no dejar que la temporada navideña se convierta en una fuente de estrés, como puede suceder a veces cuando hay mucho trabajo”, añade.
Compasión, bondad y generosidad
“También hay un área de investigación relacionada con la compasión que creo que se cruza muy bien con los regalos”, explica Andrews-Hanna. Y es que cuando sentimos compasión por otra persona nos sentimos inclinados a hacer algo bueno por ella.
“Cada vez hay más investigaciones que sugieren que sentirnos cerca de alguien, o preocuparnos profundamente por ella, implica considerar a esa persona como parte de nosotros mismos y mejora nuestra disposición a participar en un acto de bondad hacia esa persona. Y viceversa, cuando hacemos algo bueno por otra persona, como resultado nos sentimos más cerca de esa persona”.
Es decir, hacer algo bueno por una persona nos une a ella. La compasión y la generosidad nos hacen empatizar y hacernos sentir conectados a los demás.
Recompensa indirecta: cuando somos amables con los demás, también somos amables con nosotros mismos
Lo que todo esto significa, según la especialista, es que cuando somos amables con los demás, también somos amables con nosotros mismos. Es lo que en psicología se denomina “recompensa indirecta”:
“Cuando somos testigos de que algo positivo le sucede a otra persona, también sentimos indirectamente el placer de esa persona. Podemos sacar provecho de este fenómeno haciéndonos felices haciendo buenas obras para los demás, incluso dando regalos”, explica Andrews-Hanna.
“La buena noticia es que todos podemos entrenarnos para ser más compasivos“, incide la experta. De hecho, la Universidad de Arizona cuenta con un Centro de Estudios sobre la Compasión que ofrece talleres periódicos sobre este tema.
Hacer regalos a otros fomenta la “empatía cognitiva” o toma de perspectiva
Pero, ¿qué nos sucede cuando vemos que alguien abre nuestro regalo? “Damos regalos a otras personas porque esperamos que nuestros regalos traigan felicidad a los demás“, dice Andrews-Hanna.
“En este sentido, probablemente obtendríamos el placer más personal si supiéramos que nuestros regalos fueron bien recibidos. Dar el regalo perfecto implica un proceso llamado ‘toma de perspectiva’, en el que mentalmente podemos ponernos en el lugar de otra persona“.
De esta forma, a la hora de elegir nuestros regalos para los demás, podemos imaginar qué nos traería felicidad si fuéramos esa persona. Según la especialista, la toma de perspectiva es un tipo de empatía a la que a menudo se hace referencia como “empatía cognitiva”, que se considera “un ingrediente clave de la compasión”.
Qué se siente al recibir un regalo
Las personas valoran más el hecho de que alguien se haya acordado de ellas y les hayan tenido en cuenta a la hora de tener un detalle con ellas, que si el regalo realmente les ha gustado o no.
“En última instancia, independientemente de si las personas reciben o no el regalo perfecto, a muchas personas simplemente les gusta saber que están en su mente. En muchos casos, lo que cuenta es el pensamiento”, explica la especialista.
Al fin y al cabo, ¿qué significa recibir un regalo? Que somos pensados, recordados y apreciados por alguien, lo cual genera una agradable sensación de calidez y bienestar.
El bienestar de regalar perdura en el tiempo, mejora nuestra salud mental y puede crear un efecto en cadena
La cálida sensación de bondad y bienestar que nos produce dar a otros persiste en el tiempo “y crea un resplandor de bondad a nuestro alrededor”, dice la experta.
“Podemos crear este cálido resplandor no solo dando obsequios físicos, sino también realizando otros actos de bondad, como felicitar a los demás y decirles lo mucho que significan para nosotros“, sugiere.
Según Andrews-Hanna, este proceso puede extenderse más allá del donante y del receptor:
“Cuando hacemos algo bueno por otra persona, es más probable que la otra persona nos retribuya. Creo que la sociedad actual se beneficiaría especialmente si experimentara un brillo más cálido en esta temporada navideña. Este cálido resplandor podría ayudar a combatir el aumento de los conflictos interpersonales y los problemas de salud mental. Una gran dosis de bondad ayudaría a acercar a las personas y difundir más felicidad“, explica.
Asimismo, es más probable que nuestro acto inspire a otras personas a hacer lo mismo con otros.
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