Cuándo llevar a un niño al nutricionista

Te explicamos por qué es importante llevar a los niños y niñas al nutricionista y cuándo hacerlo

Artículo publicado el 2 Oct 2019 - Este artículo ha sido revisado y actualizado con fecha 20 octubre, 2022

Siento la necesidad de escribir sobre un tema que quizás no inquiete en demasía a la población general, pero que nos preocupa cada vez más a los nutricionistas. Las tasas de obesidad infantil van en aumento y cada vez nos encontramos con más niños y niñas con obesidad, con la cantidad de problemas que la obesidad conlleva. Sin embargo, apenas se les lleva al nutricionista.

¿Qué hace un dietista-nutricionista?

Un dietista-nutricionista es un profesional de la salud con titulación universitaria cuyo objetivo es (resumiendo muchísimo) educar a nivel nutricional y tratar patologías a través de la dietoterapia. Todos deberíamos visitar al nutricionista al menos una o dos veces a lo largo de nuestra vida.

Una cuando somos pequeños, acompañados de nuestros padres, para que el nutricionista nos pueda guiar en cómo debe ser la alimentación desde el momento en el que se empieza a comer algo diferente a la leche materna (o en su defecto leche artificial).

Y otra vez de adultos, cuando las elecciones de lo que se come y se cocina en casa comienza a depender de nosotros. Es entonces cuando necesitamos que alguien nos sirva de guía y nos asesore para ser capaces de llevar una alimentación saludable.

 

 

Pensamos que nuestros hijos comen de forma saludable, y la verdad es que en todas las familias se cometen muchos errores y se consumen alimentos que creemos que son saludables pero que no lo son. Para hacernos una idea, en torno al 80% de los productos que encontramos hoy en día en el supermercado no existían hace 100 años.

Vivimos en una sociedad donde cada vez hay más alimentos ultraprocesados, ricos en azúcares, sal, grasas saturadas y grasas trans. Y donde la publicidad de la industria alimentaria tiene un potente efecto sobre nuestras creencias.

La oferta alimentaria

Existen en el mercado multitud de productos alimentarios que la industria alimentaria, gracias a sus muchas veces engañosas estrategias de marketing y la publicidad, ha logrado introducir en nuestra dieta haciéndonos creer que son saludables.

El problema de esto radica fundamentalmente en una mala y deficiente legislación de la publicidad. Esto, sumado a una falta de educación nutricional, hace que seamos mucho más influenciables por los mensajes que nos llegan y que no siempre son certeros.

 

 

Muchos padres son reacios a llevar a su hija o hijo a un nutricionista, tal vez porque tienen la falsa creencia de que le van a poner una dieta muy estricta, con la que el niño o la niña va a sufrir muchísimo y va a ser malo para su desarrollo al estar en edad de crecimiento. Esta creencia es totalmente errónea.

El nutricionista infantil

Un nutricionista infantil analizará sus hábitos de alimentación actuales, sus costumbres alimentarias y de actividad física, para identificar los errores que se están cometiendo y enseñar al niño y a la familia a comer de forma saludable.

Decimos a los peques y también a la familia porque cuando un niño acude a un nutricionista y este comienza a modificar los hábitos alimentarios, también debe extenderse al resto de la familia, independientemente de que tengan sobrepeso o no.

Una alimentación saludable, libre de productos azucarados, ultraprocesados, etc… debe llevarse a cabo por toda la familia y no solo por el niño o la niña que asista a la consulta.

Los hábitos alimentarios se aprenden en familia, desde pequeños somos esponjas y espejo de lo que vemos en casa y, si queremos que nuestro hijo aprenda a comer de una determinada manera (saludable), toda la familia deberá comer igual. ¿Acaso sería lógico decirle a nuestra hija que no puede comerse un Bollicao y tú sentarte a comerte uno o darle a su hermana pequeña un Donut?

 

 

No debemos olvidar que un Donut no es sano para ninguna persona, ni para un niño con sobrepeso ni para un niño delgado. ¡Y ojo! No hace falta irse a un Donut, el mismo ejemplo podríamos poner con las galletas, ya que son bollería industrial igual que un Bollicao, ricas en grasas saturadas y con aproximadamente un 25% de azúcar.

El momento ideal

Lo ideal, como bien he dicho antes, sería acudir cuando comienzan con la alimentación complementaria, porque ahí comenzamos ya a instaurar hábitos. Pero hay otro momento clave, que es cuando los padres ven que su hijo o hija está ganando peso de manera más rápida de la que debería o de lo habitual.

Muchos padres observan esto y ni aun así toman la iniciativa de llevarlos al nutricionista. Algunos piensan: “ya pegará el estirón” o “es que es aún muy pequeño para ir a un nutricionista” o “pobrecita, que le van a quitar los zumos y las galletas”.

El sobrepeso es indicativo de un mal hábito alimentario que hay que corregir, no hay que esperar más a que den el estirón.

 

 

A los que piensan que el niño o la niña aún es pequeño para llevarlo a un nutricionista, les diría que están equivocados. Cuanto antes cambiemos los malos hábitos alimentarios mucho más fácil será, puesto que llevará menos años de malas costumbres.

Cambiar un hábito de adultos cuesta mucho más trabajo que cambiarlo en los niños, y no solo eso: la mala alimentación es un lento veneno que va dejando marcas invisibles en nuestra salud, hasta que un día de golpe se vuelven visibles.

A los padres que piensan: “pobrecito, le vamos a quitar el chocolate y lo va a pasar mal” les pediría que, por favor, abran los ojos. Pobrecito es ahora el niño al que le cuesta subirse al tobogán, pobrecita es la niña que corre y con tan solo 4 años ya se asfixia, pobrecito es aquel que, por tener unos padres que no han hecho todo lo posible para que coma sano, está predispuesto a desarrollar una diabetes tipo 2, obesidad, una hipercolesterolemia, etc.

La obesidad es una enfermedad y hay que tratarla

La salud hay que tomársela en serio, la obesidad es una enfermedad igual que la diabetes o igual que la celiaquía. Si tu hijo fuera diabético o celíaco ni te plantearías darle un dulce, ¿por qué entonces con la obesidad sí lo haces?

Y a los padres que tienen bebés o que están esperando uno, les diría lo siguiente: debéis enseñar a vuestros hijos a comer desde que comenzáis a introducir la alimentación complementaria.

Si desde el principio ofrecéis a vuestros hijos alimentos sanos, y evitáis los alimentos ultraprocesados y ricos en azúcares y grasas, estaréis acostumbrando al paladar al sabor natural de esos alimentos, con lo que tendréis mucho más éxito a la hora de introducir los alimentos y será más fácil que aprecien el buen sabor de las verduras, por ejemplo.

 

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Los niños que acostumbran a tomar alimentos muy dulces o salados, luego tienen mayor tendencia a rechazar otros alimentos naturales no tan dulces o salados. 

Acudir a un nutricionista pronto es mucho mejor, incluso desde que se empieza con la alimentación complementaria del bebé, para que nos guíe a la hora de empezar a alimentarlo con otras cosas que no sean la leche materna. Si nos va asesorando un nutricionista, tendremos garantizada una correcta alimentación.

Espero que este artículo os aclare muchas dudas sobre qué hace un dietista-nutricionista infantil y sobre la importancia de enseñar a vuestros hijos e hijas a comer sano cuanto antes.

Si quieres más información o necesitas asesoramiento profesional, en la Tribu CSC puedes consultar a nuestro equipo de expertos/as en salud materno-infantil y crianza respetuosa. Entre ellos/as se encuentra la dietista-nutricionista Rebeca Pastor.

 

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1 comentarios en "Cuándo llevar a un niño al nutricionista"

  1. Y que se puede hacer cuando ya se han implantado malos hábitos en un niño de 20 meses y quieres cambiarlo? Mi hijo no acepta Nuevos alimentos. Las abuelas solo le dan galletas, yogures y cosas así. Lo he apuntado a la guardería pero no come. No se qué hacer. Me dicen que le quite la teta para que coma. No sé cuál es la solución.

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