Cuándo llamar a una ambulancia si tu hijo está enfermo (o ha tenido un percance)

No son muchas las situaciones en que podemos necesitar una ambulancia para nuestros hijos, pero hay ocasiones en que llamar a tiempo a una ambulancia marca la diferencia entre un final feliz o un desenlace fatal. Por eso es importante saber cuándo llamar a la ambulancia si tu hijo está enfermo.

Cuándo llamar a una ambulancia si tu hijo está enfermo

No es muy habitual que los padres llamemos a una ambulancia para nuestros/as hijos/as porque la mayoría de las veces los sucesos son leves o podemos llevarlos nosotros mismos en nuestro coche (a veces es más rápido coger al bebé o al niño o la niña e ir con el coche al hospital, que esperar a que llegue la ayuda).

 

 

Pero hay ocasiones en que dudamos, y entonces hay que tener unas mínimas nociones para escoger la mejor opción. Si consideramos que nuestro/a hijo/a está enfermo/a podemos actuar de la siguiente manera, por orden de urgencia según valoremos la gravedad de la situación:

• Atenderlo en casa: la mayoría de las veces, las enfermedades y accidentes que padecen los peques son leves. Es el caso que un pequeño corte o herida que no necesita puntos de sutura, un resfriado, un poco de tos y mocos o incluso unas décimas de fiebre. En muchas ocasiones, en pocas horas o al día siguiente el niño o la niña están perfectos o mucho mejor.
• Llamar al pediatra: si tenéis esa posibilidad, podéis consultar por teléfono algún hecho concreto. El profesional podrá explicaros la mejor manera de proceder y los signos de alarma para saber cuándo acudir al médico. En la Tribu CSC podéis consultar online a nuestro equipo de expertos/as en salud materno-infantil y crianza respetuosa. Entre ellos/as se encuentra la pediatra Gloria Colli, y yo mismo.
• Acudir al centro de salud: si no hay mejoría o si el peque empeora, pero la situación no es crítica, lo más rápido suele ser acudir a la consulta del pediatra, pues en los hospitales se prioriza según gravedad y las cosas más leves suelen atenderse más tarde.
• Llevarlo al servicio de urgencias del hospital: ¿Cuándo acudir con un niño a urgencias? En caso de que consideremos que la situación es más complicada y que probablemente requerirá de unas horas de observación o ingreso, es mejor llevarlo a urgencias del hospital. Si ha sufrido un accidente más o menos importante, si hay afectación de la conciencia, si hay convulsiones, fiebre elevada que no se consigue controlar, dificultad respiratoria moderada o grave, etc., deberíamos llevar al peque a urgencias, especialmente si tiene menos de 3 meses de vida.

 

 

¿Cuándo debes solicitar una ambulancia?

¿Cuándo llamar a una ambulancia si nuestro hijo está enfermo o ha sufrido un percance? ¿Qué es una emergencia en niños? Si en los supuestos anteriores la gravedad es tal que sería mejor no mover al peque (si es un accidente que ha provocado un traumatismo, por ejemplo), si está inconsciente, si no está respirando bien y/o está empezando a afectar a su coloración, etc. Sería en estos casos en los que es mejor esperar a que vengan los profesionales a casa.

Es importante mantenerse en contacto telefónico, siempre que sea posible, para que los progenitores puedan ir siguiendo las indicaciones que se les dan a través del teléfono de emergencias. Es decir, son aquellos casos en los que, por ejemplo, llevarlo en coche puede suponer no poder atender al niño bien. Además, si los padres están muy alterados o nerviosos, conducir podría ser peligroso para ellos y para los conductores de otros vehículos.

Cómo llamar a una ambulancia y qué datos proporcionar

Aunque parece una tontería, no sólo es importante saber cuándo llamar a una ambulancia, sino también cómo hacerlo, empezando por el número que debemos marcar. El 112 es el establecido a nivel europeo como número de emergencias, así que es el número al que deberíamos llamar como primera opción.

Antes de marcar, debemos asegurarnos que podemos dejar al peque unos segundos para llamar y hablar por teléfono (si ha habido un accidente de algún tipo, intentar que la zona en la que ha sucedido sea segura para todos antes que nada). En caso contrario, es mejor pedirle a alguien que lo haga en nuestro lugar, si tenemos esa opción.

 

 

Al llamar, debemos intentar explicar de forma breve y precisa lo que le pasa al menor y dónde necesitamos que acuda la ambulancia para recibir la asistencia. Parece mentira, pero los nervios pueden ser traicioneros, y hay llamadas en que se explica lo que sucede, se pide que “vengan cuanto antes”, pero no se dice el lugar al que se debe acudir. Ante esta situación puede ser de utilidad tener instalada en el móvil alguna app de las existentes que utilizan la ubicación del terminal móvil para que la ayuda sepa exactamente dónde debe acudir (o al menos la zona desde donde se llama, para intentar contactar de nuevo y recibir los datos de manera más precisa).

Si hay una segunda persona con nosotros, o si podemos poner el teléfono en manos libres, es mejor no colgar. Porque así los servicios de asistencia al otro lado de la línea pueden ir dándonos indicaciones para actuar según los datos que nos vayan solicitando o nosotros les vayamos explicando. En caso de convulsiones, por ejemplo, dirán que no hay que meter nada en la boca, que retiren cualquier objeto con que se pueda hacer daño, que le aflojen la ropa, etc.

Aunque lo de tener a alguien al otro lado del teléfono pone nerviosa a mucha gente, porque pueden tener la sensación de que no hacen más que hablarle sin enviar la ayuda, esto no es así. La ambulancia estará probablemente en camino (si hay disponibles y con los recortes el servicio es suficiente), de modo que incluso mientras estemos hablando con la otra persona al otro lado del teléfono, podríamos llegar a oír las sirenas acercándose a nosotros. En estos casos también puede resultar útil que alguien se acerque a su encuentro para facilitar a los facultativos el punto exacto en el que nos encontramos.

 

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