Al bar acompañadas, a las ecografías abandonadas y nosotros en el coche o en casa

Las medidas contra la pandemia del coronavirus están marginando al otro progenitor en las pruebas y ecografías del embarazo

Creo que hablo por boca de la mayoría de parejas, y por mi condición de hombre, de padres, al decir que ya vale. Que ya está bien. Que basta ya.

Que dejen de invisibilizarnos con la excusa del coronavirus. Que dejen de minusvalorar nuestros sentimientos y nuestro papel en la crianza. Que se acabe ya eso de considerarnos el progenitor insensible y tonto al que le da igual todo.

Llevamos años siendo esa persona que acude a las consultas con la matrona o el/la gine y se acaba sintiendo desplazada, porque parece que solo estás ahí para sujetar la chaqueta y el bolso de la futura mamá gestante.

Que es que hay profesionales que ni nos miran, supongo que porque “este debe ser el que ha puesto el esperma” y con eso el trabajo debe estar ya hecho por nuestra parte.

 

 

Y se nos están enviando mensajes contradictorios: “Mira, amigo. Para que puedas desarrollar tu paternidad y eso, te vamos a ampliar el permiso de paternidad. Así os igualamos a la madre y al padre (cuando todos sabemos que es una medida para proteger laboralmente a las mujeres, que de poco va a servir si no cambiamos de mentalidad a nivel global, porque ella sigue siendo quien se queda embarazada); pero ahora en el embarazo, te vas a quedar en casa, o en el coche, en el parking, porque no nos importa que vayas a tener un bebé. Ya lo conocerás, si eso, cuando nazca”.

Con el coronavirus se está perdiendo la empatía

Como progenitores:

  • Queremos formar parte del embarazo.
  • Queremos acompañar a nuestra pareja y a nuestro bebé, porque somos una familia y hemos iniciado un proyecto de vida juntos.
  • Queremos coger a nuestra pareja de la mano, mientras nos dicen que todo va bien.
  • Queremos coger a nuestra pareja de la mano, y preocuparnos juntos, e incluso llorar juntos, si nos dicen que algo no va bien.
  • Queremos oír a los y las profesionales dando la información que tengan que darle, y darnos.
  • Queremos poder escuchar los latidos veloces y fuertes de nuestro/a pequeño/a garbancito.
  • Queremos notar cómo crece nuestro sentimiento de responsabilidad, de m(p)aternidad… porque aunque no gestamos, vamos a estar ahí desde que nazca, y el resto de nuestra vida.

Y no nos están dejando.

 

Descubre los sentimientos, pensamientos y vivencias que vivimos cuando somos padres, en el seminario “Lo que los hombres sentimos al ser padres”.

 

Nos lo estamos perdiendo. Y ellas no están siendo acompañadas. Y muchas salen con buenas noticias. Pero muchas salen con malas. Solas. Responsables de transmitírnoslas.

No tiene ningún sentido.

En las consultas privadas no debe haber coronavirus

Lo curioso es que muchas parejas deciden probar suerte por la sanidad privada y curiosamente, en muchos sitios (no puedo generalizar, porque hay casos donde tampoco es posible), ambos progenitores pueden estar dentro y recibir una atención mucho más lógica y humanizada (¿en serio hay que pagar para que pase esto?).

Es un/a bebé, que tiene una madre y un padre, o tiene dos madres, o solo tiene una madre y la acompaña alguien. Pero no está sola. Nadie, en ese momento, está solo.

Y no es que en unos centros no haya coronavirus y en otros sí (ojo, que por suerte sí hay algunas excepciones en la sanidad pública). Es que la pareja (el padre o la mamá no gestante), la abuela, la amiga, quien sea… se pone un poco de gel hidroalcohólico en las manos, se ajusta bien la mascarilla y entra, siguiendo las indicaciones de no tocar nada que le den los/as profesionales (la mayoría de hombres somos capaces de hacer eso porque hemos evolucionado a un estado de inteligencia superior al de los neandertales), y así podemos estar, acompañar, ver, sentir, aprender y conocer.

 

 

Que sí. Que es solo un ratito. Que es solo el momento de la ecografía. Que en la suma total de minutos que conforman nuestras vidas, la cantidad de tiempo es ridícula. Pero son de esos minutos que para bien, o para mal, se quedan grabados en nuestra memoria, para siempre.

Como cuando nace tu bebé, ya que hablamos de esto. Ver nacer a tu bebé es algo que pasa en unas horas, y el expulsivo podríamos decir que son minutos. Pero esa secuencia de momentos se graba a fuego en nuestra retina y al momento se convierte en recuerdo, para siempre.

Ojalá todos los padres del mundo, todas las parejas, pudieran ver nacer a sus bebés.

No es lo mismo, no es la misma intensidad, pero duele. Perderte las ecografías de tu bebé y de tu pareja, duele.

Porque el vínculo, si eso, ya lo haréis algún día

Duele, porque sí, es verdad que el vínculo con nuestro/a bebé se inicia, sobre todo, el primer día que por fin lo/a vemos, abrazamos, olemos su cabecita y besamos.

Pero ayuda, mucho, poder empezar a ver, sentir y oír lo que pasa en el útero de mamá, y compartir esos momentos con ella.

Por eso es una pena, y una muestra más de hasta dónde puede llegar la insensibilización de los protocolos, que en muchos centros de salud y hospitales no se esté teniendo todo esto en cuenta, pues debería hacerse lo posible y lo imposible por que la pareja, si la hay, estuviera siempre presente.

 

 

Y no porque lo diga yo, sino porque hay evidencia que demuestra que cuando el embarazo se vive en compañía, cuando se comparte, el parto tiene más probabilidades de ir mejor.

Por poner un ejemplo: en 2016, en el Hospital Universitario de la Plana de Villarreal llevaron a cabo un trabajo de investigación titulado ‘Preparación al parto para ellos’, en el que participaron 42 parejas.

Tras seis meses de estudio, se concluyó que cuando la pareja estaba presente durante el embarazo, la diferencia era de un incremento del 18,5% a favor del deseo de parto natural. Y no solo eso; al analizar los resultados vieron que en se redujo un 15,4% el uso de analgesia epidural, que los partos fueron más cortos y que había menos visitas a urgencias y a las consultas tras el parto.

Así que ya está bien. Estamos hablando de personas, vínculos, miedos, seguridades, esperanzas y sueños. Los de una mujer que quiere sentirse acompañada, y los de su pareja, que la quiere acompañar.

Que el coronavirus, que nos está quitando la salud y la vida en algunos casos, no nos debería estar quitando también la humanidad ni la empatía.

¿Y no hay nada que podamos hacer?

En las últimas semanas me han escrito muchas mujeres y hombres por esta cuestión, para tratar de averiguar cómo pueden proceder. Cada comunidad autónoma tiene sus propias leyes en lo que a Sanidad se refiere, y en todas debe haber algún artículo que haga mención al “Derecho de acompañamiento del paciente”.

Se puede (se debería creo yo) poner una reclamación en el centro de salud u hospital, citando el artículo concreto, que puede tener un efecto positivo (hay hospitales donde esas reclamaciones han provocado un cambio de protocolo y la pareja ya puede entrar), o simplemente, no provocar ningún cambio (la ley está muy bien, pero estamos en situación de pandemia y aunque podemos estar dentro el/la gine, una enfermera/o y un/a estudiante con la madre, tu pareja no puede entrar porque no-soy-yo-es-que-los-protocolos-son-así).

Y se puede poner por partida doble: la madre gestante, por estar sola y por ver ignorado su derecho al acompañamiento, y la pareja por no poder acompañar, y por no poder ver a su bebé en gestación, ni poder recibir de los/as profesionales información importante sobre su salud.

 

Pulsa la imagen para descargar el documento “doc” editable.

 

Por nuestra parte, hemos redactado un modelo de reclamación editable para que podáis dirigirlo a quien consideréis, y podáis añadir vuestros datos personales. Si os fijáis, podéis entregarla en el centro de salud, enviarla al Departamento de Sanidad de vuestra provincia o comunidad autónoma, al defensor del paciente o defensor del pueblo, al Ministerio de Sanidad, etc.

No es solo luchar por nuestros derechos. Es luchar por que no se pierda, como ya he dicho, ni la humanidad ni la empatía. Porque el día que eso se pierda, no nos quedará nada.

 

Autor/a

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7 comentarios en "Al bar acompañadas, a las ecografías abandonadas y nosotros en el coche o en casa"

  1. Estoy tan de acuerdo con lo que escribes..soy madre gestante de 20 semanas donde el padre no ha podido ni oír su latido de su futuro hijo aún..soy también sanitaria y no entiendo este protocolo de no dejarlos entrar,tan fácil como estar con mascarilla y gel hidroalcoholico en la puerta, Voy a presentar este escrito, me parece muy correcto.Muchas Gracias

  2. Totalmente de acuerdo con lo que dices. A 3 semanas de parir mi pareja solo ha podido acompañarme una vez a la matrona y una vez a la ginecóloga del público. El resto de consultas las hemos tenido que hacer en el privado, que por cierto, también tuvimos que cambiar porque el primero tampoco le dejaba entrar. Pusimos una reclamación en el centro de salud y la respuesta la Conselleria de sanidad de la comunidad valenciana ha sido que ajo y agua, que los profesionales tienen derecho a no dejar entrar a los acompañantes, porque estamos en pandemia, pese que a qué hay un protocolo, que nadie cumple, que nos da derecho a nosotras a estar acompañadas en todas las visitas al médico durante el embarazo y posteriormente durante el parto. Es una auténtica vergüenza, un momento que no se va a volver a repetir nunca en la vida, y nos privan de nuestros derechos sin que podamos hacer nada al respecto

  3. Un articulo genial. Voy a compartirlo ya mismo. Gracias!!!

  4. Hola, alguien me podría decir cuál es dicha Ley sobre el acompañamiento de la mujer en la Comunidad de Madrid? No soy capaz de encontrarlo y me gustaría presentar la reclamación en un hospital en Madrid. Muchas gracias. Un artículo muy muy necesario en los tiempos que corren… 🙂

  5. Totalmente de acuerdo con lo que escribes y muchas gracias por la información.
    Venimos de la 1ª ecografía en el Hospital Clínico de Valencia y el médico no sólo no me ha permitido entrar sino que, además, y de una forma muy pedante y prepotente, me ha “invitado” a salir del hospital diciéndome que, en primer lugar, no debería ni siquiera haber entrado en él y tachándome de irresponsable. De hecho ha puesto a parir al resto de trabajadores del centro, porque le he dicho (muy educadamente) que si no podía entrar alguna enfermera o personal sanitario me hubiese dicho algo, y su respuesta ha sido, textual, «es que debería haber gente haciendo su trabajo». Mi pareja le ha insistido en que ella quería que yo estuviera , pero se ha negado y ha dicho que hasta que yo no me fuese no iba a atenderla.

  6. Totalmente de acuerdo. Nosotros cambiamos de ginecólogo y de centro porque no lo dejaron entrar en la primera eco donde tuve que grabar la eco y el sonido del corazón para que lo viera él. Pusimos dos reclamaciones, una él y otra yo. Me pasé llorando durante la espera y parte de la visita y encima tuve que aguantar como me decían tanto la de recepción como la ginecóloga que lo tenía que entender que la gente también se estaba muriendo sola y que no me podía poner así. Me sentí fatal.
    Llegué a casa y me puse a llamar a otros centros preguntado si él podría entrar, y ahora podemos estar juntos en las ecografías, en las consultas no pero en la eco por lo menos si. Voy por mutua.

  7. 28 semanas, y mi pareja a podido ver y escuchar a nuestra primera hija porque estoy pagando visitas en un privado.
    En la S. S no le dejan entrar, es más, la primera eco nos trataron súper mal, mala educación, a él le cerraron la puerta en las narices y ami me dijeron que YO pasaba.. Porque lo tenía dentro que sino tampoco. Pero mientras estoy abierta de piernas y semi desnuda puede entrar otra enfermera a contar su vida a las que me atienden(que volvía de vacaciones) ¡¡No me e sentido peor en la vida, una impotencia súper grande!!
    Puse una reclamación que no sirvió de nada, la respuesta fue que en el parto que es más importante si tendría acompañamiento (espero que así sea)
    ¡¡ VERGÜENZA QUE SI PAGAS NO HAY VIRUS!!
    Y NO E VISTO A NADIE NI UNA SOLA VEZ QUE LIMPIE EN UN HOSPITAL.. Nadiee.

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