Día Internacional de la Solidaridad Humana: Cómo inculcar este importante valor en nuestros hijos e hijas

Artículo publicado el 20 Dic 2021 - Este artículo ha sido revisado y actualizado con fecha 20 diciembre, 2023

Hoy, 20 de diciembre, se celebra el Día Internacional de la Solidaridad Humana. La Asamblea General de las Naciones Unidas, declaró la celebración de esta efeméride en el año 2005.

En un mundo cada vez más globalizado, en el que las tecnologías nos permiten estar al corriente de lo que sucede en cualquier punto del planeta, prácticamente en tiempo real, es imposible no conmoverse ante las noticias de sucesos y desastres naturales que acontecen en cualquier punto de la geografía mundial.

Además, vivimos en un mundo muy polarizado, donde la riqueza se concentra en ciertos países, en claro contraste con la pobreza extrema que se vive en otros. Ante esta realidad, la solidaridad se vuelve un valor indispensable en las relaciones internacionales.  

La solidaridad y su importancia para los seres humanos

La solidaridad es el valor humano que nos permite apoyar una causa o actuar en favor de un interés ajeno de forma voluntaria y altruista. El impulso y la acción de ayudar a quien lo necesita. 

 

 

Es cierto que, cada cierto tiempo, aparecen noticias de casos en los que, abusando de la solidaridad de las personas, se cometen estafas y se recaudan fondos supuestamente destinados a fines solidarios que sólo pasan a engrosar la cuenta bancaria de quien comete el delito de estafa. Hay quien se ampara en estos casos para justificar su falta de solidaridad. Está bien que tomemos la precaución de asegurarnos de que la causa a la que vamos a hacer una aportación económica es lícita. Pero no es razonable justificar la falta de solidaridad por la posibilidad de ser víctimas de una estafa.

La solidaridad es un valor que implica voluntariedad, así que siempre podemos admitir, simplemente, que no somos personas solidarias; o que, en determinados momentos, podemos no estar en la mejor situación para mostrar nuestra solidaridad a través de una aportación económica. Porque ser una persona solidaria va mucho más allá de hacer un donativo para alguna causa de manera puntual. Eso es caridad. Hay muchas otras formas de poner en práctica la solidaridad. 

El voluntariado, por ejemplo, es una forma estupenda de contribuir al bienestar de otras personas que lo necesitan regalando algo mucho más valioso que nuestro dinero: nuestro tiempo.  

 

 

Tomar conciencia de los privilegios de los que gozamos por el simple y fortuito hecho de haber nacido en este lado del mundo y de poder gozar de una vida sin demasiadas complicaciones, sin graves problemas de salud y con todas nuestras necesidades básicas cubiertas; debería ser suficiente motivo para fomentar la solidaridad con aquellas personas que no han tenido la misma suerte en la lotería de la vida. 

¿Cómo inculcar la solidaridad en los niños?

Teniendo en cuenta que la solidaridad es uno de los valores más importantes y más necesarios en nuestros días, quienes tenemos la responsabilidad y el privilegio de criar y educar a las niñas y niños, nos planteamos cómo inculcar la solidaridad en los niños. 

El ejemplo siempre es la más poderosa de las armas educativas. Pero, en ese caso, no es suficiente con que seamos personas solidarias para que lo aprendan. Si yo colaboro con una aportación económica mensual, por ejemplo, con una ONG, y mis hijos/as no saben que lo hago, difícilmente esto va a servir para inculcar este valor en ellos/as. Si yo dedico mi tiempo a tejer bufandas para que se vendan en un mercadillo solidario y ellos/as no saben cuál es el objetivo de mi actividad, esto tampoco servirá para promover la solidaridad en mi familia. 

Si queremos enseñar a nuestras hijas y a nuestros hijos a ser solidarios es necesario que, además de poner en práctica nuestra solidaridad, compartamos este tipo de experiencias en familia. Por suerte o por desgracia, no faltarán ocasiones en nuestro día a día para hablar sobre las necesidades de otras personas y fomentar la solidaridad. Una de las características principales de la infancia es la curiosidad, así que es habitual que nos pregunten “¿Qué le pasa?” cuando ven a una persona mendigando en la calle o en una silla de ruedas, por ejemplo. Esas ocasiones son oportunidades maravillosas para inculcar la solidaridad en los niños.

 

 

Explicarles las situaciones difíciles por las que pasan otras personas y animarles a pensar de qué manera podemos ayudar o contribuir a que la vida de otras personas mejore o, al menos, sea menos complicada, es el primer paso para comenzar a trabajar con ellos/as el valor de la solidaridad. Si además facilitamos que se hagan cargo de ayudar de forma personal, mejor que mejor. Animarles a hacer un donativo de su propio dinero si lo tienen, ofrecerles la posibilidad de donar sus juguetes o libros en buen estado para aquellos niños y niñas que no tienen tantos como ellos/as. 

Aunque no es imprescindible, también podemos realizar de manera específica actividades que giren en torno a cómo inculcar la solidaridad en los niños: acudir a un refugio de animales para adoptar una mascota, visitar alguna ONG o asociación para conocer cuál es su labor y ver de qué manera podemos contribuir, ir con ellos/as a entregar las donaciones que hagamos, participar en carreras solidarias y compartir con ellos/as la causa a la que se dedica dicha competición… Cualquier actividad que les ayude a tomar conciencia de las realidades tan dispares que vivimos unas personas y otras; y a desarrollar el valor de la solidaridad para actuar en favor de quienes necesitan ayuda.

 

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