Cómo enseñar a los niños a que disfruten con prudencia en el agua

Recomendaciones y trucos para que nuestros hijos se familiaricen y disfruten del agua sin miedo pero de forma segura y controlada

Artículo publicado el 9 Jun 2021 - Este artículo ha sido revisado y actualizado con fecha 15 agosto, 2023

Muchos padres comparten la misma preocupación: sus pequeños les sienten miedo en el agua, o bien sucede todo lo contrario, resultan ser demasiado temerarios dentro de ella. Ambas actitudes son normales tratándose de niños pequeños. Lo que a algunos les divierte y estimula, a otros les causa pavor. Pero podemos enseñar a disfrutar del agua.

Lo ideal es conseguir que los niños y niñas tengan una relación de respeto y confianza con el medio acuático. El objetivo es que los peques se acerquen al agua desde que son bebés o muy pequeños, sin miedo pero de forma segura y controlada. ¡Conseguirlo es más fácil de lo que parece!

Entre los 0 y los 36 meses, la edad clave para familiarizarse y enseñar a disfrutar del agua

El agua tiene muchísimos beneficios físicos, emocionales y cognitivos para los bebés y los niños pequeños. El movimiento en el agua potencia los tres ejes: vertical, horizontal y transversal (este último no es posible conseguirlo en tierra firme). Por ello, el medio acuático potencia el sentido del equilibrio y la orientación en el espacio.

 

 

Desde el nacimiento y hasta los tres años es cuando más incidencia debemos hacer para familiarizar al pequeño,  enseñar a disfrutar del agua  y conseguir que su relación con ella sea placentera. Durante su primera infancia, los niños están descubriendo su entorno. Si sus primeras experiencias son positivas, ¡tendremos hecho prácticamente la mitad del camino!

Es fundamental que los padres supervisen y acompañen a sus hijos e hijas durante sus primeros baños y chapoteos. Así conseguimos estrechar la complicidad y el vínculo con ellos, fomentar el contacto positivo con el medio acuático y el bienestar del niño en el agua.

Además, cuando son muy pequeños no podemos dejarles solos en el agua ni un segundo. El ahogamiento es un suceso silencioso, y un par de centímetros de agua son más que suficientes para causar accidentes con fatales consecuencias. En el mejor de los casos, un buen susto puede condicionar toda la futura actitud del niño frente al agua, incluso en la edad adulta.

 

primeros-banos-verano
Descubre cómo hacer que los primeros baños en la piscina y la playa sean seguros y divertidos para tu peque, qué herramientas de flotación son más adecuadas y a qué edad comenzar a enseñarles a nadar con el Seminario Online “Los primeros baños del verano”

 

El baño en casa, el mejor centro para enseñar a disfrutar del agua

Los ejercicios para el baño diario en casa que fomentan el contacto positivo con este medio hacen que la experiencia de los peques con el agua sea divertida y relajante desde el primer momento. Diferenciar la prudencia del miedo (que en los bebés y niños más pequeños es bastante evidente, ya que se manifiesta en forma de llanto fuerte e insistente y fuertes pataleos) y no forzarles nunca, son dos pilares para que confíen en nosotros. Cada niño tiene su propio ritmo de aprendizaje que los adultos debemos respetar.

 

 

Los hay muy confiados y también los hay muy prudentes. Ambas actitudes son perfectamente normales y revelan mucho de la personalidad de nuestros hijos. De la confianza que cojan en esos primeros contactos con el agua en casa, dependerá mucho su actitud frente a piscinas, ríos y playas.

También debemos distinguir entre el baño higiénico y relajante, y el baño estimulante. Ambos son importantes para que el pequeño establezca una relación positiva con el agua, pero en tanto el primero es tranquilo y promueve el relax del niño; el segundo se basa en juegos y ejercicios para potenciar la actividad acuática.

Jugar con los pequeños a chapotear y hacer burbujas en la bañera o enseñarles a respirar correctamente, pidiéndoles que cojan aire por la nariz y lo expulsen por la boca; son ejercicios básicos de prenatación que les vendrán muy bien posteriormente, cuando tomen sus primeras clases.

 

baño diario

 

Para ellos será un juego, pero estarán practicando una respiración fundamental para aprender a nadar. Un poco más tarde, cuando dominen la técnica, les podemos enseñar a meter la cabeza bajo el agua. ¡Y todo esto sin salir de casa!

En la piscina: perder el miedo al agua

A partir de los tres o cuatro meses los bebés pueden bañarse en la piscina. Y a partir de los seis, comienzan a perder los reflejos al agua con los que nacen. Por eso es recomendable que su primer contacto con la piscina sea justo en este periodo intermedio. Si el pequeño tiene más de cuatro meses, su sistema inmunológico ya se habrá fortalecido bastante por lo que (consultando siempre antes a su pediatra), podemos aprovechar para familiarizarles con una piscina.

Pero paso a paso… Tras la bañera, el siguiente paso lógico es enseñar a los niños una piscina. Al principio, puede que les imponga un poco… ¡Es una masa de agua mucho mayor que la bañera de casa! El primero objetivo es que le pierdan el miedo. Si el primer contacto del bebé con el agua de la piscina es junto a sus padres, sentirá confianza y seguridad.

 

¿Cómo aprender a nadar en la piscina?

Empezaremos bañándonos en donde no cubre. Si se trata de una piscina infantil, tanto mejor. Cuando el niño ya es más mayor, debemos asegurarnos de que empieza en una zona en donde hace pie. Esto le ofrecerá seguridad. Uno de los principales problemas de los niños al aprender a nadar es el miedo a hundirse. Si sabe que puede apoyar los pies, el miedo desaparecerá.

Después jugaremos con ellos a chapotear y a hacer burbujas, una actividad con la que se sienten familiarizados ya que la hemos practicado anteriormente en casa. Una vez que ya se divirtió con el juego de las burbujas, es hora de dar un paso más. Podemos pedirles que al hacer las burbujas, metan la cara en el agua. Así les enseñaremos a meter la cabeza en el agua.

 

 

Bastará un segundo y la primera vez les sorprenderá, pero al ver que las burbujas siguen saliendo y que no les ocurre nada, perderán el miedo. Poco a poco, intentaremos que metan toda la cabeza en el agua utilizando el mismo juego. Si se asusta por el ascenso de las burbujas por la nariz, podemos pedirles que lo intenten con la cabeza ladeada.

Cuando el peque domine y disfrute con estas actividades, le enseñaremos a flotar. Todo esto son ejercicios de prenatación, ya que hasta los tres años los niños no tienen el desarrollo motor adecuado para hacer movimientos de natación, pero sí para aprender a defenderse en el medio acuático y a disfrutar de él, siempre bajo supervisión.

Enseñar a flotar antes que nadar

Flotar y chapotear, además de divertirles mucho, reporta muchos beneficios a nuestros hijos. Además de favorecer su desarrollo psicomotor, ganará confianza en sí mismo al comprobar que se defiende en el agua. Enseñar a flotar es importante porque, antes de aprender a nadar, debemos asegurarnos de que en caso de caída accidental, el pequeño sabe darse la vuelta en el agua solo y ponerse boca arriba.

Para ello les enseñaremos primero a mover las piernas sujetándoles con la mano por la barriga y ayudándoles a mantenerse en horizontal, de forma perpendicular al suelo de la piscina. Los niños tienden a hundir las piernas y el cuerpo al principio, por eso chapotear es básico para enseñarles cómo mantener a flote la cabeza.

Después, enseñaremos a coordinar los dos ejercicios anteriores: el de las burbujas y el movimiento de piernas. De esta forma los pequeños sabrán respirar acompasadamente mientras se mantienen a flote en el agua. Para ello les sujetaremos por las axilas y les pediremos que hagan burbujas mientras mueven las piernas. También podemos sostenerles por el estómago mientras ellos chapotean.

 

¿Cuándo podrá nadar solo?

Cuando ya tenga confianza en sí mismo y esté practicando burbujas y movimiento de piernas, le soltaremos unos segundos para que se de cuenta de que puede hacerlo solo. No aprenderá de inmediato, ni tampoco en un solo día. Hay que tener paciencia y a practicar a diario o tanto como se pueda.

Cuando coordine movimiento y respiración, le pediremos que se tumbe sobre nuestro brazo con la cabeza en dirección a la superficie del agua. Sin soltarle, le ayudaremos a girar sobre sí mismo hasta quedarse boca arriba en el agua. Practicaremos con ellos tanto como sea necesario, respetando sus deseos y su necesidad de descanso, hasta que sean capaces de hacerlo solos.

Es muy importante que nunca les engañemos dentro del agua diciéndoles, por ejemplo, que no les vamos a soltar y después soltándoles por sorpresa. Si pierden la confianza en nosotros, en un medio en el que todavía se sienten inseguros, no valdrá de nada lo anteriormente aprendido. Tampoco debemos enfadarnos con ellos si sienten miedo o se muestran torpes, eso les haría sentir mal y les restaría seguridad.

Disfrutar en la playa con niños, con seguridad ante todo

En la playa se imponen medidas de seguridad mucho más férreas. Manejarse bien dentro de una masa de agua salada, con el vaivén de las olas, la resaca y las corrientes, requiere un nivel de maestría que los niños no alcanzarán hasta llegar a la edad adulta.

Por ello, es conveniente insistirles (y no dar por hecho que van a recordar siempre lo que les decimos) sobre lo necesario que es que nunca se alejen de la toalla ni de nosotros, que no se acerquen a la orilla solos y que no se suelten nunca de nuestra mano cuando estemos en la playa. ¡Y cuidado con las siestas al sol! Los más peques pueden gatear hasta acabar solos en la orilla.

 

Aprende cómo elegir la mejor protección solar, prevenir las picaduras, hidratar, bañar, vestir y alimentar a tu peque en los meses más cálidos del año con el Seminario Online “Prepárate para el verano”

 

En la piscina, mientras estamos nosotros con ellos, podemos prescindir de elementos flotatorios como el chaleco (sobre todo cuando practicamos los ejercicios con ellos), en la playa son absolutamente necesarios. Pero ojo, porque los flotadores y manguitos están desaconsejados.

El oleaje puede hacernos perder el equilibrio incluso a nosotros, y no es conveniente que soltemos ni un solo instante a nuestros pequeños durante el baño ni que nos introduzcamos mar adentro. Con los más peques, siempre permaneceremos en zonas donde hagamos pie y el agua no supere nuestra cintura. Así, si una ola nos arrastra, no conseguirá meternos en zona profunda.

Bajo nuestra supervisión, los pequeños pueden jugar con la arena, disfrutar de las olas en la orilla de la playa, jugar a saltarlas y hasta darse sus primeros chapuzones en el mar. Ellos mismos se darán cuenta de que, aunque muy divertido, es también mucho más difícil controlar los movimientos.

 

Autor/a

¿Te interesa todo lo relacionado con Seguridad Infantil?

Te regalamos UNA SEMANA GRATIS de TRIBU CSC.

El lugar donde podrás descubrir todo lo que necesitas saber sobre Seguridad Infantil y muchos otros temas que te ayudarán en la crianza de tu hijo/a.

Únete ahora a la Tribu CSC, podrás disfrutar de mas de 120 cursos para padres y madres, 16 profesionales que resuelven tus dudas las 24h y muchísimo contenido exclusivo.

Todo un mes GRATIS. ¡SIN PERMANENCIA!

Responsable: CRIAR CON SENTIDO COMÚN S.L. NIF B67460709, Carretera Rellinars 56 de Terrassa (08225) Barcelona. [email protected]. Finalidad: Gestión de la relación con los clientes y el alta del usuario al boletín de noticias. Legitimación: Consentimiento del interesado. Destinatarios: The Rocket Science Group LLC d / b / a Mailchimp, para la gestion del mailing en el newsletter. Derechos: Acceder, rectificar y suprimir los datos, así́ como otros derechos, como se explica en la información adicional. Información adicional: Puede consultar la información adicional y detallada sobre Protección de Datos en nuestra web https://www.criarconsentidocomun.com/politica-de-privacidad/

3 comentarios en "Cómo enseñar a los niños a que disfruten con prudencia en el agua"

  1. Yo apunté a mi hijo de dos años a clases de supervivencia en el agua. Fue un gran error, lo tiraban una y otra vez al agua para que aprendiera a subir y quedarse flotando. Lloraba constantemente por lo que al final le sacamos de las clases. Ha pasado ya un año y sigo sin poder lavarle la cabeza del pánico que le da.

    • Hola María, tu intención era lógica. No fue un error. El error fue de las personas que consideraron que un buen método para ayudar a un niño era enseñarle de esa manera. Por suerte hay profesionales mucho más pacientes y respetuosos con los niños y el agua.
      Un abrazo!

  2. ¡Totalmente de acuerdo con lo comentado en el post! La hora del baño es muy importante para los más peques y los padres. Además de cuidar su higiene, reforzamos el vínculo con nuestros hijos. Por ello, para que perciba como una actividad positiva, nosotros recomendamos utilizar artículos como juguetes que refuercen esta idea. ¡Un saludo!

Responder a Armando Bastida Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

ÚNETE A LA TRIBU CSC
(1 semana de prueba gratis)
 

Síguenos en las Redes

Visit Us On FacebookVisit Us On InstagramVisit Us On TwitterVisit Us On Youtube