9 Consejos para mantener la mente de los niños activa durante las vacaciones

Con el fin de las clases, muchos peques dejan olvidados los libros y las obligaciones del día a día, a pesar de que es fundamental seguir haciendo trabajar al cerebro en cualquier época del año. ¿Cómo activar la mente de niños y niñas en vacaciones?

¿Cómo activar la mente de los niños y niñas en vacaciones?

Las vacaciones traen consigo una relajación de las rutinas familiares. Con la ausencia de clases, desaparece la obligación de madrugar y, con ella, los horarios del resto del día. 24 horas que pueden hacerse especialmente largas con los peques en casa si, además, los adultos tienen que trabajar.

¿Se puede entretener a los peques sin pantallas? La realidad es que sí, a pesar de que muchas veces sea el recurso fácil para mantener distraídos un rato a niños y niñas. Además, estimular y ejercitar el cerebro de los niños y niñas durante las vacaciones es fundamental para su desarrollo.

No solo eso, al hacerlo, la vuelta al cole les será también algo más fácil. No en vano, los expertos advierten de que durante el periodo estival disminuyen de forma “notable” las habilidades de aprendizaje debido a la falta de actividad. Así, el estudio “Collaborative for Student Growth” elaborado por NWEA, revela que en los cursos de primaria, las habilidades matemáticas disminuyen durante las vacaciones de verano para el 70-78% de los estudiantes, mientras que las habilidades de lectura descienden para el 62-73%.

Eso sí, es importante explicarles que las vacaciones no son solo para descansar y hay formas divertidas de mantener el cerebro despierto y ocupado. Así, hay multitud de actividades para estimular y activar la mente de los niños y niñas en vacaciones. Y no solo hay que reforzar lo que ya hacen y saben, sino que también es una oportunidad fantástica para realizar otro tipo de actividades que no realizan durante el curso escolar, activando así otras partes del cerebro.

• Deporte. El ejercicio físico tiene importantes beneficios no solo para el cuerpo, también para la mente. Así, tiene efectos en el funcionamiento cognitivo, concretamente en la atención y en la memoria. Si los peques ya hacían deporte antes de las vacaciones, es una buena forma de mantener la rutina y si no, es un buen momento para iniciarlos en un hábito saludable. Se puede aprovechar el verano para nadar en la playa o la piscina al aire libre o hacer senderismo por la montaña.
• Jugar. El juego es el lenguaje natural de la infancia. Les sirve para entender y comunicarse con el mundo que les rodea. Por tanto, es una necesidad de los peques que variará según su edad. A partir de los 3 años preferirán actividades relacionadas con el juego simbólico; y si ya tienen 4-5 pueden iniciarse en los juegos de mesa. Hay de todo tipo y cada uno de ellos ayudará a una función diferente: aprender los turnos de juego, estrategia, lógica, de desarrollo del lenguaje… ¡Hay para todos los gustos y edades!

• Los rompecabezas, crucigramas o sudokus ayudan a mantener la mente alerta y despierta, mejoran los conocimientos matemáticos y mejoran la memoria.
• Manualidades. Los peques tienen una imaginación sin límites, así que, en vez de dirigir su juego, podemos dejarles libertad para que ellos mismos lo desarrollen. Y una forma magnífica de hacerlo es con las manualidades. A través de la pintura o la plastilina expresan emociones o sentimientos. Pero esto no significa dejarlos jugar solos: debemos estar siempre disponibles para facilitar el juego.
• Cuentos. Los cuentos son una maravillosa herramienta para ayudar a los peques a entender el mundo que les rodea. Y para establecer el hábito de la lectura, nada mejor que empezar a hacerlo juntos. Por ejemplo, leyendo un cuento cada noche antes de dormir. Además, podemos animarlos a empezar a escribir pequeñas historias en las que puedan dar rienda suelta a su imaginación.
• Invítalos a resolver situaciones del día a día. Pueden ayudarnos a escoger las frutas adivinando los colores: “Necesitamos manzanas verdes: ¿Cuáles son?”. Pueden pagar la compra del pan y comprobar que la vuelta sea correcta. Así les ayudaremos a desarrollar el concepto lógico-matemático.

• Cocinar. A los peques les encanta meterse en la cocina y ayudarnos a cocinar. Es más, tareas tan cotidianas como batir huevos o amasar el pan son fantásticas para el desarrollo de la motricidad fina. También ejercitarán la mente al desarrollar el pensamiento matemático o buscar, leer y tratar de memorizar recetas. Pero, además de compartir un rato divertido juntos mientras preparamos la comida, aprenderán más sobre alimentación saludable.

• Actividades al aire libre. La naturaleza ofrece múltiples posibilidades para desarrollar la atención o la percepción. Así, podemos aprovechar una excursión al bosque para aprender más sobre las diferentes flores o los frutos comestibles. Y si son muy peques, podemos recurrir a actividades sencillas y tradicionales como el veo-veo para que vayan nombrando las cosas que ven a su paso.
• Aburrirse. La mente necesita tiempo de descanso para poder ponerse a funcionar de nuevo por si misma. Por ello, cuando nos aburrimos damos rienda suelta a la imaginación y a la creatividad. Si estamos realizando actividades organizadas, tenemos la mente ocupada, pero no favorecemos el pensamiento propio.

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