La paternidad “reduce” el cerebro masculino

Un nuevo estudio investigó la forma en la que la paternidad cambia el cerebro y encontró una reducción de la materia gris del cerebro en padres primerizos. Se trata de adaptaciones necesarias para interactuar mejor con el bebé.

Que la maternidad cambia el cerebro de las madres es algo que ya se ha constatado en diferentes estudios y que se debe en parte a la liberación de hormonas durante el embarazo. Pero, ¿qué pasa con el cerebro de los padres al cuidado de un hijo?  Un nuevo estudio publicado en la revista científica “Cerebral Cortex” muestra una reducción del volumen cortical en las redes visuales y de modo predeterminado.

Cambios en el cerebro de los nuevos padres

Los hallazgos sobre cómo la maternidad cambia el cerebro de las mamás llevó a los científicos a preguntarse qué sucede en el cerebro si alguien se convierte en papá.

La investigación se centró precisamente en esta cuestión. En el estudio, el equipo de investigación liderado por la científica española Magdalena Martínez-García utilizó imágenes de resonancia magnética (IRM) para investigar los cambios cerebrales en los padres primerizos.

 

 

Los científicos escanearon los cerebros de 20 padres primerizos en Barcelona, ​antes de los embarazos de sus parejas y dos meses después del nacimiento de sus hijos. Como grupo de control, 17 hombres sin hijos y sin planes de ser padres fueron escaneados en puntos de tiempo similares a los utilizados para escanear a los nuevos papás. Además, los investigadores también escanearon otra cohorte de 20 padres primerizos en Los Ángeles, California, para ver qué resultados son particularmente estables entre padres de diferentes países.

El cerebro de los padres primerizos se contrae después de nacer sus hijos

El estudio mostró un resultado sorprendente: la paternidad se asoció con una reducción de aproximadamente el 1% de la corteza cerebral. Para los hombres sin hijos, en cambio, no se detectaron diferencias en el volumen general de la corteza cerebral entre las dos sesiones de escaneo.

Después de este hallazgo los científicos analizaron qué redes específicas en el cerebro cambiaron en la paternidad. Los resultados de dos redes se replicaron tanto en la muestra española como en la estadounidense: la red visual y la denominada red de modo predeterminado mostraron reducciones de volumen en los padres primerizos.

 

 

Pero ¿cuál es el papel de estas redes en el contexto de la crianza? Los científicos señalaron que la red de modo predeterminado puede ser relevante para la llamada “mentalización” necesaria, por ejemplo, para reflejar e interpretar el comportamiento del bebé recién nacido. Por otra parte, la red visual es relevante para reconocer al bebé.

La contracción en ciertas regiones, al contrario de lo que parece, es positiva

Aunque por lo general una reducción de las regiones del cerebro puede estar asociada con la degeneración del cerebro (como en el caso de la demencia, por ejemplo), los científicos señalan claramente que es poco probable que los cambios cerebrales observados en su estudio sean negativos.

Más bien al contrario, los investigadores detallan que se trata de un refinamiento que potencia la conexión con el bebé. En definitiva, los padres primerizos no pierden capacidades, sino que se enfocan mejor en las que son realmente necesarias para cuidar de su descendencia.

 

 

El cerebro humano es un órgano altamente plástico y su estructura puede cambiar cuando cambia nuestra vida, incluso en la edad adulta, dependiendo de lo que aprendemos o experimentamos. Por ejemplo, la adolescencia también se asocia con la eliminación de sinapsis redundantes en el cerebro, lo que se refleja en el desarrollo cognitivo y emocional de la pubertad.

En resumen, nuestro cerebro cambia para ayudarnos a adaptarnos a los cambios. Por lo tanto, una reducción en el volumen cerebral de los nuevos papás puede estar relacionada con una mejora en la función. Durante la paternidad, el cerebro optimiza las redes relevantes para el cuidado de los niños.

De hecho, el estudio revela que tener un hijo cambia las redes neuronales relacionadas con la empatía, la atención y el sistema visual, una modificación adaptativa que permite una conexión más fuerte entre los progenitores y sus vástagos.

No tan pronunciado como en las madres

Si hasta ahora no se había dado importancia a estos cambios cerebrales, es porque la plasticidad neuronal de las madres está mucho más pronunciada. En ellas intervienen factores hormonales que provocan cambios en regiones cerebrales vinculadas a las emociones.

Los padres primerizos no tienen ese tipo de modificaciones. De hecho, aún no se sabe con exactitud cuáles son ni a qué se deben aunque, en conjunto, el estudio muestra claramente que la paternidad cambia el cerebro.

 

 

La investigación sobre las madres ha demostrado que tener un primer hijo es un periodo de la vida que se asocia con una mayor plasticidad neuronal.

La maternidad se ha asociado con cambios en muchas áreas del cerebro que se han caracterizado como parte de la “red de crianza”, que es relevante para identificar lo que un bebé quiere y necesita para poder tomar las medidas adecuadas.

Es decir, el cerebro de los progenitores se adapta a las nuevas circunstancias de vida del cuidado de un recién nacido. Si quieres más información o necesitas asesoramiento profesional, en la Tribu CSC puedes consultar online a nuestro equipo de expertos/as en crianza respetuosa.