Calzado infantil de verano: Claves para elegir bien y no perjudicar el desarrollo de los peques

Los podólogos infantiles desaconsejan sandalias de dedo, chanclas y zuecos; y advierten de las consecuencias de su uso en bebés y niños pequeños: su uso prolongado puede dañar los pies y la columna de los niños

Aunque en verano los escaparates de las tiendas se llenen de atractivos diseños de chanclas, zuecos y sandalias de dedo para bebés y niños pequeños, el calzado infantil de verano debe seguir siendo adecuado para los peques, proteger su pie y no perjudicar su desarrollo ni entorpecer la marcha.

Es lógico que su calzado, como el nuestro, cambie según la época del año (en verano, por ejemplo, son más fresquitos), pero siempre deberíamos escoger zapatos que cuiden la salud de sus pies, especialmente importante durante la infancia.

Cuanto más tiempo descalzos, mejor

El verano es una época fantástica del año para descalzarse en diversas superficies. A los niños les encanta caminar descalzos y, según los expertos, también es lo más beneficioso para ellos siempre que lo hagan siempre que sea posible y no haya peligro en ello.

¿Cuándo es recomendable que los niños usen zapatos? La podóloga infantil de la Tribu CSC, Belinda Basilio, señala en este artículo, que “no debemos calzar al bebé hasta que empiece a caminar y siempre con calzado que simule el ir descalzo“. Los bebés que no caminan no necesitan zapatos, incide la experta.

 

Calzado infantil de verano: Cuál es mejor y cómo elegirlo

 

Asimismo, Basilio subraya la importancia de cuidar el pie durante la etapa infantil ya que los pies de bebés y niños son pies “en construcción” y en “formación”, que hay que “mimar y tratar con dulzura para que crezcan sanos y se conviertan en pies adultos”.

“Lo primero es no calzar al peque si no camina, hay un estudio de hace unos cuantos años que me encanta. Habla de bebés descalzos, bebés más inteligentes. Aunque le pese a las abuelas –lo digo por propia experiencia, y reciente, además–. El pie, hasta aproximadamente los 9 meses, tiene mucha más sensibilidad que las manos, por ejemplo. Dejémoslo libre”, explica la especialista.

Pero es muy importante no caminar descalzos por superficies que podrían dañar el pie de los más pequeños por resultar peligrosas o estar excesivamente calientes, como la arena de la playa más alejada de la orilla, suelos de piedra o asfalto, o incluso césped artificial.

También está desaconsejado hacerlo en espacios públicos (piscinas, vestuarios, parques infantiles…) pues el suelo está sucio y puede haber elementos cortantes o ser foco de bacterias, hongos e infecciones para los pies.

En su lugar, podemos ofrecer a los peques diversas texturas que estimulan el desarrollo de sus pies. Por ejemplo, “recurrir a alfombras multisensoriales, con diferentes texturas por las que camine el niño o la niña es ideal para el pie y su desarrollo”, explica Basilio.

 

Trucos para elegir bien la talla de zapatos de los niños

 

¿Cuál es entonces el mejor calzado para bebé en verano? Tal y como subraya la especialista, una vez que el bebé comienza a dar sus primeros pasos, hemos de escoger el calzado necesario y adaptado a cada etapa de su crecimiento y desarrollo, también en verano.

En cuanto a las recomendaciones de calzado para bebé, en el caso de los peques que empiezan a caminar, estos deben contar con un calzado ergonómico que les proteja el pie pero que no limite sus movimientos para su correcto desarrollo psicomotriz. Debemos elegir siempre zapatos ligeros y muy flexibles, que no sujeten su tobillo para no entorpecer su movilidad.

A medida que los niños y niñas van creciendo, debemos seguir priorizando la flexibilidad de los materiales y la ergonomía de los diseños para que sus pies pueda moverse siempre libremente.

Asimismo, Basilio ofrece otras claves a tener en cuenta a la hora de elegir el calzado infantil de verano o de cualquier otra época del año, como que no ha de tener piezas por dentro del zapato, ni ninguna elevación. Además:

La suela debe ser dura, pero a la vez flexible y fina. Transpirable y que cierre con velcro o cremallera, para que sea fácil de colocar. La horma tiene que ser recta. Y que no tengan contenciones en la zona del talón, ni contrafuertes, remarca la podóloga infantil.

 

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Errores frecuentes a la hora de escoger calzado infantil de verano

Los podólogos recuerdan que es frecuente que las madres y los padres cometan algunos errores a la hora de escoger el calzado infantil de verano, lo que perjudica la salud de los pies de sus hijos. Los especialistas en salud y desarrollo infantil destacan los errores más frecuentes que cometen los adultos a la hora de calzar a los niños:

  • Intentar calzar a los niños con el mismo estilo de zapatos que los adultos. Los pies de los más pequeños y de los adultos son “completamente distintos” –señala Basilio– “Son pies en construcción, en formación, que hay que mimar y tratar con dulzura para que crezcan sanos y se conviertan en pies adultos”.
  • Elegir diseños con suelas extremadamente gruesas o extremadamente finas, que no protegen la planta del pie de cristales o piedras en la calle. Los especialistas señalan como ideal zapatos sin ‘drop’ (que no sea el tacón más alto que la punta), con suela amortiguada y de unos 2 centímetros de altura.
  • Heredar calzado que ha sido utilizado por otros niños. El uso de zapatos heredados en los niños puede provocar problemas podológicos en sus pies a medio y largo plazo, por lo que está completamente desaconsejado por los especialistas en salud infantil. Cada niño/a tiene una forma de caminar única que deja una “huella” de desgaste en el zapato y puede condicionar el desarrollo del pie y la marcha del siguiente peque que hereda el mismo calzado.
  • Utilizar un calzado que no sujete bien el pie del niño o inmovilice su tobillo.
  • Elegir calzado inadecuado verano (chancletas, chanclas o sandalias de dedo, zuecos, suelas muy finas, calzado con punta abierta u otros zapatos de goma o tela que no protegen ni sujetan bien los pies de los menores) o en invierno (botas de goma, suelas muy gruesas, botines que impiden que el tobillo articule adecuadamente, zapatos con contrafuerte, calzado con costuras que lastiman los pies de los pequeños, mecanismos de cierre complicados, materiales que no transpiran o son poco flexibles, etc.).

 

Calzado infantil de verano: Cuál es mejor y cómo elegirlo

 

¿Qué puede provocar un calzado inadecuado?

¿Cómo afecta el calzado a los niños? El uso de un calzado inadecuado en la infancia puede generar problemas en la edad adulta. Desviaciones tendinosas y óseas, pies planos o cavos, dedos en garra o juanetes, son solo algunas de las patologías más frecuentes.

Pero además, llevar un zapato inadecuado también puede ocasionar problemas en la edad infantil como uñas encarnadas (“es mejor no cortar en exceso las uñas de los pies de los niños”, remarca Belinda Basilio), alteraciones por un talla inadecuada, papilomas plantares, o desviaciones tendinosas y óseas que pueden causar en el futuro deformidades en los pies o en los dedos debido a un incorrecto desarrollo en la época de crecimiento.

Pisar mal puede influir en el resto del cuerpo, desde un dolor de rodilla, cadera, espalda, cabeza… El ser humano necesita caminar con la vista ‘mirando al horizonte’; si pisa mal, se pueden descompensar otras estructuras y causar dolor o deformidades a otros niveles, no solo en el pie, subraya Basilio.

Las principales consecuencias de un calzado inadecuado en las edades tempranas son traumatismos, caídas frecuentes, dificultad para caminar o alteración de la marcha, así como problemas en el desarrollo del pie. Además, si existe alguna patología o alteración de la marcha que no haya sido aún diagnosticada, se puede agravar.

Calzado infantil de verano: Cuál es mejor y cómo elegirlo

Los podólogos advierten que, en el caso de peques muy pequeñitos que aún no hablen o tengan dificultad para expresarse, es frecuente ver que no quieren andar o se tocan el pie con frecuencia. Según los especialistas, este gesto es común cuando tienen dificultad para quejarse, pero sienten molestias al caminar.

“Los niños están en movimiento continuamente, juegan, saltan, corren… y necesitan unos zapatos que sigan el movimiento del pie y lo protejan“, sostiene Pilar Nieto, presidenta del Colegio de Podólogos de la Comunidad Valenciana.

Qué modelos NO son buenos para ellos

Zapatillas de tela con plataforma, calzado de suela excesivamente fina, chancletas, chanclas o sandalias de dedo, zuecos, zapatos de goma con la punta abierta… Aunque todos estos modelos son frecuentes en los meses de verano, los expertos apuntan a que este tipo de calzado provoca ademanes inadecuados en el pie y los dedos que interfieren en el proceso de la marcha, pudiendo ocasionar lesiones en pie, tobillos y piel.

Por este motivo, su uso está desaconsejado en niños pequeños por lo menos hasta los 5 años y debería ser muy puntual en niños más mayores, destinándolo exclusivamente a los momentos de playa o piscina, para evitar lesiones, quemaduras y hongos en los pies.

 

Calzado infantil de verano: Cuál es mejor y cómo elegirlo

 

Para lograr el mayor confort, seguridad y salud del pie es fundamental el tipo de sujeción del calzado infantil de verano. En este sentido, los expertos aconsejan elegir calzado con velcros, hebillas o cordones (en el caso de los más mayores) pues son los mecanismos de cierre que mejor sujetan el calzado en niños. Las bailarinas, merceditas, mocasines, sandalias de dedo, chanclas y zuecos deberían evitarse siempre.

En concreto, el uso prolongado de chanclas y zuecos de goma perjudica seriamente la salud y el desarrollo de nuestros hijos.

El uso prolongado de chanclas y zuecos de goma puede dañar los pies y la columna de los niños

Aunque son frecuentes en los modelos de verano de las zapaterías infantiles, las sandalias o chanclas de dedo no son un calzado adecuado para bebés y niños pequeños. Tampoco las chanclas de banda horizontal ni los zuecos tipo crocs.

Este calzado infantil de verano no está recomendado en niños pequeños y en niños mayores se debe hacer un uso muy puntual, ya que puede interferir en la forma de caminar y dañar los pies, la columna, la cadera o las rodillas.

Los expertos inciden en que su uso abusivo tiene potenciales riesgos para la salud y puede acarrear problemas, afectando no sólo a la forma de caminar de nuestros peques, sino también a sus pies, columna, cadera o rodillas.

¿El motivo? Son tipos de calzado infantil de verano que ejerce una presión excesiva en los dedos, que son los que deben sujetar la chancla para que no se salga al caminar, pudiendo llegar a lastimar el espacio interdigital.

 

 

Además, al ser un tipo de calzado que se sale fácilmente del pie (incluso aunque lleve en el talón una goma trasera de contención), los peques podría sufrir accidentes y caídas, especialmente cuando están comenzando a caminar o si aún no tiene dominada la marcha.

Asimismo, aumentan el riesgo de que los peques sufran lesiones (como quemaduras, heridas, rozaduras o se claven un cuerpo extraño en los pies –astillas, pinchos, púas, piedras, cristales, pelos de animales–) o cojan infecciones.

En el caso de bebés que no caminan, gatean ni se bajan de la sillita o el portabebés, el uso de chanclas tampoco estaría indicado (en realidad, como hemos visto, no estaría indicado ningún tipo de calzado). Ni siquiera como “elemento decorativo”, pues el pie debe crecer sin topes que alteren su desarrollo.

En definitiva, en esta época del año lo más saludable y cómodo para los bebés y niños pequeños es que estén descalzos siempre que sea posible y no suponga peligro; y cuando utilicen calzado es preciso escoger zapatos que respeten la fisionomía de su pie, de materiales transpirables (que les ayuden a combatir el calor y la humedad de la sudoración) y flexibles (para proporcionarles movilidad y comodidad) y con diseños que les proporcionen sujeción y estabilidad sin aprisionar los tobillos.

Los problemas que acarrea el uso prolongado de chanclas y zuecos

A medida que el niño crezca y sus pies vayan desarrollándose, puede utilizar este tipo de calzado aunque siempre de forma muy puntual, que los expertos alertan de que el abuso de chanclas, zuecos de goma o sandalias de dedo, o calzado excesivamente plano en verano puede provocar diversas patologías:

Se modifica la forma de caminar

Las chanclas no llevan ningún tipo de sujeción, por lo que al caminar con ellas tensamos los dedos y hacemos fuerza para levantar el calzado y mantenerlo en su sitio en cada paso que damos. Esto origina una gran tensión en todo el pie y una falta de amortiguación en el talón.

 

Calzado infantil de verano

 

A su vez, la tensión de los dedos puede ocasionar ampollas y dedos en garra, y la falta de sujeción adecuada altera la forma y el ritmo de caminar lo que, a largo plazo, puede provocar problemas en espalda y rodillas.

Para que un niño o una niña pequeños pueda caminar, correr, saltar y jugar de forma continua y correcta, el calzado infantil debe recoger el pie y no salirse con facilidad. El calzado que no se sujeta bien provoca “gestos” inadecuados en el pie y los dedos para evitar perderlo al caminar, saltar o correr. Ello interfiere en el proceso de la marcha y puede provocar lesiones en pie y tobillos.

Provoca fascitis plantar

Si al caminar generamos tensión y rigidez en la parte interior del talón, la fascia plantar se estira y se sobrecarga en exceso, provocando inflamación y dolor. Esta lesión en la fascia del pie se denomina fascitis plantar y es característica en el uso continuado de chanclas o zapatos totalmente planos.

Problemas en el tendón de Aquiles

Las tendinopatías del tendón de Aquiles son otra de las consecuencias comunes del abuso de este tipo de calzado infantil en verano. Como el pie no tiene ningún tipo de sujeción con chanclas, el talón queda totalmente desprotegido y el tendón puede sobrecargarse, doler e incluso puede llegar a romperse, provocando asimismo molestias y tensión en los gemelos, las rodillas e incluso las caderas y las vértebras.

Hongos y otras infecciones dermatológicas

Con las chanclas los pies van casi completamente desnudos incluso en aquellos espacios en los que nunca andaríamos descalzos por precaución e higiene, quedando los pies expuestos a elementos ambientales de forma continua, provocando que la piel quede seca, áspera y agrietada; y favoreciendo la aparición de infecciones. Si talones empiezan a agrietarse, por las grietas y fisuras puede entrar el polvo y la suciedad de las calles, que son el caldo de cultivo perfecto para la entrada de gérmenes e infecciones en la piel.

Para evitarlo habría que mantener los pies siempre limpios, usar cremas hidratantes y cubrir las heridas abiertas para evitar que se infecten con la suciedad del suelo que levantamos al caminar. Al usar calzado infantil de verano abierto, los pies de nuestros peques quedan expuestos al contagio de hongos y verrugas plantares.

 

Calzado infantil de verano: Cuál es mejor y cómo elegirlo

 

Estas últimas están provocadas por el virus del papiloma humano y provoca pequeñas lesiones que pueden confundirse fácilmente con durezas o callos cuando en realidad se trata de una infección vírica muy contagiosa y que afecta, mayoritariamente, a niños y adolescentes, que a su vez, al llevársela a casa, alcanza a los bebés y los adultos.

Las infecciones víricas proliferan en zonas húmedas como duchas, vestuarios, gimnasios o piscinas públicas. Para evitar el contagio se aconseja el uso de chanclas que hagan de barrera entre el pie descalzo y el suelo, pero si el niño usa chanclas habitualmente queda más expuesto a infectarse también en otros entornos.

Asimismo, si se ducha o se moja los pies con las chanclas puestas, después es importante secar bien las chanclas, el pie y los espacios entre los dedos para evitar la aparición de hongos, otra de las patologías más típicas del verano.

Los hongos en los pies provocan picor y son muy molestos. Para prevenirlos lo mejor es utilizar un calzado que sea transpirable para controlar la sudoración y evitar el exceso de humedad que favorece su aparición.

En este caso también es muy importante secarse muy bien los pies después de cada baño o ducha, sobre todo en la zona interdigital. Así evitamos el exceso de humedad en las zonas donde los hongos tienden a proliferar.

Quemaduras, ampollas, roces y heridas

Aunque este es un punto muy importante a destacar, muchas veces pasa desapercibido: con las chanclas los pies quedan totalmente expuestos al sol y son más susceptibles de sufrir quemaduras (por ejemplo, en los empeines). Por eso, es muy importante que cuando nuestros peques usen chanclas  protejamos previamente la piel de sus pies con una crema solar de factor alto.

 

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Otras consecuencias del uso continuo de chanclas o sandalias en verano es la aparición de ampollas, rozaduras, grietas y heridas. Para evitarlo, es importante hidratar la piel de los pies de los peques a diario con cremas con un porcentaje de urea entre un 10- 20%.

Esguinces de tobillo y otros accidentes

La nula sujeción que ofrecen las chanclas y los zuecos  de goma nos hace más propensos a padecer esguinces de tobillo y caídas o tropiezos que pueden acabar en esguinces o incluso fracturas. Esto sucede sobre todo en niños, cuyo caminar es tanto más inestable cuanto más pequeños son, y además salta, corren y juegan constantemente sin preocuparse de si llevan o no el calzado más adecuado para cada actividad.

Además, al llevar los dedos al aire, quedan más expuestos a golpes y pisotones, traumatismos, heridas e incluso lesiones en las uñas. Los especialistas destacan que las lesiones más frecuentes que encontramos son de tipo traumático, destacando especialmente las erosiones y heridas entre los dedos que sujetan la tira de la chancla, y las lesiones en el dorso y la planta del pie por perder el calzado. También son habituales esguinces de tobillo por mal apoyo y lesiones en las extremidades por caídas.

¿Y qué le pongo entonces para ir a la piscina?

¿Qué zapatos se usan en verano? En el caso de bebés y niños muy pequeños que aún no caminan no es necesario ningún calzado especial para ir a la playa o a la piscina. Pueden ir descalzos o en calcetines finos, con la precaución de no soltarles sobre la arena, el asfalto o el césped caliente para que no se quemen. De la sombrilla al agua pueden ir en brazos de papá o mamá y podemos ponerles un calcetín de verano si queremos proteger sus pies del sol o el fresquito las noches menos cálidas, en el cochecito, la sillita o el portabebés.

En cuanto al uso de chanclas en niños mayores, estas se pueden utilizar de forma puntual y en determinadas situaciones en las que, de hecho, ayudan a prevenir otros problemas en los pies típicos de esta época del año (quemaduras por pisar un suelo excesivamente caliente, hongos y otras infecciones, etc.). Es decir, la pauta sería usar chanclas y zuecos de goma solo cuando sea necesario y el mínimo tiempo posible.

 

Calzado infantil de verano

 

Además, existen alternativas mejores. Hay modelos de calzado infantil de verano con sujeción con velcro, suelas de grosor adecuado y materiales transpirables y flexibles, cuyos diseños que no dejan el talón ni la puntera de los pies de los niños al aire y cuyas hormas son amplias y cómodas. Este tipo de calzado no limita tanto la actividad que los niños pueden hacer con ellos ni el tiempo que tienen que usarlos.

Calzado infantil de verano: Cuál es el mejor calzado para niños en verano

Los especialistas recomiendan que el zapato sea cómodo, flexible y estable, sin costuras interiores, que evite desviaciones en el talón pero sin que el contrafuerte sea excesivamente rígido, con puntera –flexible–, y abrochado por debajo del tobillo con velcro o un sistema que permita llevar el pie sujeto pero regularlo según la necesidad, lo que además da a los peques la autonomía necesaria para poderse poner y quitar los zapatos ellos solitos.

Atendiendo a estos consejos, el mejor calzado infantil de verano sería aquel que:

  • Se adapte correctamente al pie del niño a cada edad.
  • Le proporcione ligereza, comodidad, estabilidad y firmeza.
  • Le permita moverse (no solo andar, sino también doblar el pie, correr, saltar y jugar) sin alteraciones en la marcha ni rigidez en los dedos o el tobillo.
  • Evite el exceso de sudor permitiendo a la piel respirar gracias a materiales transpirables.
  • Que sea justo de su talla, ni más ni menos. Por muy tentador que sea aprovechar el calzado de un año para otro o apurar el tiempo de un zapato que ya le quedó pequeño al niño “porque total, solo lo va a usar un par de veces para bajar a la piscina…”. Llevar un calzado de talla inadecuada puede perjudicar seriamente la salud y el desarrollo de los pies de nuestros hijos.

 

Calzado infantil de verano

 

Además, debemos tener en cuenta la ocasión y el tipo de actividad que vaya a hacer el niño para adaptar su calzado a cada situación. Así, su calzado podrían ser:

  • Sandalias de paseo confeccionadas en piel que sujeten el pie y cubran talón y punta.
  • Sandalias deportivas con suela robusta y agarre firme especialmente diseñadas para caminar o hacer senderismo.
  • Zapatillas de deporte que permitan al pie transpirar (como suelen ser los modelos ideados para hacer running, también disponibles en tallas infantiles).
  • Para la playa y la piscina se podrán utilizar sandalias o zuecos de goma tipo crocs, si no encontramos otra alternativa mejor –que las hay–, pero exclusivamente para este uso. En cuanto al material, aunque el calzado de goma resulta perfecto para evitar quemarse con la arena o el suelo, resbalarse con el agua o contagiarse de infecciones; hay materiales más amables diseñados también para el agua en tiendas especializadas.
  • Si el peque utiliza calcetines, estos deben estar confeccionados en algodón 100% y ajustarse bien al pie, para evitar el exceso de sudor y el mal olor aparejado.

En cualquier caso, el calzado debe ser flexible para proporcionar una movilidad completa de las articulaciones del pie permitiendo la adaptación a las irregularidades del terreno y permitiendo el correcto desarrollo de la musculatura y la marcha.

Por este motivo, incluso en el caso de utilizar zuecos o chanclas, los especialistas recomiendan que lleven siempre algún tipo de sujeción con velcros o gomas que recojan el pie del niño. Si recurrimos al uso puntual de zuecos hay que tener cuidado con las imitaciones, ya que en muchas ocasiones el éxito de un producto radica, sobre todo, en la calidad de su material de fabricación. Las imitaciones utilizan plásticos o gomas por lo general impiden la transpiración del pie, provocan que este sude y se escurra y todo ello puede provocar lesiones, ampollas y rozaduras.

 

Calzado infantil de verano

 

A la hora de elegir entre zuecos o chanclas (sean estas de banda o con tira para el dedo), se debe tener en cuenta que los zuecos aportan algo más de protección al pie, especialmente en los dedos y el dorso, pero siguen teniendo el inconveniente de que no tienen sujeción y el niño se descalza muy fácilmente al correr o saltar.

Una manera de evitarlo es elegir modelos que sujeten el talón con una goma o banda con velcro, así como teniendo en cuenta que la copa del talón sea profunda para proporcionar cierta sujeción al pie por su parte posterior.

En resumen, hay que buscar equilibrio entre comodidad y protección, especialmente cuando hace mucho calor, pero sin olvidarnos de que el pie del niño en crecimiento es frágil y debemos cuidarlo y protegerlo. Si quieres más información o necesitas asesoramiento profesional para elegir los zapatos de tus peques o consultar alguna duda sobre el desarrollo de su marcha, en la Tribu CSC puedes consultar online a nuestro equipo de expertos/as en salud materno-infantil y crianza respetuosa. Entre ellos/as se encuentra la podóloga infantil, Belinda Basilio.

Revisa sus pies con frecuencia

En verano los pies sufren especialmente, también los de los peques, por lo que debemos revisar los pies de los niños con frecuencia. Simplemente por el mero hecho de caminar descalzos o con calzados semiabiertos, la piel de sus pies se seca con mucha más facilidad. Por ello, es muy importante la hidratación diaria de la piel de los pies de los peques.

También debemos vigilar que sus pies estén siempre secos para evitar la aparición de hongos, que es una patología muy característica del verano. Para ello, cuando los peques salgan de la piscina o la ducha hay que secar muy bien sus pies –sobre todo entre los dedos– y calcarles con zapatos transpirables, según lo recomendado.

 

Calzado infantil de verano

 

Asimismo, deberemos revisar con frecuencia las uñas. En verano son frecuentes los uñeros o uñas encarnadas (que además pueden agravarse si los peques juegan descalzos, chutan pelotas o practican juegos de impacto sin estar calzados), así como las infecciones, lesiones y traumatismos provocados al caer sobre el dedo un objeto pesado o sufrir un pisotón.

 

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